La subida de tipos de interés: ¿necesaria o letal para la recuperación?
- El BCE ha subido un 0,25% el precio del dinero, hasta el 1,25%
- Antes de fin de año, los intereses podrían situarse en un 2%
- Eso ayudará a frenar la inflación, pero encarecerá los préstamos
La subida de tipos de interés en la Zona euro marca el final de la etapa de dinero barato que comenzó con el estallido de la crisis en 2008. Para algunos, la decisión del BCE de este jueves era necesaria para tratar de frenar la creciente inflación y atemperar el crecimiento que empiezan a registrar. Es el caso de países del centro de Europa, sobre todo, Alemania, que puede acabar este año con un incremento de su PIB del 3%.
La OCDE también defiende el control de la inflación. Su economista jefe, Pier Carlo Padoan, ha advertido que los riesgos de que se dispare la inflación son mayores a los derivados de un incremento de los tipos. Además, insisten en que al dar por terminado el período especial provocado por la recesión, los mercados, las empresas y los ciudadanos entenderán que esa crisis ha finalizado y aumentará la confianza.
Por el contrario, los países europeos más frágiles, inmersos en fuertes procesos de ajuste fiscal y financiero -como Grecia, Irlanda, Portugal y España-, tiemblan en mayor o menor grado ante este cambio en la política monetaria que consideran precipitado, ya que sus economías aún no han asentado la recuperación.
Pero es a los ciudadanos de a pie, a los que esta subida del precio del dinero traerá palpables consecuencias para sus presupuestos domésticos.
Los economistas adelantan que la subida de 0,25% de este jueves estará seguida de otras a lo largo del año. Por eso, insisten en que el grado de impacto en las cuentas de Estados y ciudadanos dependerá de cómo sea la subida de tipos: si es escalonada, podría absorberse con las también graduales mejoras en otros indicadores económicos -como la creación de empleo-, pero si es abrupta, podrían ponerse en peligro los pequeños avances logrados.
Como advierten los expertos, una subida tímida de los intereses puede no detener la inflación, alimentada por unos precios del petróleo y los alimentos en constante ascenso, que funcionan de forma independiente al mecanismo de ajuste monetario.
Del BCE a las hipotecas
El tipo de interés marcado por el BCE determina lo que los bancos deben pagar cuando piden prestado al supervisor bancario europeo. Si ellos tienen que abonar más intereses por esos créditos, también elevarán los intereses que piden a otros bancos por dejarles dinero en el mercado interbancario.
Esos intereses del mercado mayorista son los que se tienen en cuenta para formar el euríbor, el indicador que sirve de referencia para la mayoría de las hipotecas concedidas a particulares.
En las últimas semanas, desde que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, anunció en marzo la subida de tipos consumada este jueves, los grandes bancos europeos ya han ido subiendo los intereses que aplican a los préstamos entre ellos, y eso se ha reflejado en el euríbor, que supera ya el nivel del 2%, el más alto desde hace dos años.
Así, si las entidades financieras deben pagar más para conseguir financiación, ese dinero también lo cobrarán más caro a sus clientes y subirán las tasas que imponen a todo tipo de préstamos.
El coste para nuestros bolsillos
En concreto, si esta subida que coloca los tipos en un 1,25% se ve seguida antes de fin de año por otras tres, como auguran los analistas, el BCE podría situar sus intereses en un 2% a finales de 2011.
Ese incremento llevará a que las familias españolas tengan que dedicar el 7,7% de sus ingresos brutos al pago de intereses de sus préstamos, frente al 7% que abonaban en el último semestre de 2010. Esto supondrá que el pago de intereses costará a los hogares 1.800 millones de euros más que el año pasado.
Si la subida de tipos continúa en el segundo semestre de 2012 -como creen los expertos-, el año que viene terminará con unos tipos de interés situados en el 2,75%.
Ese alza volvería a aumentar la parte dedicada al pago de intereses de los préstamos, que podría situarse en un 9,5%, lo que supondría que el coste de ese pago de intereses subiría en 3.600 millones en 2012 respecto a 2010.
Estos son los cálculos elaborados por Bank of America Merrill Lynch, que considera que esas cifras “son manejables” para los hogares españoles, que llegaron a dedicar a los intereses un 10,7% de sus ingresos de 1999.
Menos inversión de las empresas
Además de los hogares, también las empresas deberán pagar más intereses por los créditos que pidan -y obtengan- de los bancos. Ese encarecimiento de los préstamos retraerá a muchas empresas -sobre todo, pymes- de solicitar financiación a unos bancos y cajas que, por otro lado, no se sabe si abrirían el grifo crediticio, casi cerrado desde hace dos años.
De producirse, ese retraimiento sería letal para un tejido empresarial ávido de financiación, pero que teme lastrar sus aún precarias cuentas con una sobrecarga de intereses. Eso repercutiría también en el empleo, ya que si las empresas no invierten, las contrataciones también se resienten.
Sin la inversión necesaria, se complica además la mejora en I+D+i y, así, el deseado incremento de la competitividad de las empresas y del país en general. Así, para lograr mantener o aumentar la productividad se recurriría a una herramienta: la moderación salarial.
Ese círculo pernicioso se mitigaría un poco gracias al aumento del ahorro. La subida de los tipos de interés del BCE tendría también reflejo en los intereses ofrecidos por los bancos por los depósitos, lo que debería aumentar el ahorro de ciudadanos y empresas.
Ese remanente, junto a los intereses acumulados, puede servir para que las empresas inviertan con sus propios recursos y los hogares consuman, activando la demanda interna.