Jiménez y Chacón defienden que España juegue un papel importante en las revueltas árabes
- Las ministras abogan por ejercer presión diplomática sobre Gadafi
Reunión con los embajadores españoles en el norte de África y Oriente Próximo
Las ministras de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Trinidad Jiménez, y la de Defensa, Carme Chacón, han refrendado este lunes la voluntad del Gobierno español de "acompañar" a los países árabes en los procesos de reformas que se han abierto en algunos de ellos y de compartir con ellos la "experiencia" de nuestro país, además de asistirles económicamente.
Así lo han puesto de manifiesto durante la inauguración de la jornada de trabajo con los 19 embajadores de España en países del norte de Africa y Oriente Próximo con el objetivo de analizar los "momentos históricos", en palabras de Jiménez, que se están viviendo en los
últimos meses.
Además de Chacón, participan en este encuentro los secretarios de Estado de Exteriores e Iberoamérica, Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, para la UE, Diego López Garrido, y Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez, así como el secretario de Estado director del CNI, Féliz Sanz Roldán, y el JEMAD, general José Julio Rodríguez Fernández. Asimismo, el acto cuenta con la presencia del el ex secretario general de la OTAN y ex alto representante de la UE de Política Exterior, Javier Solana.
Al inicio de este encuentro, y en una intervención abierta a los medios de comunicación, Trinidad Jiménez ha subrayado que España ha estado desde el inicio de este proceso en primera línea al ser de los primeros países en apoyar las revueltas pacíficas en Túnez y Egipto, y también en reclamar la intervención en Libia para defender a la población civil de los ataques de Muamar el Gadafi.
Prórroga de los militares españoles
En el caso libio, Jiménez ha subrayado que "solo puede haber una solución política al conflicto" de ese país y ha recordado que España va a enviar a un representante diplomático a Bengasi para tratar con el Consejo Nacional de Transición Libio, al que reconoce como "interlocutor válido".
Chacón, por su parte, ha recordado que este martes pedirá al Congreso de los Diputados no solo la prórroga de la presencia española en la intervención internacional en Libia, sino también el permiso para participar, con los mismos medios, en las misiones humanitarias que auspicie la ONU y decidan la OTAN o la UE.
La ministra de Defensa ha insistido en el "firme compromiso" de España con la seguridad en el Mediterráneo, razón por la que está llamada, ha asegurado, a jugar un "papel importante" en estos procesos.
"El éxito va a depender de que seamos capaces de acompañar a estos países en el proceso que inician" y de "aportar experiencia", ha señalado la titular de Defensa, quien ha advertido de que el "futuro distinto" al que aspiran estos países "también presenta riesgos, no nos engañemos".
Riesgos para nuestra seguridad
Ante los citados embajadores, los altos cargos de Defensa y Exteriores, y otros asistentes como el ex jefe de la diplomacia de la UE Javier Solana, Trinidad Jiménez ha señalado que "las legítimas aspiraciones" de las sociedades de estos países persiguen un modelo que funciona "exitosamente" en otras regiones, y también puede funcionar en ésta.
"A costa de su propia vida", ha señalado la titular de Exteriores, los ciudadanos de estos países han demostrado que "no hay una singularidad árabe" y que "no hay por qué hacer ninguna excepción" en la defensa de sus derechos y en el apoyo a una transición democrática".
“Lo que nos une es más de lo que nos separa“
"Lo que nos une es más de lo que nos separa", ha añadido Jiménez, que ha asegurado que el Gobierno quiere para los ciudadanos de estos países "lo mismo que para nosotros": un marco de libertades y derechos que permita su desarrollo y una prosperidad económica que garantice su dignidad.
Carme Chacón ha advertido de que el Mediterráneo es la zona en la que se van a producir "los principales riesgos a afrontar para nuestra seguridad" y por eso "España puede y debe contribuir a que sea un espacio de paz y seguridad, desarrollo y democracia", que "nunca fue incompatible" en estos países.