Un dinosaurio angoleño, el último superviviente de los saurópodos primitivos
- Su cuerpo quedó fosilizado hace 90 millones de años en un desierto africano
- Lleva el nombre de un gigante angoleño de leyenda, Angolatitan adamastor
- Junto al dinosaurio se han hallado restos de muchos animales marinos
Especie relicta
Hay especies que son muy abundantes durante largo tiempo y habitan muchísimos lugares del planeta. En un momento dado, las condiciones de su entorno cambian y su diseño evolutivo deja de ser el óptimo para sobrevivir. Así, evolucionan hacia otras formas más adecuadas y se diversifican. Van desapareciendo hasta que algunas poblaciones quedan confinadas a un pequeño territorio. Se convierten en las denominadas formas relictas de una especie, como el dinosaurio 'Angolatitan adamastor'. En la actualidad también hay casos, como el tuátara, un reptil que fue muy abundante en la Era Mesozoica, hace unos 200 millones de años, y hoy solo vive en pequeñas islas de Nueva Zelanda.
Era una reliquia viviente. El resto de los dinosaurios de su tipo se habían extinguido. Él seguía vivo en un desierto del sur del continente africano.
La suerte ha querido que su cuerpo quedara fosilizado hace 90 millones de años en África y que un equipo internacional de paleontólogos del Proyecto PaleoAngola lo haya descubierto.
"Fue uno de los días más felices de mi vida", asegura a RTVE.es el portugués Octávio Mateus de la Universidad Nova de Lisboa en relación al día que halló los fósiles en mayo de 2005.
Encontró los restos de una pata delantera. El ejemplar debió medir 13 metros de longitud y pertenece a un linaje de saurópodos primitivos que habían desaparecido por aquella época, no se sabe a ciencia cierta por qué.
Los habían sustituido otros dinos de su familia, los gigantescos titanosaúridos. "Es como si un dientes de sable viviera hoy en día", comenta Mateus.
Una especie desconocida
La especie es nueva para la ciencia y los científicos la han bautizado como Angolatitan adamastor, que quiere decir 'gigante angoleño adamastor'. Este último término hace referencia a un gigante mitológico que según la leyenda aterrorizaba a los marineros portugueses.
Los paleontólogos no esperaban hallar ningún dinosaurio en su excavación situada a 70 kilómetros al norte de Luanda. Buscaban animales acuáticos.
“Las posibilidades de encontrar dinosaurios terrestres eran bajas porque los sedimentos eran marinos“
"Fuimos a este lugar porque en los años 60 se habían hallado restos de mosasaurios, unos reptiles marinos que vivieron con los dinosaurios. Las posibilidades de encontrar dinosaurios terrestres era muy baja porque los sedimentos eran marinos y los dinosaurios vivían en tierra firme", explica Mateus.
El dinosaurio debió ser arrastrado hasta las aguas después de muerto. "No sabemos cómo murió el dinosaurio exactamente", reconoce Mateus que
también trabaja en el Museo de Lourinhã.
Preguntado, se atreve a aventurar que el paisaje en tierra firme por aquel entonces debió ser muy árido y parecido a la actual costa de los Esqueletos de Namibia, uno de los lugares más inhóspitos y secos que existen.
Junto al dinosaurio se han hallado restos de muchos animales marinos prehistóricos como el cráneo de una nueva especie de tortuga -la Angolachelys mbaxi-, dos mosasaurios –el Angolasaurus y el Tylosaurus-, plesiosaurios raros, varios tipos de tiburones, rayas, amonites y bivalvos.
Es posible que se dieran un festín con el inesperado cadáver de uno de los últimos supervivientes de una especie terrestre.