'The Wall', la obra maestra que marcó el final de Pink Floyd
- Roger Waters ideó el disco como su fuera un trabajo en solitario
- El single Another brick in the wall (Part II) fue el mayor éxito del grupo
- La gira posterior fue una ruina y supuso un duro golpe para la banda
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Roger Waters, bajista, voz principal y compositor de los temas más importantes de Pink Floyd, ideó The Wall en 1977, durante la gira del disco Animals. Un incidente con un fan, que quiso agredirle durante un concierto y al que el músico escupió, le hizo fantasear con la posibilidad de construir un muro que separara al grupo de la audiencia.
Esta idea terminó dando origen a un disco sobre el declive y caída de una estrella del rock, llamada Pink, al que Waters anadió numerosos datos biográficos relacionados con la muerte de su padre en la batalla de Anzio, durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante la grabación del disco, que se publicó a finales de 1979, la banda prácticamente se disolvió. Waters asumió la producción de The Wall casi como si de un disco en solitario se tratara e incluso llegó a expulsar al teclista Richard Wright de la banda, aunque le contrató para la posterior gira como músico de estudio.
Estrellas de la psicodelia
Pink Floyd habían nacido mediada la década de los 60 y enseguida se convirtieron en las grandes estrellas del movimiento psicodélico, sobre todo gracias a las letras surrealistas de su primer líder y cantante, Syd Barrett, que protagonizó el primer disco del grupo, The piper at the gates of dawn.
Pero la salida de este debido a sus problemas mentales dio el mando a Roger Waters y al guitarrista que había sustituido a Barrett, David Gilmour.
Ambos hicieron que, poco a poco, el grupo virara hacia un estilo más experimental y, posteriormente, hacia el rock, hasta llegar a la cima creativa y comercial de Pink Floyd, The dark side of the moon que, con 45 millones de ejemplares vendidos, es uno de los discos más despachados de la historia.
Este éxito masivo tuvo gran impacto en la personalidad retraída de Roger Waters, que terminó por volcar sus enfuerzos en una ópera rock genial que, a la postre, terminaría con el propio grupo.
Un éxito inesperado
A pesar de que The Wall tiene algunos de los cortes más oscuros de la historia de Pink Floyd, paradójicamente contiene el tema más popular de la banda, Another brick in the wall (Part II), un himno pop que criticaba la educación británica con un estribillo pegadizo y alejado de la producción habitual del cuarteto.
El éxito del single arrastró al propio álbum, que se vendió como rosquillas -aunque no llegó a superar a Dark side... - y que dio pie a una gira desastrosa que acabó con la economía y la propia existencia del grupo.
La austera carpeta exterior -un muro con el logo del grupo y el título del álbum- contrastaba con el colorido diseño interior, en el que destacaban los dibujos surrealistas de Gerald Scarfe, que pretendían plasmar las obsesiones del artista, con imaginería nazi incluida.
Estos mismos diseños, aunque animados, fueron parte importante de The Wall, la película que en 1982 dirigió Alan Parker basándose en el álbum y con Bob Geldof como protagonista.
El final anunciado
Pink Floyd, con su formación original, firmarían otro disco en 1983 -el infravalorado The final cut- que en realidad era otro experimento de Waters en solitario antes de anunciar su disolución definitiva en 1985.
Pero no fue el último capítulo en la historia de la banda. En 1987, el guitarrista David Gilmour, que poseía los derechos sobre el nombre, resucitó Pink Floyd junto al batería Nick Mason y el teclista Richard Wright, en una jugada que terminaría por enterrar las ya de por sí deterioradas relaciones entre Waters y sus excompañeros.
Los nuevos Pink Floyd grabaron un par de discos en estudio -alejados del mejor nivel de la etapa clásica de la banda- y un directo antes de entrar en un período de hibernación que dura ya más de una década y que Gilmour no parece interesado en dar por finalizado.
En 2005, los cuatro componentes originales volvieron a subir juntos a un escenario. Fue en Londres, durante la serie de conciertos Live 8, pero lo que parecía una reunión inminente se quedó en un bonito recuerdo del que, afortunadamente, quedó documento videográfico.
Desgraciadamente, la muerte del teclista Richard Wright en 2008 imposibilita ya una reunión del grupo al completo.
En 2010, Roger Waters -que ya había girado hace unos años interpretando íntegramente The dark side of the moon- decidió regresar a los escenarios para acabar lo que dejó a medias: un tour a lo grande representando The Wall.
Por eso, para muchos seguidores, este The Wall que Roger Waters trae ahora a España es mucho más Pink Floyd que los propios Pink Floyd y una oportunidad única de ver en directo la representación de un álbum que, para muchos supuso la cima creativa de la banda.
Al fin y al cabo, detrás está Roger Waters, el verdadero cerebro y líder durante los años más importantes del grupo.