Los japoneses hacen frente a los cortes de energía que comienza a sufrir el país
- Las conexiones telefónicas y los ferrocarriles no funcionan correctamente
- Comienzan los cortes de luz rotatorios por la parada nuclear
- El Gobierno ha anunciado que usará reservas de petróleo para tres días
- Un español, Ricardo Duyos, logró huir de la devastada Sendai
El terremoto y las alertas nucleares posteriores han dejado a los japoneses si un elemento esencial en su vida cotidiana, que les ha hecho famosos en todo el mundo: su tecnología.
Muchas líneas telefónicas están cortadas, los móviles no tienen cobertura o están colapsados. Se prevé que más de 100 líneas de trenes de cercanías estarán cortadas, total o parcialmente, este lunes en la zona metropolitana de Tokio.
Las centrales nucleares están paradas y la de Fukushima, donde se han producido dos explosiones, es difícil que vuelva a estar en servicio. Casi 2 millones de personas están sin electricidad en la zona más afectada por el seísmo.
La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha comenzado los apagones rotatorios para ahorrar energía. La televisión japonesa NHK ha mostrado vistas aéreas de la prefectura de Ibaraki, al norte de la ciudad, que estaba a oscuras salvo por las luces de los coches.
El Gobierno nipón va usar 1.26 millones de kilolitros de petróleo de reservas privadas para garantizar la demanda energética durante tres días.
Japón tiene reservas estatales para 113 dias, mientras que el sector privado acumula crudo para 85 días.
Testimonios de los españoles
Los españoles que residen en Japón son testigos de estos problemas.
José Manuel Segura dice en Twitter: "Sigo sin poder hacer llamadas en la mayoría de los casos, tres días después". Y añade: "Si no fuera porque las conexiones de datos funcionan relativamente bien (Skype etc), no se qué haría".
Héctor Galván (@kirai), comenta que "nos esperan parones de electricidad controlados en diferentes áreas de Tokio".
Jessica Delaney ha llegado de turismo a la capital nipona y se sorprende del civismo de los japoneses.
"El ambiente que se percibe es de tranquilidad, la gente local va a trabajar con normalidad y en los sitios de ocio, como bares, cafeterias, restaurantes y centros comerciales se pueder ver gente, aunque hay algunos locales cerrados, sobre todo en el barrio 'electrónico' de Akihabara", explica por e-mail a RTVE.es.
"Los ascensores estan cerrados por precaución y hay colas de gente comprando pilas en distintos establecimientos", añade Jessica.
Alcanzar el aeropuerto se ha convertido en tarea difícil o cuando menos cara. "El Narita Express, un tren especial que lleva al aeropuerto de Narita y también los autobuses no funcionan. La única forma de llegar es con un taxi, con un precio que ha ascendido hasta los 25000 yenes, que al cambio son unos 218 euros", ha asegurado.
En el corazón del seísmo
En el mismo corazón del terremoto, en la devastada ciudad de Sendai, se encontraba Ricardo Duyos, un ingeniero español, el pasado viernes cuando la tierra tembló.
"Tardé cos o tres segundos en saber que no era un terremoto normal" sino uno que provocaría un "desastre de magnitudes increíbles", ha declarado a la agencia Efe, tras conseguir salir huyendo de la zona junto a su amigo Gorka, otro español que vivía en la zona.
Pese al mal estado de las carreteras y las restricciones en el suministro de gasolina, viajaron en taxi los 300 kilómetros que separan Sendai de Osaka y este martes ambos jóvenes volarán a China camino de España, donde piensan llegar en la madrugada del miércoles.
Ingeniero químico por la universidad de Valladolid, Duyos, de 28 años, trabaja desde hace dos años en Japón con Araca Incorporated, una empresa norteamericana en el diseño y desarrollo de nuevos procesadores para la industria microelectrónica.
Duyos cuenta que el pasado viernes se encontraba trabajando en la cuarta planta de su edificio cuando "todo empezó a temblar" y sus compañeros empezaron a gritar: "todos fuera de las salas".
“29 terremotos en las últimas 24 horas, ahí es nada!“
Un día antes del mayor terremoto que se recuerda en Japón, escribió en su página de Facebook: "29 terremotos en las últimas 24 horas, ahí es nada!"
Salvado por 7 kilómetros
El siguiente mensaje, un escueto "estoy bien", no llegó hasta el sábado cuando -un día después del temblor de tierra de 8,9 en la escala Ritcher y el posterior tsunami que arrasó la ciudad de Sendai- Duyos pudo volver a acceder a Internet a través de su teléfono móvil.
Salvado por los 7 kilómetros que separan su oficina del mar, Duyos salió "corriendo, agarrado a las puertas y con todo el edificio bailando", pero sin sufrir daños.
"Estamos en la zona más alta de la ciudad y solo ha habido derrumbamiento de muros, pero se veía que el mar ha entrado unos kilómetros y que ha desaparecido un bosque", explicó.
Tras pasar una noche en casa de un compañero sin calefacción y sin comunicaciones de ningún tipo, Duyos salió a pie a buscar a sus amigos y consiguió restablecer contacto con sus familiares y amigos por email.
Asegura que "al principio era optimista" y pensaba quedarse, pero la falta de información sobre la situación en las centrales nucleares, las presiones de la embajada y su familia, y la certeza de que "aquí no se va a poder trabajar en unas semanas", le han convencido para regresar a España por ahora.