Portugal, ante la encrucijada de aceptar un rescate o pagar un alto precio en los mercados
- Lisboa debe devolver 9.000 millones de euros antes de junio
- Los préstamos que toma del mercado le cuestan cada vez más caros
El vacío de poder al que se enfrenta Portugal después de la dimisión de su primer ministro, el socialista José Sócrates, es la situación menos adecuada para afrontar la decisión más urgente que debe tomar el país: si necesita pedir ya ayuda financiera internacional para poder pagar sus deudas o si, por el contrario, puede continuar captando esos fondos en unos mercados que cada vez desconfían más de su capacidad de devolución y, por tanto, le exigen más y más rentabilidad para arriesgarse a comprar sus bonos.
Desde ahora hasta junio, Portugal tendrá que pagar más de 9.000 millones de euros por el vencimiento de obligaciones de deuda. Para hacer frente a esas devoluciones, el Tesoro luso tendrá que emitir más deuda pública.
Un coste cada vez mayor
Debido a la presión de los mercados, esas emisiones deberán colocarse con intereses mucho más elevados, es decir: el país comprometerá un pago mayor en el futuro, cuando venzan esos títulos, para poder conseguir liquidez de manera inmediata.
Ese mecanismo agravará un endeudamiento ya complicado. En 2010, Portugal emitió 51.128 millones de euros de deuda del Estado, un 30% más que en 2009 y un 56% más que en 2008.
Entonces, el rendimiento ofrecido por el Tesoro portugués todavía se situaba en torno al 4% o 5%. Pero desde finales de año, esas rentabilidades se han disparado para poder atraer a los inversores.
En el mercado secundario -donde las entidades financieras que han adquirido deuda pública directamente de los Estados compran y venden esos títulos-, la deuda de Portugal paga ya más de un 7% de interés, cuatro puntos por encima del bono alemán, utilizado como referencia en Europa.
Esas compraventas en el mercado secundario condicionan las emisiones de los Estados en el primario, con lo que si Lisboa sigue acudiendo a él para financiarse, irá acumulando más y más deuda con los inversores.
El rescate como alternativa... y como castigo
La alternativa es pedir ayuda exterior, es decir, recurrir al fondo de rescate articulado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Hasta ahora, esa posibilidad ha sido rechazada de plano por el Gobierno portugués, que lo considera una humillación ya que implicaría condicionar su política económica a las duras exigencias de Bruselas y los países donantes.
El presidente del Eurogrupo (reunión de los ministros de Economía de la Eurozona) estima que Portugal necesitaría unos 75.000 millones de euros para garantizar su solvencia ante los mercados. Según se ha diseñado el actual fondo de rescate (el bautizado como Mecanismo Europeo para la Estabilidad Financiera), la Unión Europea aportaría 50.000 millones y el FMI, 25.000 millones.
Si lo solicita, Portugal sería el tercer miembro de la Zona euro que necesita la ayuda de sus socios, después de Grecia e Irlanda. A cambio de los fondos, ambos países han debido diseñar recortes adicionales para acelerar su cumplimiento de los criterios de déficit y deuda del Pacto de Estabilidad. Además, los tipos de interés impuestos en un principio por sus socios a la devolución de esos préstamos han superado los marcados en algunos momentos por el mercado.
Pero la dimisión este miércoles del primer ministro portugués, parece haber cerrado cualquier otra posibilidad. Como ya anunció el ministro de Economía luso en funciones, Fernando Teixeira dos Santos, "la crisis política es un gran empujón para que caigamos en los brazos de la ayuda externa".
El ministro portugués de la Presidencia en funciones, Pedro Silva Pereira, ha señalado que "el Gobierno continuará luchando para evitar la posibilidad de recurrir a un rescate financiero internacional", y ha añadido que "su posición es clara en el rechazo de la ayuda extranjera".
Sin embargo, uno de los impulsores de la renuncia de Sócrates, el líder del Partido Social Demócrata luso (PSD, de centro-derecha), Pedro Passos Coelho, ha reiterado este jueves que su formación confía en evitar el recurso al rescate.
"Espero que las próximas elecciones van a permitir lograr un gobierno más fuerte, capaz de dominar el déficit con un programa de consolidación presupuestaria más severo que el que tenemos" con Sócrates, ha señalado el líder conservador.
Pero la reacción de los mercados y las presiones de sus socios del euro, interesados en frenar posibles contagios a otros países, pueden no conceder a la clase política portuguesa el tiempo suficiente para tomar esa decisión después de las elecciones.