Juan Martínez Moreno, director de 'Lobos de Arga: 'Localizando, localizando'
- El director cuenta lo complicado que ha sido encontrar localizaciones
- En un principio querían rodar la película en unos estudios alemanes
- Finalmente se decidieron por Galicia y Madrid
Voy a dar un salto atrás en el tiempo y os voy a hablar de las localizaciones de Lobos de Arga. Las localizaciones son los lugares donde se rueda la película, y también son los viajes que hacemos para encontrar dichos lugares.
Normalmente, en una película normalita se suelen hacer dos o tres viajes de localizaciones y, por último, antes de rodar, se hace la gran localización o localización técnica. Esto es cuando van todos los jefes de equipo (cámara, eléctricos, maquinistas, efectos especiales, dirección, producción, sonido, …)
Surrealistamente, el primer viaje de localización lo hicimos a Berlín, a los famosos estudios Babelsberg, donde se han rodado El Pianista, Enemigo a las Puertas, Malditos Bastardos, etc… Por aquel entonces teníamos una coproductora alemana, y se suponía que íbamos a rodar la mitad de la película allí y la otra mitad en Galicia. En fin, visita al plató guiada (Roland Emmerich estaba rodando allí… ¿¡¡¿una de Shakespeare??!!), cenas opíparas con los productores alemanes, paseos por Berlín,… Y en un par de meses todo se va al carajo y a volver a empezar.
Decidimos rodar en Galicia y Madrid
Finalmente decidimos rodar la película en Galicia y en Madrid. Y nos vamos a localizar a Galicia. Creo que, en total, hicimos como siete viajes. Lo normal en una peli son dos o tres, a lo sumo. Pero claro, eso es cuando lo que buscas es un pueblo normal, o una estación de tren moderna, o la plaza del Obradoiro.
Pero encontrar Arga es harina de otro costal. La idea que siempre tuvimos es que Arga era un pueblo que se había detenido en el tiempo, una especie de Brigadoon sin technicolor y sin Gene Kelly dando saltos entre los matojos. Arquitectura de piedra, calles de arena, la naturaleza y las viviendas casi fundidas las unas con las otras,…
Los listos de la capital todavía pensamos que la mitad de los pueblos de España son así, maravillosos, románticos, sin evolucionar, esperando a que lleguemos nosotros y les plantemos la cámara enfrente para descubrirlos al mundo…
"Hemos reciclado hasta a los actores"
Un huevo: de esos no quedan más que dos o tres en toda la península, y es más fácil tener tres testículos que te den el permiso para rodar allí, ya que normalmente están protegidos por la Unesco, el gobierno, el Patrimonio Nacional y el servicio secreto israelí.
Así que tus expectativas bajan un poquito, y el presupuesto de construcción sube paralelamente. Han caído bosques enteros brasileños para fabricar la enorme cantidad de panods de madera que se utilizan en el cine para tapar Caixas de Galicia y Stradivarius, por ejemplo (en esta película no, que conste, somos ecológicos al 100 %, hemos reciclado hasta a los actores).
Pero bueno, finalmente las cosas se van encontrando. Pero dejadme que os cuente en qué consiste la localización, o sea, el minuto a minuto.
La localización, minuto a minuto
08:30: Cita en el hall del hotel. Nos metemos en dos coches (o tres, o cinco, según los que seamos) y nos dirigimos a ver la selección de lugares que previamente ha encontrado un equipo de localización siguiendo los criterios de búsqueda que el director artístico (en este caso la directora, Sandra Frantz) y un servidor han dado.
08.45: Nos quedamos dormidos en los coches.
09.15: Llegamos al primer lugar: no vale, han construido un Starbucks justo donde íbamos a poner la cámara. Vuelta a los coches a ver otro sitio.
09.20: Nos quedamos dormidos en los coches.
09.40: Llegamos al segundo lugar: no vale, esta vez es un Mc Donalds. A los coches.
09.50: Otra vez dormidos.
10.15: Llegamos al tercer sitio. Este pinta bien, no hay muchos vestigios del mundo moderno, tres o cuatro cajeros automáticos y unos cuantos neones de discoteca. Arte y producción empiezan a discutir acerca del costo de los panods para taparlos (terminaremos poniendo tres extras muy juntos en lugar del panod, es más barato). Vuelta a los coches.
11.15: Otra vez dormidos.
Y así todo el día, día a tras día.
¿Vaya par de vagos?... ¡Pues no!
Estaréis pensando que vaya panda de vagos que estamos hechos, ¿no? Pues no, majos, tiene más que ver con una tortura china que con la pereza. Por que cada vez que coges el sueño bien agarradito, ahí profundo, ¡zas! Te despiertan por que ya has llegado al siguiente punto.
Y luego están las miradas. El director llega a la localización, se baja del coche (de mala hostia por que no ha cogido bien el sueño) y en menos de treinta segundos tiene a todos los demás mirándole fijamente, intentando hipnotizarle para que le guste el sitio y no tengan que buscar más.
Y el director, que antes de bajarse ya sabe que no vale, lo mira de arriba abajo, intenta ser positivo, pero al final no hay forma y tiene que decir que no vale. Y los otros, casi todos, están de acuerdo, esbozan un “claro, si es que es verdad”, o un “yo ya me he dado cuenta nada más bajar”. Pero siempre hay uno, que suele ser de producción, que te mira decepcionado, casi dolido, como diciéndote “¿cómo puedes hacerme esto a mi?”. Y te vuelves a meter en el coche a dormir.
Derrotados de tanto mal dormir
Luego hay una variación, que se suele dar los últimos días, cuando no has encontrado ni la mitad de lo sitios que necesitas. Entonces el director, agobiado por la responsabilidad, ya no duerme en el coche, si no que va mirando por la ventanilla con la esperanza de pasar por ese sitio maravilloso que se le ha pasado a todo el mundo.
Y de repente lo ves, y despiertas a todos los demás, y les obligas a parar los coches en medio de la carretera. Y te metes a andar en un prado seguido por los otros, que se están acordando de tus antepasados y están rezando por que no aparezca el dueño de dicho prado con una escopeta y nos meta un kilo de perdigones en el culo. O tres tiros en la frente, que lo de los perdigones ya suena a antiguo. Normalmente tampoco valen.
Y llegas por la noche al hotel derrotado de tanto mal dormir en el coche. Y al día siguiente tienes que levantarte otra vez a las siete de la mañana. Pero como estás fuera de casa, y la mayoría están casados y tienen hijos, lo que quiere decir que es su primera noche de “solteros” en mucho tiempo, hay que salir a cenar y a tomar una copa.
Y al día siguiente lo mismo, pero con resaca, que jode más.
Al final encontramos las cosas
Al final, de verdad, encontramos las cosas. Y nos damos una buenas palizas, lo creáis o no. Y cambiamos cosas, y sustituimos unos lugares por otros, y de repente no aparece esa plaza maravillosa que necesitamos, pero encontramos una estación abandonada donde puede tener lugar la escena de la plaza, y además salimos ganando…
Una anécdota, real: en uno de esos viajes, buscando una carretera donde rodar, nos paramos seis vehículos en la puerta de una casa en medio de la nada, la única casa en kilómetros a la redonda. De los seis coches bajamos veinte mastuerzos y, como siempre, pensando que el mundo nos pertenece, nos pusimos a hablar a chillidos acerca de si la carretera valía a no valía, todo esto enfrente de la puerta de la vivienda.
A los pocos minutos esta se abrió, y apareció una viejecita de negro que nos miró con cierta aprensión. Imagino que la última vez que vio seis coches en la puerta de su casa fue en el funeral de su marido, o algo así. El caso es que, al poco, se acercó y, muy educadamente, nos preguntó qué hacíamos por allí.
Los de producción se lo explicaron y, en vez de mandarnos a la mierda, como hubiera hecho el resto de los humanos, no sólo la explicación de que íbamos a rodar allí una película le pareció completamente lógica, si no que además nos ofreció empanadilla y cerveza. Y me consta que, cuando finalmente fuimos a rodar allí, meses después, cuando llegaban los camiones, que son siempre los primeros en llegar junto con producción a las 7 de la mañana, les tenía preparados café y bollos.
Todavía hay gente así, lo creáis o no.