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¿Ha muerto con Elizabeth Taylor el Hollywood dorado? De ninguna manera

  • Estrellas como Olivia de Havilland o Lauren Bacall son leyenda viva

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Kim Novak, Olivia de Havilland y Maureen O'Hara, tres de las divas que aún viven.
Kim Novak, Olivia de Havilland y Maureen O'Hara, tres de las divas que aún viven.

La noticia de la muerte de la actriz Elizabeth Taylor ha causado conmoción en todos los rincones del planeta y la prensa no dudó en titular destacando la muerte de "la última diva/estrella del Hollywood dorado". De hecho, si introducimos estos términos en Google, el resultado que arroja es más de 600 noticias con esas claves en el titular, y si lo hacemos introduciendo en inglés "last star", la cifra sube a más de 3.600 noticias.

Pero, como los periodistas tendemos a veces a exagerar, hoy nos preguntamos: ¿ha muerto realmente la última diva de Hollywood? Y la respuesta es un no rotundo.

A poco que nos detengamos un poco a repasar los mitos del Hollywood dorado, en este caso en el universo femenino, nos vienen a la cabeza unos cuantos nombres de estrellas que aún siguen vivas, aunque vivan retiradas desde hace años del calor de los focos: Olivia de Havilland, Lauren Bacall, Julie Andrews, Kim Novak, Maureen O'Hara, Shirley MacLaine, Debbie Reynolds, Joan Fontaine o Joanne Woodward son mitos de la época dorada de la industria del cine que cuando desaparezcan probablemente generarán titulares parecidos a los que ha dejado Liz Taylor.

Dos hermanas nonagenarias

La gran Olivia de Havilland (1916), a sus 94 años, fue una de las estrellas más rutilantes del Hollywoood de los años 40, década en la que logró los dos premios Oscar que tiene en su haber a mejor actriz, por Vida íntima de Julia Norris (1946), de Mitchell Leisen, y La heredera (1949), de William Wyler. En esos años también acaparó otras tres nominaciones por Nido de víboras (1948), Si no amaneciera (1941) y como mejor actriz de reparto por su inolvidable Melanie Hamilton de Lo que el viento se llevó (1939).

La actriz dejó apartado el cine para dedicarse a la emergente televisión en los años 60 y, tras algunos papeles a finales de los 70 y los 80 (Anastasia, 1986), ha vivido prácticamente recluida. Una de sus últimas apariciones fue en 2003 para presentar un premio en la 75 edición de los Oscar.

Cuando Olivia de Havilland en 1941 se quedó sin el Oscar fue porque se lo arrebató su hermana, la también viva a sus 93 años Joan Fontaine (su nombre real es Joan de Beauvoir de Havilland) por Sospecha, de Alfred Hitchcock. Cuando recogió el premio, Joan rechazó las felicitaciones de su hermana Olivia y a esa época se remonta la mala relación que aún mantienen 70 años después y que se dice que inspiró en 1962 a Robert Aldrich para la historia de ¿Qué fue de Baby Jane?, con Bette Davis y Joan Crawford.

Con un Oscar menos que su hermana, Joan Fontaine también fue nominada en otras dos ocasiones, también de la mano de Hitchcock en Rebeca (1940) y por La ninfa constante (1943), de Edmund Goulding. Siguió una carrera paralela a la de su hermana y, tras decrecer su fama en Hollywood en los 50, se decantó por el teatro y la televisión, a la que se dedicó hasta finales de los 80. Con un último trabajo en televisión en 1994 (Good King Wenceslas), vive prácticamente recluida en California.

También sigue viva a sus 90 años la que se vino a conocer como "La reina del Technicolor" por subelleza y sus reconocidas interpretaciones en el Hollywood dorado de los 40 y 50, Maureen O'Hara. Nacida en Irlanda, con 19 años se trasladó a la meca del cine, donde se convirtió, junto a John Wayne, en la pareja preferida de John Ford, con el que rodó clásicos como Qué verde era mi valle (1941), El hombre tranquilo (1952) y Río Grande (1950). En los 70 dedicidió dedicarse a la vida familiar, aunque en los 90 tuvo algunos papeles en cine y televisión, y en 2004 publicó su autobiografía, Ella misma.

Otros mitos vivientes

Un poco más jóvenes que las hermanas Havilland, son estrellas como Lauren Bacall, otra superviviente del cine clásico a sus 86 años. Con un Oscar honofírico a toda su carrera en su haber que recibió en 2009 y dos Globos de Oro, estuvo casada con otro de los grandes de Hollywood, Humphrey Bogart, desde 1945 a la muerte del actor en 1957, con el que compartió cartel en su primera película, Tener y no tener (1944), y en otras como Cayo Largo (1948). También ha protagonizado clásicos como Cómo casarse con un millonario (1953), con Marilyn Monroe, Escrito en el viento (1956), con Rock Hudson, y Harper (1966), con Paul Newman.

Tras la época dorada de Hollywood, Bacall espació sus trabajos, aunque ha seguido rodando hasta nuestros días. Su último trabajo en cine es The Walker (2007), de Paul Schrader, e incluso apareció en un episodio de Los Soprano en 2006.

En 1930 nació otra de las divas del Hollywood dorado y musa de Alfred Hitchcock, Tippi Hedren, de 81 años y madre de Melanie Griffith. La actriz estadounidense protagonizó películas míticas del genio británico como Los pájaros (1963), por la que ganó un Globo de Oro, y Marnie, la ladrona (1964), aunque al enfriarse su relación con el cineasta, éste intentó evitar que fueran contratada por otros productores. En 1967 participó en la última película de Charlie Chaplin, La condesa de Hong-Kong, y sigue en activo, con varias películas que actualmente están en post o pre-producción.

A punto de cumplir los 79 años, Debbie Reynolds fue una de las principales estrellas de la Metro-Goldwyn-Mayer. Protagonizó cintas míticas como Cantando bajo la lluvia (1952), junto a Gene Kelly y Donald O'Connor, y su papel en Molly Brown siempre a flote (1964) le proporcionó una candidatura al Oscar que no ganó. Reynolds, que en 1959 fue abandonada por su marido, Eddie Fisher, que se casó con Elizabeth Taylor, ha seguido apareciendo en películas y cantando hasta 2005 (Fingers Walking).

Otro de los sex symbol de la época dorada de Hollywood es Kim Novak, nacida en 1933. y a la que el estudio RKO le cambió su nombre real, Marylin, para evitar las comparaciones con la Monroe. Entre sus películas más memorables están Picnic (1955), El hombre del brazo de oro (1955) y Vértigo (1958) y, tras varios papeles en películas no demasiado buenas, tuvo un importante resurgir en los 80 en la exitosa serie televisiva Falcon Crest. Ahora vive retirada con su marido en un rancho de Oregon criando caballos y llamas.

Con 76 años y un Oscar (La fuerza del cariño, 1983), Shirley MacLaine debutó en el cine en 1955 con Alfred Hitchcokc en Pero... ¿quién mató a Harry? y luego protagonizó películas tan míticas como El apartamento (1960) e Irma la dulce (1963), ambas de Billy Wilder y junto a Jack Lemon. Ha seguido trabajando de forma continuada y en 2008 encarnó a Coco Chanel en una serie televisiva del mismo nombre.

Con 75 años, la inglesa Julie Andrews tiene en su haber un Oscar por Mary Poppins que le arrebató en 1964 a Debbie Reynolds, en el que fue el primer papel de esta actriz que comenzó su carrera profesional como cantante. Volvió a ser nominada al año siguiente con Sonrisas y lágrimas, la película que le lanzaría al estrellato hollywoodiense y a participar en títulos como Cortina rasgada (1966) o Víctor Victoria (1982), junto a su marido Blake Edwards, y a seguir en activo a día de hoy.

No se podía cerrar este capitulo de divas de Hollywood sin repasar la carrera de otro de los grandes nombres del estrellato, la italiana Sofía Loren, de 76 años. Sus trabajos con Vittorio de Sica y Marcello Mastronianni la lanzaron a la fama internacional y a ser una de las actrices más requeridas en el Hollywood de los 50, donde protagonizó títulos como Deseo bajo los olmos (1958) y Orgullo y pasión (1957), aunque el Oscar le llegó por una película italiana, Dos mujeres (1961), convirtiéndose en la primera intérprete en lograrlo con un papel no en inglés. La italiana recibió un Oscar honorífico en 1991 y sigue trabajando.