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La soga de los mercados aprieta a Portugal que ya paga un 8,55% por su deuda

  • Grecia pidió oficialmente el rescate con una rentabilidad del 8,8%
  • Lisboa se mantiene en sus trece de no pedir ayuda externa
  • La agencia Fitch rebaja la nota de cuatro bancos irlandeses

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Los intereses de la deuda lusa siguen en alza y estrechan aún más el cerco financiero en torno a Portugal, que lleva ya dos semanas bajo fuerte presión de los mercados y sin consenso interno para pedir un rescate financiero.

En el mercado secundario los bonos lusos sufren nuevos aumentos de los tipos de interés, que en el caso de los títulos a diez años, los de referencia, subieron al 8,55%, casi cinco puntos básicos más que el viernes. Lisboa se acerca peligrosamente al borde del abismo, ya que Grecia pagaba por sus bonos un 8,4% al comenzar las negociaciones para su rescate y un 8,8% cuando decidió pedirlo oficialmente.

A más corto plazo la presión es mayor y en el caso de los bonos lusos a cinco años, que rebasaron la semana pasada la cota del 9%, el interés subió al 9,78%, tres puntos básicos más que el viernes.

Elecciones en junio

El mercado, preocupado por la crisis política lusa y la convocatoria de elecciones anticipadas el 5 de junio, sólo da un respiro a los títulos lusos en los vencimientos de dos y tres años que, con muy ligeros descensos, se mantienen en el 8,69% y el 9,24%, respectivamente.

La subida de este lunes es la primera reacción a la nueva bajada de calificaciones que la agencia de notación Fitch aplicó el viernes a Portugal, cuya deuda soberana quedó a un solo paso del "bono basura" tras una rebaja de tres niveles que sigue a otra de dos escalones aplicada una semana antes.

También Standard and Poor's colocó en el mismo nivel de solvencia a la República de Portugal a raíz de la crisis abierta por la renuncia del primer ministro socialista José Sócrates, el pasado día 23, tras rechazar el Parlamento su cuarto plan anticrisis.

Las agencias calificadoras creen que Portugal va a precisar de ayuda externa en pocas semanas y advierten del peligro que significa para su situación financiera la falta de acuerdo entre sus líderes para tramitarla.

Lucha partidista

En las últimas horas se han recrudecido los enfrentamientos entre el Partido Socialista (PS) de Sócrates y el Social Demócrata (PSD, centroderecha), que propició la caída del Gobierno al sumarse a la oposición marxista en el rechazo parlamentario del último paquete económico.

El PSD había facilitado en cambio la aprobación, sólo por la minoría socialista, de los anteriores tres Planes de Estabilidad y Crecimiento (PEC) exigidos por Bruselas gracias a su abstención.

Un acto de total inconsciencia y total irresponsabilidad

Fue "un acto de total inconsciencia, toda la oposición se juntó para derrotar el PEC que garantizaba a Portugal no precisar de ninguna ayuda externa", acusó Sócrates en un acto en Oporto.

El primer ministro dimisionario calificó la decisión del PSD de "total irresponsabilidad" motivada por su "ansia de poder" y dijo que pasará a los anales de la Historia como un sacrificio de los intereses del país para beneficiar a ese partido, que las encuestas dan por ganador de las próximas elecciones.

Sócrates se niega a ser él quien afronte el mal trago de pedir el rescate, pero el líder del PSD, Pedro Passos Coelho, le ha vuelto a reprochar que ponga al país en graves riesgos financieros por "orgullo político".

El dirigente conservador, que asumió hace un año la presidencia de su partido y es el cuarto dirigente que tiene el PSD en poco más de cuatro años, aseguró que él "no dudaría" en tomar esa decisión y subrayó que el Gobierno socialista no puede eludir sus obligaciones.

El rescate, cada vez más cerca

En los medios económicos lusos se cree que es cuestión de tiempo que el país quede financieramente estrangulado por sus dificultades de acceso al mercado.

El Tesoro portugués consiguió colocar la semana pasada 1.645 millones de euros a 15 meses y este miércoles intentará meter en caja otros mil millones más a plazos aún más cortos, de seis y doce meses.

Los inversores parecen dispuestos a comprar títulos lusos, ya de alto riesgo, si vencen antes de 2013, cuando se verán perjudicados por las normativas de Bruselas sobre ayuda financiera.

Entretanto ya hay empresas portuguesas que confiesan estar al borde de la parálisis por no conseguir fondos, como el Metro de Oporto, que necesita con urgencia 300 millones de euros para operar y no encuentra quién se los preste.

Fitch rebaja la calificación de cuatro bancos irlandeses

Precisamente, Irlanda, uno de los países periféricos, junto a Grecia, que ya ha acudido a un rescate, atraviesa una situación de reestructuración en su sistema financiero. La agencia de notación crediticia Fitch ha rebajado este lunes la calificación de los cuatro bancos irlandeses cuyas pruebas de solvencia revelaron las pasada semana que necesitan una inyección de 24.000 euros para mantenerse a flote.

En un comunicado, la agencia ha señalado que la deuda subordinada de Allied Irish Banks (AIB), Bank of Ireland (BoI) y ESB Building Society ha sido rebajada hasta el nivel "C".

La medida de Fitch responde, dice la nota, a los planes del Gobierno de "buscar contribuciones directas para resolver las cuestiones de capital del sistema bancario reclamando significativas contribuciones de tenedores de deuda subordinada".

El cuarto banco auditado, el Irish Life & Permanent TSB (IL&P) ve su calificación individual rebajada a la nota "E", mientras que el "rating" "D/E" del BoI fue puesta bajo "vigilancia negativa".

Restaurar la confianza de los mercados

La rebaja de IL&P, ha indicado Fitch, responde a la posibilidad de que el Gobierno de Dublín se vea obligado a nacionalizar la entidad a través de la compra de la mayoría de sus acciones, después de que Permanent se desprenda de la aseguradora Irish Life.

Respecto al BoI, la agencia cree que este banco, a diferencia de otras entidades irlandesas,  tiene capacidad, si bien "limitada", para acceder a capital privado sin necesidad de que el Estado aumente significativamente su participación, que actualmente es del 36%.

Fitch añade en su comunicado que las pruebas de solvencia dadas a conocer el pasado jueves son un "paso importante" para restaurar la confianza de los mercados en el sistema bancario nacional, cuyo rescate podría costarle al Estado unos 70.000 millones de euros.

No obstante, ha advertido de que el sistema podría necesitar una solución a medio plazo que contrarreste las medidas adoptadas a corto plazo, por las que las entidades bancarias continúan dependiendo sobremanera de las contribuciones de los bancos centrales.

Además de la citada inyección de 24.000 millones, el Gobierno irlandés ha decidido reducir el tamaño de su sistema financiero creando dos grandes bloques en torno al AIB y el BoI, lo que dejará casi toda la banca nacional en manos del Estado.