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Los aliados niegan querer derrocar a Gadafi ante la reunión de la ONU para tratar la intervención

  • EE.UU. insiste en que no es el objetivo y que no lo recoge la resolución
  • La ONU se reúne a petición de Libia para tratar la aplicación de la 1973
  • El papel de la OTAN sigue siendo una incógnita ante la división interna
  • La UE decide ampliar las sanciones contra el régimen

Más información Más información en nuestro especial sobre las revueltas árabes

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Desacuerdo sobre el alcance y el liderazgo de la guerra en Libia

"Esto no va de un cambio de régimen". Con estas palabras el portavoz de la Casa Blanca ha querido dejar claro que la operación militar lanzada contra Gadafi no quiere cambiar el Gobierno de Libia, unas palabras que han sido refrendadas por los responsables de los ejércitos de Estados Unidos, Francia y Reino Unido pese a haber atacado y destruido un edificio del complejo presidencial del líder libio en Trípoli este domingo.

Estas palabras coinciden con la convocatoria de una reunión en el Consejo de Seguridad de la ONU a petición de Libia para tratar la situación en ese país después de que el fin de semana se iniciara la intervención militar.

Reunión en la ONU

Los quince miembros del Consejo, presidido este mes por China, se reunirán a puerta cerrada a partir de las 20:00 a petición de Libia para discutir el desarrollo de los acontecimientos tras la aplicación de la resolución 1973 que autoriza tomar "todas las medidas necesarias" para proteger a la población civil libia.

Fuentes diplomáticas occidentales han informado de que en la reunión se analizará una carta enviada por el jefe de la diplomacia del régimen libio, Musa Kusa, "en la que se queja de la implementación de la resolución 1973", aprobada el jueves por el máximo órgano de seguridad con la abstención de China, Rusia, India, Brasil y Alemania.

Así las cosas, el jefe de las fuerzas armadas británicas, el general David Richards, ha subrayado en una entrevista a la BBC que Gadafi "absolutamente no es el objetivo porque no está permitido en la resolución de la ONU y no es algo que queramos discutir más adelante".

Las palabras de Richards venían a contradecir al ministro de Defensa británico, Liam Fox, que ha calificado a Muamar el Gadafi de "objetivo legítimo", lo que ha sido interpretado como indicación de que los bombardeos podían intentar acabar con la vida del líder libio.

Preguntado por esta posibilidad, el secretario de Defensa de EE.UU.,  Robert Gates, ha declarado que si se "añaden objetivos adicionales" a la  operación más allá del mandato expreso de la ONU "crearemos un problema".

Respecto al liderazgo de la operación, Gates ha sido explícito al anunciar que Estados Unidos espera "ceder la responsabilidad primaria" en "unos días", sin especificar a quien.

El papel de la OTAN

Esta afirmación puede sorprender a Turquía, uno de los miembros de la Alianza Atlántica, que esta mañana, por boca  de su ministro de Defensa, Vecdi Gonul, entendía precisamente lo contrario: que EE.UU. "estaba al mando".

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha dicho que su país establecerá "condiciones" a una posible implicación de la OTAN. "La Alianza debiera intervenir con el reconocimiento de que Libia pertenece a los libios y no para el reparto de los recursos y la riqueza de su subsuelo", ha advertido.

El paraguas de la OTAN puede condicionar además la implicación de los países árabes e islámicos. El propio Gates reconocía que existe "sensibilidad" por parte de la Liga Árabe, que prefiere no actuar bajo la bandera de la Alianza.

En la misma línea se ha pronunciado el ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, que ha subrayado que aún así la OTAN está preparada para dar su apoyo "en unos días" a la intervención, sin especificar cuál será su papel.

Críticas de la Liga Árabe

Después de alimentar el domingo las dudas sobre la operación militar, el secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa,  ha suavizado sus críticas y ha afirmado este lunes que "no hay conflicto" con la resolución 1973 de la ONU que ha dado el paraguas diplomático para iniciar la guerra contra Libia.

"La posición de la Liga Árabe sobre Libia - ha dicho - fue decisiva y  desde el primer momento la suspendimos como miembro. Después pedimos a  la ONU que estableciera una zona de exclusión aérea, respetamos la  resolución de la ONU y no hay conflicto con ella".

"Nos  preocupamos de que se proteja a los civiles, continuaremos trabajando en  eso. Pedimos a todo el mundo que lo tome en consideración en cualquier  acción militar", ha añadido Musa en rueda de prensa conjunta con el  secretario general de la ONU, Ban Ki Moon.

Un gobierno árabe que este martes ha mostrado su apoyo a la guerra contra Libia ha sido Irak.

"El gobierno iraquí apoya los esfuerzos internacionales para proteger  al pueblo libio", ha asegurado el portavoz del gabinete, Ali  al-Dabbagh.

Divisiones en Europa

Las palabras de Musa el domingo han servido al ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, para reafirmar su postura contraria a la guerra.

"Nosotros decidimos no participar, calculamos los riesgos. Tres días después la Liga Árabe ya ha critica la intervención", ha dicho Westerwelle desde Bruselas, donde asiste a la cumbre de la UE.

También Italia, que ha cedido sus bases militares en la operación, ha mostrado sus dudas. Franco Frattini espera ver que las operaciones "son conformes a la la aplicación de la resolución" de Naciones Unidas. "No debería haber una guerra en Libia, debe haber una aplicación plena de la resolución 1973", ha advertido Frattini.

Por su parte, el británico William Hague, cree que la intervención  militar no es "ni más ni menos" que en cumplimiento de la resolución  1973. Dicha resolución, según Hague, "pide un alto el fuego y el cese de  la violencia", para lo que "hace falta una medida por la que se produzca una retirada de la lucha".

Tampoco entre los socios europeos hay sintonía respecto a la implicación de la OTAN.

Si el italiano cree que "es hora de pasar de una 'coalición  de voluntarios' hacia un enfoque más coordinado por la Alianza", la ministra española, Trinidad Jiménez, ha declarado que "lo que más  sentido tiene" es que la operación siga liderada por la coalición que la  ha comenzado, dado que en ella participan también países árabes.