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El detenido por la desaparición de María José Arcos compró sacos de cal poco antes del suceso

  • Guardaba en su domicilio una facturas por la compra de 12 sacos
  • La Guardia Civil encontró además dos cajas de grilletes

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El detenido la pasada semana por la desaparición de la joven María José Arcos hace 15 años, R.V., guardaba en su domicilio una factura a su nombre por la compra de 12 sacos de cal en polvo pocos meses antes del suceso.

Así lo refleja el informe remitido al Juzgado de Ribeira por la Guardia Civil, en el que se señala que dicha factura fue hallada en la caja fuerte de la residencia de R.V. en Luou (Teo, A Coruña), informan fuentes de la investigación.

Además, la Guardia Civil encontró dos cajas de grilletes en un hueco abierto en el piso de madera, en el interior de un armario empotrado ubicado a ras de suelo y bajo un cajón.

En los registros practicados en dos casas del detenido, aficionado a la caza, se encontraron decenas de sprays paralizantes, abundante munición, una pistola inutilizada y numerosos recortes de prensa que hacían alusión al caso de María José.

Estudian como móvil una deuda de un millón de pesetas

La familia de la desaparecida sostiene que R.V. pudo sentirse acosado por no poder devolver a María José Arcos, con quien supuestamente mantenía una relación sentimental, un millón de pesetas que le había prestado, aunque el imputado siempre ha negado que le hubiese dejado el dinero.

El atestado señala que consta la retirada por parte de la desaparecida de 250.000 pesetas del Banco Gallego y de 350.000 y después 150.000 de Caixa Galicia, así como de la entrega del dinero a R.V.

La Guardia Civil indica en su informe que cuando los agentes se acercaron al imputado para su detención el martes pasado este les pidió que le dejaran acabar de cambiar el aceite al automóvil, operación que ya estaba realizando, y poco después les preguntó con insistencia a los policías si había "aparecido algo".

De este dato, la Guardia Civil deduce que podría quedar descartada la utilización de la embarcación de recreo "Escalerillas", que el imputado tenía en agosto de 1996, para hacer desaparecer el cuerpo de María José Arcos, y avala la hipótesis de que el cadáver pudo ser enterrado.

El sospechoso pudo haber utilizado a su familia como coartada

En el informe se indica que, cuando no se trata de asuntos de delincuencia organizada, el hecho suele ser de autoría individual, y los autores casi siempre se ven obligados a echar mano de sus familiares mas directos para sustentar una coartada.

También R.V. encaja en este apartado, según la Guardia Civil, porque el día de la desaparición acudió a casa de su madre y estuvo con sus primos.

Ese día, María Jose Arcos salió de O Romaño-Santiago alrededor de las once y media de la mañana y llegó a la casa de R.V. en Teo veinte minutos más tarde.

A la una y media de la tarde, el imputado llamó a su madre para decirle que iba a comer con ella a Tenorio, donde el imputado tiene una vivienda familiar, y allí un vecino le vio a las tres de la tarde.

Supuestamente, añade el informe, R.V. pudo disponer de más de dos horas para matar a María Jose y ocultar temporalmente el cadáver, porque el vehículo de esta apareció en el Faro de Corrubedo, en el municipio de Ribeira.

En prisión desde el pasado viernes

El grupo de delitos contra personas de la Guardia Civil sugiere al juez de Ribeira que lleva el caso que ordene el registro de la finca propiedad del imputado en Teo.

El titular del Juzgado número uno de Ribeira (A Coruña) dictó el pasado viernes la prisión provisional sin fianza para R.V., imputado por un presunto delito de asesinato, a pesar de que el fiscal había solicitado la libertad sin fianza.

María José Arcos tenía 35 años cuando desapareció el 15 de agosto de 1996 sin dejar rastro alguno de su paradero. Su coche fue hallado días más tarde frente al faro de Corrubedo, en el municipio coruñés de Ribeira, y en su interior estaba su cartera con documentación, así como otras pertenencias personales, aunque no se halló huella alguna.