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La oposición yemení rechaza la última oferta del presidente y ve "decisivas" las próximas horas

  • El presidente advierte del peligro de una guerra civil
  • Un general desertor despliega blindados en la capital

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El presidente de Yemen, durante un encuentro con altos cargos de Defensa en Saná.
El presidente de Yemen, durante un encuentro con altos cargos de Defensa en Saná.

La oposición yemení ha rechazado la última oferta del presidente Ali Abdulá Saleh, que ha prometido renunciar a su cargo a finales de 2011 y abandonar el poder tras las elecciones de enero de 2012, y ha asegurado que "las próximas horas serán decisivas" para el futuro del país.

Los grupos opositores han respondido así a las declaraciones de Saleh, que ha advertido a sus altos mandos militares de que el país corre el riesgo de caer en una guerra civil a causa de la oleada de protestas y dimisiones que considera un "golpe de estado" contra su mando.

"Aquellos que quieren ascender al poder a través de golpes deberían saber que eso está fuera de cuestión. Nuestra tierra no será estable, habrá una guerra civil, una guerra sangrienta. Deberían considerar esto cuidadosamente", ha subrayado en un discurso ante comandantes de las fuerzas armadas.

"Cada dirigente tiene que asumir su responsabilidad en su zona para mantener la seguridad de la institución militar porque cualquier división se reflejará negativamente en la estabilidad de la nación", ha subrayado.

Asimismo, ha insistido en que la institución militar es "estable" y debe respetar las leyes y la Constitución, un día después de el "número dos" del Ejército anunciase que se unía a los manifestantes que desde hace casi dos meses protestan contra Saleh.

Blindados en Saná

Este militar, el general Ali Mohsen al-Ahmar, es el responsable militar de la zona del noroeste, que incluye a la capital del país, Saná.

Las unidades blindadas de este general se han desplegado en torno al Banco Central de Yemen, la sede del Congreso General del Pueblo (GPC, el partido en el poder) y otras instalaciones vitales en Saná.

Sin embargo, los tanques de la guardia presidencial, encabezada por el hijo del presidente, Ahmed Saleh, y las fuerzas especiales, al mando de su sobrino Tarek Saleh, tomaron posiciones alrededor del palacio presidencial.

El general al-Ahmar, antiguo aliado estrecho de Saleh, ha asegurado que solo desea presionar al presidente para que acepte un plan de la oposición para una transición pacífica, incluyendo su partida antes de finales de 2011.

Sin embargo, la mayoría de los manifestantes acampados en el centro de Saná rechazan esta idea y exigen la salida inmediata de Saleh, que hace caso omiso a estos llamamientos.

El influyente predicador religioso Abdel Majid Zindani, un antiguo aliado del presidente, ha sido más directo. "Sea valiente y tome su decisión" de abandonar el poder, ha declarado a la emisora catarí Al Yazira.

Llamamiento a los jóvenes

Saleh, que considera que tiene el apoyo de la "inmensa mayoría", ha declarado que "los oficiales y diplomáticos (que han desertado) están cayendo como hojas muertas."

Sobre los jóvenes que se manifiestan contra él, el presidente yemení ha advertido que "los jóvenes de la revolución son víctimas de fuerzas políticas antiguas, cuyo objetivo es el poder y después de que lleguen al poder, renunciarán".

"Los Hermanos Musulmanes no aceptan a los comunistas, los naseristas no aceptan a los Hermanos Musulmanes, ni los hutíes (rebeldes chiíes) aceptan a los Hermanos Musulmanes. Nadie acepta al otro. Cada uno tiene una agenda y todos quieren llegar al poder, y después de que lleguen ¿qué?", ha comentado Saleh.

El viernes pasado, Saleh impuso el estado de emergencia en todo el país, coincidiendo con una matanza en los alrededores de la Universidad de Saná que causó al menos 45 muertos y 270 heridos.

Yemen es escenario de protestas políticas contra el régimen de Saleh desde el pasado 27 de enero, aunque se intensificaron a mediados de febrero pasado.