Asad acepta la caída de su Gobierno para frenar las protestas e impulsar sus reformas
- El presidente ha aceptado la dimisión de su gabinete
- Cientos de miles de partidarios han apoyado al presidente en la calle
Ver también: Especial Revueltas en el mundo árabe
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El presidente sirio, Bachar el Asad, ha aceptado la dimisión de todo su gabinete, tras dos semanas de protestas populares en las calles, según ha informado la televisión estatal.
El gesto tiene un componente simbólico ya que supone un acto con el que Asad busca demostrar que las reformas anunciadas son consistentes y, de este modo, frenar las manifestaciones que vive el país.
A este anuncio hay que sumarle que se está a la espera de que el presidente ofrezca en el Parlamento "un importante mensaje dirigido a todos los ámbitos", según fuentes oficiales, algo que en principio estaba previsto para este martes pero que finalmente se producirá el miércoles.
Incertidumbre en Siria
El Gobierno saliente de Mohamed Nayi Otri, que tenía un perfil tecnócrata, se formó el 18 de septiembre del 2003. Otri había reemplazado como primer ministro a Mohamed Mustafa Miro he hizo hizo una última remodelación de su gabinete en abril del 2009.
Las fuentes consultadas por Efe que informaron de la renuncia del gabinete no han indicado quién reemplazará a Otri ni han precisado cuándo se conocerá el nuevo primer ministro.
El nuevo gobierno, cuya composición deberá ser conocida esta semana, tendrá que encargarse de completar la agenda de reformas que Al Asad tiene previsto anunciar en breve, tal y como ya indicó este lunes el ministro de Exteriores sirio, Faruk al Sharaa
Estas reformas deben incluir la derogación del estado de emergencia, la liberalización de la prensa y el establecimiento del pluralismo político, medidas reclamadas por el movimiento de protesta que comenzó hace 11 días.
El canal de televisión catarí Al Yazira, citando fuentes sin identificar, había informado a primera hora de la mañana se esperaba que el Gobierno sirio renunciara a lo largo del día.
Para contrarrestar las revueltas sociales, cientos de miles de personas han participado en multitudinarias manifestaciones en las principales ciudades del país en apoyo al presidente sirio.
Apoyo al presidente
Frases como "Urgente: la conspiración ha fracasado" o "Hemos hecho caer la conspiración y las divisiones sectarias", se han podido leer en las pancartas de los participantes, en su mayoría funcionarios que han marchado en ciudades como Damasco, Alepo, Hama o Hasake, de acuerdo con las imágenes de la televisión estatal.
Esta cobertura contrasta con el bloqueo informativo de las protestas populares que comenzaron en la localidad meridional de Deraa a mediados de mes y que se extendieron por varias ciudades del país, como Damasco, Alepo (en el norte) y, especialmente, Latakia (en la costa).
En las concentraciones de este lunes un gran número de manifestantes portaban banderas sirias y retratos de Bachar al Asad, mientras gritaban eslóganes a favor del presidente, que en el año 2000 sucedió en el puesto a su padre, Hafez al Asad.
A mediados de marzo comenzaron las protestas en varias poblaciones del país exigiendo reformas democráticas y la supresión de la ley de emergencia, vigente desde 1963.
Las concentraciones fueron duramente reprimidas en Deraa, a unos 100 kilómetros al sur de Damasco, con decenas de muertos y donde la población continuó saliendo a la calle en manifestaciones pacíficas.
Complot extranjero o ansias de libertad
Activistas de la oposición y residentes en Deraa denunciaron que la policía disparó contra los manifestantes, una información negada por las autoridades sirias, que han sostenido que bandas armadas se infiltraron entre los manifestantes para provocar a las fuerzas de seguridad.
El régimen se ha apresurado a asegurar que es blanco de un complot inspirado desde el extranjero para castigar al país por su apoyo de grupos opuestos a EE.UU., en una clara referencia al grupo chií libanés Hizbulá, al palestino Hamás y a las buenas relaciones con Irán.
Estas exigencias reformistas se extendieron a Damasco y Latakia, en el norte del país, donde el Ejército se desplegó para controlar la situación y hasta este lunes han causado la muerte de más de 70 personas.
Para intentar aplacarlas, las autoridades han prometido en varias la introducción de reformas, entre ellas la derogación de la ley de emergencia, pero sin dar una fecha precisa.