El presidente de Yemen jura a sus seguidores que dará su sangre antes que abandonar el poder
- Opositores y partidarios de Saleh toman las calles de la capital
- Tanques del Ejército patrullan las calles
- 82 personas han muerto hasta el momento en las protestas
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El presidente yemení Alí Abdalá Saleh, cuya dimisión pide la oposición desde hace semanas, ha vuelto a anunciar este viernes que no dejará el poder.
Ante decenas de miles de partidarios reunidos en la capital, Saná, Saleh ha jurado "sacrificar mi sangre y mi alma, y todo lo que me es querido por este gran pueblo".
Las protestas contra Saleh, que lleva 32 años en el poder, han puesto al país al borde del colapso, pero sus principales valedores internacionales, Estados Unidos y Arabia Saudí, temen que quien le sustituya no colabore en la lucha contra grupos armados vinculados a Al Qaeda y presentes en la región.
Durante el viernes, día de rezo musulmán, miles de manifestantes pro-gubernamentales y de la oposición han tomado las calles de la capital.
"Fuera el traidor, el pueblo de Yemen está con la revuelta. Nosotros, el Ejército y la Policía estamos unidos bajo la opresión", gritaban los opositores en la universidad.
A solo cuatro kilómetros de distancia, los pro-Saleh han reunido un número similar de partidarios.
"Estamos con la legalidad y la constitución, estamos contra el caos y el sabotaje. Los colaboradores (la oposición) quieren convertir Yemen en otro Iraq", dice Ahmed Shaker, uno de los que ha salido a la calle en apoyo del presidente.
Centenares de miembros de los cuerpos de seguridad e incluso tanques patrullan las calles. Hasta ahora, 82 personas han muerto en las protestas, incluyendo 52 en la jornada del viernes 18 de marzo.
Diálogo interrumpido
Saleh quiere permanecer en la presidencia mientras se organizan elecciones parlamentarias para final de año. La oposición quiere que el presidente dimita inmediatamente, y las conversaciones entre ambas partes están rotas.
El presidente yemení ha advertido que puede haber una guerra civil si abandona el poder sin traspasarlo a "manos seguras", y también ha hablado de "golpe de estado" por parte de altos mandos militares que le han abandonado, entre ellos su propio hermanastro, Ali Mohsen.