El ministro alemán de Finanzas considera innecesario un debate sobre el fondo de rescate
- Para Schäuble, puede despertar la impresión de que hay países en peligro
- En Portada lo entrevistó para el reportaje La nueva Alemania y Europa
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, recibió a un equipo de En Portada el pasado 7 de febrero de 2011 en Berlín. Tuvimos apenas diez minutos reales y muy intensos para entrevistarle, porque su agenda era más que apretada esos días de negociaciones a todas las bandas para tomar decisiones sobre el euro y sacarlo de la crisis. No era mi primera entrevista con él. Durante mi época como corresponsal en Berlín, conversé con él en varias ocasiones sobre distintos temas. Hablar con este hombre amable, y eminencia gris de la CDU, siempre es interesante y también todo un reto.
-Sr. Ministro, ¿cuáles son los instrumentos necesarios para mantener estable la eurozona? ¿Son la solución un pacto por la competitividad o un gobierno económico?
“Una unión monetaria funciona de forma más estable cuanto más fuerte hagamos frente a las diferencias demasiado grandes en competitividad“
-Creo que sí. Tenemos tres elementos: uno es que tenemos que hacer algo más eficiente el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Las propuestas se decidieron en el Consejo Europeo de octubre y ahora tienen que ser ejecutadas. En segundo lugar, tenemos que hacer frente a la diferente potencia económica, a la competitividad, y para eso necesitamos una decisión personal en competitividad -como la llamamos-, de forma que la mejoremos y trabajemos en ello, y que nos ayudemos mútuamente con acuerdos para realizar las reformas estructurales necesarias.
Esto es en interés de todos, y lo que está claro es que una unión monetaria funciona de forma más estable cuanto más fuerte hagamos frente a las diferencias demasiado grandes en competitividad. Lo tercero es que tenemos que elaborar a medio plazo –a corto plazo ya hemos decidido las reglas y las hemos llevado a cabo- el mecanismo de asistencia para cuando un país tiene dificultades, de forma que dejemos claro que el euro sigue siendo una moneda estable y que los inversores financieros en todo el mundo pueden confiar en que la inversión a largo plazo en la eurozona, en el euro, es segura.
-¿Han fallado los fundamentos de la moneda única?
-Cuando se creó el euro, el peligro de contagio, que ahora hemos visto, no se daba de esta manera. A través de la evolución de la tecnología de las comunicaciones en los últimos años, hemos experimentado una globalización, una creación de redes internacionales, cuyo alcance no nos pudimos imaginar antes, hasta que lo vimos en la crisis financiera y bancaria de 2008.
“Cada país ha de obligarse a tomar a tiempo las medidas de emergencia necesarias para que no seamos todos infectados“
Y así, a principios del pasado año, de la crisis de un país relativamente pequeño -Grecia sólo supone el 2,4% de la potencia económica total de la eurozona, no tiene un tamaño tan enorme-, surgió una crisis de confianza en el euro. Este peligro de contagio no lo previmos entonces, creo que tampoco podíamos haberlo previsto, y de eso debemos sacar las consecuencias necesarias: es decir, que cada país ha de obligarse a tomar a tiempo las medidas de emergencia necesarias para que no seamos todos infectados.
-¿Cómo va a terminar el debate sobre el fondo de rescate? ¿Se ampliará?
-No hay ninguna necesidad de ese debate. A medio plazo se hablará sobre qué haremos sobre el mecanismo de estabilización europeo a partir de 2013, pero, ahora, para lo que es el actual, no hay necesidad. Ahora, para Irlanda, no hemos utilizado ni un 10% de lo que se dispone. Quien ahora encabece ese debate despierta la impresión de que hay otros países que están en peligro y, dado que el peligro no existe, tampoco hay ninguna necesidad de semejante debate. Al contrario, es más perjudicial para los países afectados.
-¿Debemos perseguir una política económica y social común?
-Tenemos que hacerlo, ya que disponemos de una moneda común. Deberíamos ponernos un poco mejor de acuerdo en la política social y económica, porque, si no, las diferencias son demasiado grandes.
Sobre esto hay acuerdo, pero naturalmente, por otro lado, nosotros no queremos -nadie quiere, el pueblo español no, el pueblo alemán tampoco, y la mayoría de los otros, tampoco-, nadie quiere traspasar todas las competencias a Europa. Queremos hacer juntos en Europa lo que se puede hacer mejor juntos, pero queremos conservar nuestras características especiales, que tenemos debido a una larga tradición civilizadora y cultural, no queremos renunciar a ella. Y España y Alemania tienen diferentes costumbres, experiencias y eso enriquece a Europa. Esta diferencia no debe ser abolida.
-¿Ha pasado ya lo peor de la crisis?
-Creo que tenemos que ser siempre cuidadosos, estamos en el buen camino. Tenemos que llevar a la práctica las medidas que hemos acordado. Hemos de reducir consecuentemente los déficits, cada país tiene que hacer lo que le corresponde, estamos en el camino, la mayoría de los miembros lo harán.
España, Alemania, Francia, estamos en el camino de llevar a la práctica aquello a lo que nos hemos comprometido. Y, para mejorar nuestra competitividad, necesitamos un mecanismo viable a largo plazo, pero, en general, estamos en el buen camino y parece que, mientras, los mercados financieros han restituido su confianza en el euro, ya que de forma significativa en las últimas semanas han estado relajados.
-¿Están el euro y Europa en peligro? ¿Tiene sentido hablar de un retorno al marco alemán?
-No, eso no tiene sentido, es también una verdadera tontería. Esto viene porque los miembros del mercado de otras partes del mundo no entienden bien lo que hacemos en Europa. No construimos una superestrella europea. Mantenemos las competencias de las naciones, se trata de grandes y orgullosas naciones, con una gran experiencia cultural y civilizadora, pero hacemos juntos lo que tenemos que hacer juntos, es decir: creamos una nueva forma de gobernanza europea o internacional. Es algo nuevo, y sobre todo lo nuevo siempre se duda de si va a poder funcionar; pero el modelo europeo funciona, es una gran esperanza para el siglo XXI más allá de Europa.
-¿Ha habido fallos de comunicación por parte de la clase política en esta crisis?
-Siempre se habla mucho, y no siempre con mucha sustancia, esto es parte de la libertad, de la democracia. Sobre eso no hace falta volverse demasiado loco. Los gobiernos y parlamentos responsables, tanto en España como en Alemania, no han tenido ni la más mínima duda de que la Unión Europea va a continuar, ya que se trata de nuestro interés común.
Lo que ha ocurrido en el fondo es que habíamos infravalorado el peligro de contagio por la interacción global, pero ocurrió así en la crisis bancaria después de Lehman [Brothers] en 2008. Y, en la crisis del euro, hemos vivido, cómo de la crisis de un pequeño país ha surgido un peligro de contagio para toda la eurozona. Ahora ya hemos sacado las lecciones necesarias, estamos en el buen camino y por eso, tengo confianza. Y, por cierto, también las encuestas en Alemania muestran que la aprobación de la defensa del euro ha crecido durante la crisis del euro, no ha disminuido sino que ha aumentado.
-Alemania ha salido de la crisis antes y mejor que nadie, ¿cuáles son los secretos de la economía alemana? ¿Son los alemanes mejores que los demás?
-No somos mejores que los demás. También tuvimos problemas, pero sacamos relativamente bien las consecuencias. Por cierto, estuvimos más afectados que otros países por la crisis financiera y económica, tuvimos un retroceso del Producto Interior Bruto en 2009 del 4,7% y ya hemos recuperado una gran parte, pero no todo, seguimos por debajo del nivel de antes de la crisis. Estamos integrados en los mercados mundiales muy fuertemente, esto es una fortaleza de la economía alemana, pero también nos hace bastante dependientes de la evolución de las coyunturas mundiales.
No hay un secreto nacional de la economía alemana. Es una ventaja el que tengamos una fuerte diferenciación en el poderoso sector de la mediana empresa, no estamos concentrados en unas pocas industrias, esta podría ser una de las razones por las que España tiene ciertas dificultades.
Pero, por otro lado, todos tenemos que hacer las reformas estructurales necesarias, todos en Europa vivimos con un alto bienestar, con más seguridad social que la mayoría del resto de países del mundo. Esto sólo lo podemos financiar a largo plazo, teniendo en cuenta la evolución demográfica, si seguimos a la cabeza de la innovación. Tiene que ser un esfuerzo continuado.
-¿Sigue Alemania teniendo problemas con las cajas de ahorro?
-¡Y cómo! Todavía tenemos problemas con los Landesbanken [equivalentes a las cajas de ahorro]. Y en este sector, no sé quién tiene los mayores problemas y no se ha solucionado todo todavía, ni en Irlanda, ni en España, y tampoco en Alemania. Por eso, es bueno que queramos hacer un nuevo test de estrés, donde, de forma clara, queremos tensar a todos los bancos frente a todos los riesgos imaginables y extraer las consecuencias necesarias. Creo que se está en el buen camino de lo que acordamos en Basilea. Es un buen marco, pero el trabajo no está hecho y todavía hay mucho que hacer.
-Desde Alemania y desde el Gobierno de Berlín se ha hecho un llamamiento a que vengan al país trabajadores cualificados de España
-Bueno, lo puedo entender. Pero, por otro lado, estamos en un espacio económico común. Tenemos libertad de asentamiento y es también una oportunidad para la gente joven trabajar, no en su propio país, sino en otro.
Somos cada vez más europeos y por eso hemos dicho que, debido a una evolución económica relativamente buena, tenemos el problema de que en determinados campos nos falta personal cualificado. Sobre todo, tenemos una falta de jóvenes, que podemos cualificar a través de la formación.
Por desgracia, en España, el paro de los jóvenes es relativamente alto. Entonces, ¿por qué no podemos decir u ofrecer a jóvenes españoles que pueden ser formados -si lo desean- en Alemania, y luego trabajar unos años? De eso se beneficia Alemania, de eso se beneficia España. No tienen por qué quedarse eternamente en Alemania, puede ser un ir y venir. En cualquier caso, la generación joven será más fuertemente europea, más móvil y ahí reside una oportunidad para todos en Europa.