"Gambatte": el esfuerzo por el bien común japonés
- Entre los japoneses predomina el sentimiento de dar lo mejor de cada uno
- Los habitantes viven con la resignación y el espíritu de afrontar la reconstrucción
- El 21%, partidario de la construcción de nuevas centrales nucleares
Tras el terremoto, la crisis que se está produciendo en algunas prefecturas del norte de Japón es vivida por sus habitantes con resignación y con el espíritu de afrontar, de nuevo, la reconstrucción del país. Los japoneses aceptan y asimilan lo ocurrido.
Este sentimiento de dar lo mejor de cada uno para hacer una mejor sociedad fue lo que logró que un Japón destruido después de la Segunda Guerra Mundial se convirtiera en pocas décadas en uno de los principales motores económicos mundiales. Sin perder sus creencias ni su tradición.
Takeshi Taniguchi es un periodista japonés residente en Tokio que se ha vuelto muy popular estos días al informar en español de lo que está sucediendo en Japón a través de su cuenta en Twitter. Vía correo electrónico, Taniguchi comenta que esa pasión por esforzarse, por la lealtad a la sociedad, la denominada cultura del Gambaru se realiza en general de forma intensa y sin hacer ostentación de ella.
De hecho, es una de las razones por las que hay muchos suicidios en Japón. "Los japoneses 'gambatean' pero no lo cuentan, aunque estén sufriendo", cuenta. Y finalmente, la presión les vence. Según Taniguchi, no todos los japoneses tienen el mismo sentimiento frente a esta crisis, pero opina que "estamos en un momento muy importante de la historia japonesa".
Por ahora, los japoneses afectados por el terremoto hacen todo lo posible por sobrevivir mientras el resto se informa sobre qué puede hacer para ayudar a las zonas dañadas y hacer frente a la situación que viven, desde la escasez de alimentos y agua hasta el miedo a lo que pueda ocurrir en el futuro.
De este espíritu de solidaridad están impregnados todos los mensajes del gobierno, personificados en la figura de Yukio Edano, el jefe de Gabinete del Gobierno de Japón. Edano -que para esta crisis ha cambiado el traje por un atuendo de trabajador- pide, entre otras cosas, a los japoneses del sur que piensen en poder alojar temporalmente en sus casas a algunos de sus vecinos del norte que lo han perdido todo.
Los japoneses no están acostumbrados a oír la voz del emperador. Sin embargo, en menos de una semana, el Emperador Akihito ha dado dos mensajes por televisión. El último, un mensaje televisado por la cadena NHK, ha sorprendido bastante a los japoneses.
Comenta Taniguchi que "les recordó a las palabras del Emperador Hirohito al final de la Segunda Guerra Mundial". Un mensaje que recalcó el espíritu luchador y optimista de un pueblo destrozado.
Sociedad
Uno de los comportamientos que más han sorprendido a occidente ha sido que no han llegado informaciones de saqueos o histeria colectiva. Las imágenes distribuidas por las agencias internacionales muestran a los japoneses perfectamente ordenados en colas al estilo militar esperando su ración de alimentos o de una manta para cobijarse en pabellones deportivos.
Sin embargo, Taniguchi cree que sí se están produciendo pequeños saqueos en la zona de Sendai, aunque cree que no llegarán a los medios. "Un buen amigo me contó hace años que un amigo suyo robó mucha ropa de marca después de terremoto de Kobe (1995)". Estas historias nunca salieron a la luz.
Los japoneses esperan poder superar pronto esta crisis para comenzar la tarea de reconstrucción, una situación que recuerda a la vivida después del terremoto de Kobe. En aquella ocasión, se tardaron solo cinco años en realojar a las 46.000 familias que se quedaron sin hogar.
Taniguchi recuerda que "muchas personas tuvieron que alojarse durante esos años en viviendas instaladas provisionalmente, conocidas como 'Kasetsu Jutaku'". Volvieron a sus casas como si nada hubiese ocurrido... aparentemente. Aunque siempre les quedará el mal recuerdo en sus mentes.
Energía Nuclear
Japón es el único país del mundo que ha sufrido dos bombas nucleares en su territorio. Sin embargo, son pocos los japoneses que relacionan las bombas nucleares con las centrales.
A mediados de los años setenta se comenzaron a construir las primeras centrales y reactores nucleares en el país. Desde entonces, varios accidentes importantes se han producido en varias plantas. Nadie parece recordarlas.
Tampoco el gobierno japonés ha puesto empeño en aprender de estos accidentes. En 1991, se produjo un accidente nuclear en Japón en la planta de Mihama, prefectura de Fukui. Explotó un tubo de vapor de un reactor nuclear y se filtraron 55 toneladas de agua radiactiva.
La penúltima ocurrió en julio de 2007, en la planta nuclear de Kashiwazaki, donde se produjeron fugas radioactivas al mar y aire después de un terremoto. Tras este tipo de accidentes, los índices de aceptación de la energía nuclear cae en las regiones donde se producen.
Un ejemplo fue el accidente ocurrido en 1999 en la central nuclear ubicada en la región de Tokaimura después de que murieran tres personas y unas 400 se expusieran a pequeñas dosis de radiación.
Según un estudio internacional (pdf) realizado por la OCDE en 2010 sobre la opinión pública respecto a la energía nuclear, el 21% de los japoneses es partidario de la construcción de nuevas centrales nucleares mientras un 61% quiere mantener las plantas que ya existen en funcionamiento.
A pesar del accidente de Chernóbil en 1986, el número de japoneses que apoya este tipo de energía ha crecido un 10% en las dos últimas décadas.
Concluye el estudio afirmando que las encuestas indican que la opinión pública en Japón está a favor de la energía nuclear. Seguramente no ven otra alternativa para abastecer a tantos millones de personas.
TEPCO (Tokyo Electric Power Company), la compañía eléctrica encargada de la central nuclear Fukushima 1, no da muchas explicaciones en sus ruedas de prensa, limitándose en la mayor parte de las declaraciones a pedir disculpas a la sociedad por el daño que están causando.
Seis días después del terremoto, han abierto una cuenta en Twitter en cuya "bio" vuelven a pedir disculpas. Su ambiguas respuestas han desesperado hasta a la propia prensa japonesa que en algunos artículos denuncia la limitada información por parte de la empresa y del propio gobierno japonés. Sin embargo, la población no parece cuestionarles y se conforma con la disculpa.
Historias como la contratación de mendigos para limpiar las centrales nucleares no suelen aparecer en los medios.
Está por ver si después de la crisis de Fukushima 1, la sociedad japonesa presiona para que se revise toda la política respecto a la energía nuclear en el país. Sin embargo, comenta Taniguchi, TEPCO y otras compañías de energía invierten mucho dinero en publicidad en medios impresos, radio y televisión con páginas enteras con mensajes tipo "la energía nuclear es muy segura y el único camino para Japón, un país que no tiene recursos naturales como el petróleo".
De ahí que los japoneses confíen en TEPCO.
Extranjeros en Japón
Mientras parte de la comunidad de extranjeros residentes en Tokio abandona la ciudad hacia el sur o hacía sus países de origen, los japoneses continúan en sus puestos de trabajo y acudiendo cada día a cumplir con su jornada laboral.
En algunos casos, las empresas o clientes han presionado a sus trabajadores para que acudan a su trabajo. "Si puedes coger el tren, puedes venir a trabajar", comentaba una amiga tokiota hace unos días por teléfono sobre una conversación mantenida con su jefe. Por otro lado, un cliente suplicaba a su proveedor "no abandonarlo en estos momentos tan críticos".
Entender la sociedad japonesa con ojos de occidental no es fácil. Requiere años de vivir en el país y de conocer su idioma, historia y cultura.
Muchos españoles se han acercado a Japón a través de los ojos de otros compatriotas que viven en el país y cuentan sus vivencias a través de los blogs. Son a través de estos españoles como muchos usuarios de Twitter se enteraron desde el primer instante de lo que estaba ocurriendo en el país.
José Manuel Segura, "Un gaton nipón" es un español residente en Tokio que comenta por correo electrónico que la situación en Tokio es de tranquilidad. "Hay trenes con horario más holgado, pero mucha gente va al trabajo. A veces es difícil encontrar cosas como leche según la zona, pero hay comida variada sin problemas. Todos los restaurantes están abiertos como siempre".
En la misma línea opina Taniguchi, "hay cierta normalidad en casi todas las tiendas. Sin embargo, en centros de electrónica, por ejemplo, están casi agotadas baterías recargables, radios portátiles, cocinas portátiles de gas y linternas". Algunos españoles que se han ido fuera de Tokio han tomado esta decisión para tranquilizar a sus familias, nerviosas por las informaciones que obtienen por medios españoles.
Según José Manuel, la mayoría de los japoneses que conoce que se ha movido de Tokio lo han hecho arrastrados por sus parejas extranjeras. "El 95% de los japoneses que conozco están trabajando, como siempre", afirma.
Los japoneses muestran su "gambare" especialmente en los peores momentos, y así hacen posibles los milagros. Solo necesitan un poco de tiempo. Taniguchi pensaba irse esta semana de vacaciones a Osaka, su ciudad natal, pero ha preferido permanecer en Tokio. "Decidí quedarme porque quería mostrar que Tokio es seguro". De los que se han ido, algunos dicen que ya echan de menos su ciudad.
*Antonio Delgado es periodista y bloguero que vive en Suiza pero tiene familia en Japón y pasa allí temporadas