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Asad achaca las revueltas a una "conspiración" y niega que las reformas sean prioritarias en Siria

  • No ha derogado la ley de emergencia al contrario de lo que se esperaba
  • Los más críticos no confían en que se produzcan grandes reformas
  • El discurso se produce un día después de la dimisión del Gobierno

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Asad habla de conspiración y no ve prioritarias las reformas

El presidente sirio, Bachar al Asad, ha afirmado que Siria es el objetivo de una "gran conspiración" para sembrar la violencia sectaria en el país, aunque también ha reconocido que ha habido manifestantes que han protestado contra el régimen porque tenían demandas legítimas.

"No podemos decir que todos los que salieron a las calles eran conspiradores.  Vamos a dejarlo claro", ha declarado Assad en su primer intervención pública desde el estallido el pasado día 18 de unas protestas en favor de la introducción de reformas democráticas en las que han muerto más de cien personas.

Jaleado por los parlamentarios y aclamado por sus partidarios en una concentración masiva, el presidente ha asegurado que las reformas políticas son "necesarias" aunque no prioritarias y se ha negado a dar un calendario porque "el tiempo no es lo importante".

A pesar de que se esperaba que pudiera derogar la ley de emergencia, vigente desde 1963, Asad ha señalado que este tema como la formación de nuevos partidos políticos tienen menos preferencia que la preservación de la estabilidad y "la salud de los niños".

En cuanto a la violenta represión de las fuerzas del régimen en Deraa, Asad ha asegurado que una minoría de gente había intentado "extender el caos", pero una "mayoría valiente", de la que se siente "orgulloso", logró aplacar las revueltas. Además, ha indicado que dio instrucciones claras a la policía paa que nadie saliera dañado en las manifestaciones.

Jaleado y aclamado por el Parlamento

El discurso del presidente se ha visto interrumpido en varias ocasiones por los aplausos e intervenciones de los diputados, que han coreado proclamas como "¡presidente Asad, te progeremos con nuestra sangre y nuestra alma!".

Al final de su declaración, algunos parlamentaros han gritado "¡Dios, Siria y Bachar!", a lo que él ha respondido: "¡Dios, Siria y su gente!".

¡Presidente Asad, te progeremos con nuestra sangre y nuestra alma!

El discurso se produce un día después de la renuncia del Gobierno de  Mohamed Nayi Otri, nombrado jefe del Ejecutivo en 2003, en una jornada  en la que el régimen organizó manifestaciones multitudinarias en las  principales ciudades del país.

La supresión de la ley de emergencia, que fue impuesta tras el golpe de estado que llevó al omnipresente partido Baaz al poder, es una de las principales demandas de los manifestantes,  así como la introducción de mayores libertades políticas.

Bajo esta ley, que otorga especiales poderes a las fuerzas de seguridad, se puede interrogar a cualquier individuo sospechoso de poner en peligro la seguridad nacional, controlar las comunicaciones privadas e imponer la censura a los medios de comunicación.

Un gobierno de tecnócratas

Asad tampoc ha anunciado la supresión de varios artículos constitucionales, entre ellos los que estipulan que el partido Baaz es el partido gobernante, tal y como pronosticaban los más críticos.

Sin embargo, funcionarios sirios, activistas de derechos humanos y diplomáticos dudan de que Asad derogue la ley de emergencia sin reemplazarla por una legislación similar.

"Asad está sujeto a presiones internas y externas. Él ha preparado un plan para dar la impresión a la opinión pública de que ha comenzado reformas",  ha afirmado Maamoun Al-Homsi, que estuvo encarcelado durante cinco años por pedir reformas políticas.

Por su parte, la prensa siria muestra su preferencia por un gobierno de tecnócratas para llevar a cabo las reformas. "Los ministros deben ser elegidos por su competencia, su honestidad y su capacidad para tomar decisiones, implementarlas y supervisar su impacto en la vida diaria", dice el diario gubernamental Tishrin. 

Represión de los manifestantes

La intervención de Bachar al Asad ha tenido también lugar tras la introducción de varias reformas para intentar frenar las protestas, como la puesta en libertad de presos políticos, el incremento de los sueldos de los funcionarios o la reducción de los impuestos sobre la renta.

En los últimos días, más de cien personas, incluidas decenas de activistas de la oposición, han muerto en Siria por una serie de protestas públicas exigiendo reformas políticas, según datos de organismos humanitarios y fuentes de la oposición.

El régimen de Damasco, que sostiene que los muertos son una treintena, acusa a manos extranjeras no identificadas de fomentar estas protestas para crear una inestabilidad que ha afectado en las últimas semanas a otros países de la región.