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Puntadas de libertad

  • Ana Locking imparte una clase de moda en la prisión de Alcalá- Meco
  • La iniciativa se enmarca dentro del festival de cultura y arte Ellas crean

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Taller de costura de la prisión de mujeres de Alcalá- Meco
La diseñadora Ana Locking en el taller de costura de la prisión de mujeres de Alcalá- Meco

“¡Esto es monísimo¡”, señala entusiasmada la diseñadora Ana Locking. Su objeto de deseo es un bolso marrón con flecos realizado por Otilia, una interna paraguaya. “Esto de aquí es una tortuga, y esto otro una gallina, los coso en sólo un día”, nos explica Otilia, mientras enseña orgullosa sobre la mesa sus creaciones de crochet.

La visita de Locking ha roto la dura rutina del módulo Madrid 1 de la prisión de mujeres de Alcalá- Meco. “Así te evades un rato, despejas las mente de los problemas y no ves las mismas caras”, resopla Aura, una de las reclusas.

En sólo un instante, el taller de costura de la prisión se transforma en una “bulliciosa tienda de moda”, donde el contacto con la ropa “normaliza” una situación atípica.

Este viernes, la modista toledana famosa por sus diseños geométricos, ha sido la encargada de “despertar la creatividad” de las internas en una singular master class de moda entre rejas. A principios de esta semana le tocó el turno al diseñador Davidelfín, en el marco del festival cultural Ellas Crean.

“Quiero motivarles a expresar lo que llevan dentro a través del arte”, dice Locking, que les muestra parte de sus colecciones en libros y fotos para que aprendan “que cualquier cosa que se propongan es posible” y que es necesario “ver más allá de los objetos cotidianos”.

Todo comenzó con una tortuga de 'crochet'

26 internas siguen atentas la clase, pero el mensaje de la diseñadora parece haber calado especialmente en la boliviana Shirley. “Me ha gustado su historia. Nos ha explicado que ella tuvo que salir sola adelante con sus diseños. Es un buen ejemplo para todas”, añade impresionada.

Una veintena de las “alumnas” trabajan en el taller de costura de Alcalá- Meco. Allí cosen cada día fundas, toallas, sábanas, uniformes y hasta togas para jueces. Reciben una remuneración y cotizan en la Seguridad Social. Muchas de ellas participan también en talleres de cerámica, dónde dan rienda suelta a esa “escondida creatividad” a la que hace referencia Locking. “Tienen muy buena mano, trabajan muy bien”, afirma la modista.

Quiero motivarles a expresar lo que llevan dentro (Ana Locking)

Una vocación artística que podría avanzar un paso más. “Se está preparando un convenio entre Instituciones Penitenciarias y la Asociación Española de Creadores de Moda, para que los diseñadores vengan periódicamente a los centros”, avanza a RTVE.es, Jesús Moreno, Director de Madrid I.

La conferencia toca a su fin. Detrás de telas y puntadas la realidad se impone. “Estoy aquí por complicidad en un delito contra la salud pública, pero ya sólo me quedan 3 meses para salir”, susurra Shirley. Lleva en el módulo casi tres años. Es una mujer resuelta, que mira fijamente a los ojos, y afirma convencida que le encantaría trabajar en la costura como una buena “salida laboral”, porque al ser expresidiarias “se nos cierran muchas puertas”.

Los anhelos de futuro están en el aire. “Mi sueño cuando salga sería poner una panadería”, añade Otilia, mientras agarra con fuerza sus animalitos de crochet.