Carl Scheel y el oxígeno, 'el aire de fuego'
A hombros de gigantes
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El químico sueco Karl Wilhelm Scheel nació el 19 de diciembre de 1742 en Straslsund, la capital de Pomerania, que en aquella época pertenecía a Suecia, como consecuencia de la Guerra de los 30 Años. Fue el séptimo de 11 hijos de un matrimonio, cuyo cabeza de familia se dedicaba al comercio.
El joven Karl apenas recibió educación formal y ninguna formación científica. A los 14 años se colocó como aprendiz de boticario en Gotemburgo, donde permaneció ocho años.
Dotado de una mente despierta, leyó todos los libros de química que había a su disposición y experimentó con todas las sustancias que había en la botica. Cuando en 1765 se trasladó a Malmoe, para trabajar en otra farmacia, tenía más experiencia y conocimientos que muchos químicos de la época.
En 1770 se estableció en Uppsala, donde conoció personalmente al gran químico Bergman. En esta ciudad Scheele hizo su descubrimiento más importante: el oxígeno, al que denominó 'aire de fuego'.
El químico sueco se anticipó al británico Priestley, sin embargo, no publicó su hallazgo hasta 1777, en su libro 'Observaciones sobre el aire y el fuego'.
Un libro notable
Este libro es uno de los más notables en la literatura química, tanto por su originalidad, su razonamiento, el número de descubrimientos que contiene, y la gran cantidad de trabajo experimental que representa.
En sus páginas se puede leer que el aire es una mezcla de dos gases, uno que ayuda a la combustión y el otro que la impide, anticipándose así a la teoría de la oxidación de Lavoisier.
El 4 de febrero de 1775, Karl Scheele fue elegido miembro de pleno derecho de la Real Academia de Ciencias. Ese mismo año se instaló en Köping, donde abrió una farmacia. De esta forma, pudo dedicar más tiempo a la experimentación.
Cada año publicó dos o tres trabajos en las revistas de la academia, la mayoría de los cuales contenía algún descubrimiento o una observación de importancia.
Descubrió la barita (u óxido de bario), el ácido sulfhídrico, el arseniuro de hidrógeno y el arseniuro de cobre, un pigmento verde que se convirtió en un color popular para las confecciones, hasta que medio siglo después se descubrió que era venenoso.
Ácidos y elementos
También descubrió la glicerina, los ácidos cítrico, úrico, benzoico, tartárico, gálico, oxálico, láctico, málico y prúsico (o cianhídrico). Aisló el fósforo a partir de los huesos, y participó en el descubrimiento de nuevos elementos como el manganeso, tungsteno, wolframio, molibdeno y flúor, aunque no se le reconoce el hallazgo de ninguno de ellos.
También aisló el cloro, aunque creyó que se trataba de un compuesto al que dio el nombre de ácido oxi-muriático. En 1782 recomendó que para la conservación de l vinagre éste fuera hervido en recipientes cerrados, descubriendo un método de esterilización atribuido a Appert. Además descubrió la acción de la luz en las sales de plata, que se convirtió en la base de la fotografía moderna.
Los descubrimientos de Scheele no eran cuestión de azar, sino el resultado de experimentos cuidadosamente planeados que corroboraban exactamente los puntos de vista teóricos y no consideraba su obra completa sobre cualquier cuerpo si no lograba deshacer y rehacer el experimento. Para él, la química era a la vez una ciencia analítica y sintética.
Scheele se encontraba en el cenit de su carrera cuando le sobrevino la muerte, el 21 de mayo de 1786, a los 43 años de edad.
Se cree que su fallecimiento pudo deberse a la la exposición prolongada a sustancias altamente tóxicas como el ácido arsénico y el cianuro de hidrógeno sintetizados por Scheele. Dos días antes de morir, se casó con la viuda Pohls, que heredó la farmacia y sus pertenencias.
En 1931 se publicó Recopilación de artículos de Karl Wilhelm Scheele. En su honor se ha dado su nombre al mineral scheelita (compuesto por volframato de calcio).