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John Fitch, el inventor del barco de vapor

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A hombros de gigantes

Programa de divulgación científica. Es un espacio pegado a la actualidad con los hallazgos más recientes, las últimas noticias publicadas en las principales revistas científicas, y las voces de sus protagonistas. Pero también es un tiempo de radio dedicado a nuestros centros de investigación, al trabajo que llevan a cabo y su repercusión en nuestra esperanza y calidad de vida. Los sábados de 01:00 a 02:00 horas

El inventor estadounidense John Fitch nació en East Windsor, en la colonia británica de Connecticut, el 21 de enero de 1743. Su madre murió cuando tenía cuatro años, y su padre le educó de forma rígida y sin cariño. A los ocho años, fue sacado de la escuela para trabajar en la granja familiar.

Para escapar de ese ambiente opresivo, trabajó como aprendiz de relojero y a los 21 años montó su propia tienda de bronces y platería en su ciudad natal. En 1769 abandonó a su esposa, que sufría un cuadro maniaco-depresivo, y se marchó del Estado.

Durante la Guerra de la Independencia se alistó en el ejército norteamericano, aunque en el otoño de 1777 vendió tabaco y cerveza a los británicos, una actitud que fue duramente criticada por el primer presidente de EE.UU. , George Washington.

Trabajó como topógrafo y exploró el valle del Ohio, donde se dedicó a comprar y deslindar terrenos. En un viaje posterior, fue capturado por nativos norteamericanos que lo entregaron a sus aliados británicos. Durante su cautiverio le surgió la idea de construir un barco de vapor, capaz de navegar independientemente del tiempo y la marea.

Una época dorada

El siglo XVIII fue la época dorada de la navegación y de los nuevos ingenios. La evolución que se produjo en la ingeniería naval y las ciencias afines, y en la utilización de maquinaria durante el proceso de construcción dieron como resultado embarcaciones más avanzadas en un tiempo muchísimo menor.

Estos avances proporcionaron un nuevo punto de partida para la búsqueda de nuevos inventos que facilitaron la navegación en aquellas zonas en donde los accidentes naturales la hacían difícil, y eran imprescindibles los sistemas de propulsión de tipo manual.

Fich era consciente de que el vapor tenía el poder de mover engranajes y ruedas, por lo que se planteó el aplicarlo en la navegación. Incapaz de conseguir subvenciones del gobierno, buscó la financiación privada.

En 1787, y ante un grupo de delegados de la Convención Constituyente, probó con éxito un barco de vapor de 14 m de eslora en el río Delaware. El motor de vapor ponía en movimiento una serie de remos o palas unidos entre sí, situados a babor y estribor de la embarcación.

Al principio provocó risas, pero cuando el barco remontó el río la gente se quedó atónita

Su aspecto era extraño y se parecía a una gran canoa con seis remos a cada lado, pero sin palistas. Al principio provocó las chanzas de los presentes, pero cuando el barco remontó el río con el mínimo esfuerzo la gente quedó atónita.

En abril de 1790, Fitch presentó una versión más grande y mejorada del barco, capaz de transportar carga y pasajeros. Reemplazó los remos por una rueda de palas central que colocó dentro del casco.

Línea regular entre Filadelfia y Burlington

De esta manera puso en macha una línea que unía regularmente Filadelfia y Burlington, en Nueva Jersey. Después de una dura disputa con James Rumsey -autor de una invención similar-, consiguió una patente de EE.UU. para los barcos de vapor el 26 de agosto de 1791, y una patente francesa en el mismo año.

Fitch siguió perfeccionando sus modelos y a los iniciales siguieron otros, uno de ellos movido por una hélice, pero la pérdida de uno de sus barcos durante una tormenta, combinado con constantes problemas mecánicos y un respaldo financiero incierto, provocaron el fracaso de su empresa.

Buscó el patrocinio del gobierno federal, así como de varios estados, e incluso viajó a Francia en busca de respaldo económico, pero no lo logró.

Volvió a los Estados Unidos y en 1796, deprimido y con mala salud, se trasladó a Kentucky, donde se quitó la vida, el 2 de julio de 1798.

A pesar de su desgracia, John Fitch demostró que el barco de vapor era viable, y futuros innovadores como Robert Fulton, con un mayor respaldo financiero, consiguieron popularizar ese medio de transporte.