El tsunami de las revueltas árabes acerca a los grupos palestinos
- Expertos palestinos llaman a la prudencia sobre el acuerdo de unidad alcanzado
- La caída de Mubarak ha sido clave en el acercamiento, según algunos analistas
- Tras años enfrentados, Al Fatah y Hamás formarán un Gobierno de unidad
Cayó Mubarak en Egipto, Ben Alí en Túnez, en Libia Gadafi está en la cuerda floja y Bachar Al Asad se tambalea en Siria. Quizá, por eso, advierten algunos analistas, los líderes de las dos grandes fuerzas políticas palestinas, Al Fatah y Hamás, han acercado posiciones y han alcanzado un acuerdo para formar un gobierno de unidad nacional. Para evitar que el tsunami social árabe les lleve por delante.
El pacto alcanzado pondría fin a casi cuatro años de división entre los dos mayores grupos palestinos, que según analistas atraviesan un descenso de popularidad. Hasta ahora, la reconciliación resultaba difícil, pero según varios expertos, las revueltas árabes y sus consecuencias (cambios históricos en el poder países estratégicos como Egipto) han cambiado el escenario.
La caída de Mubarak
Por un lado, Hosni Mubarak, expresidente egipcio, aliado estratégico de Israel en la región y un firme partidario del aislamiento de Hamás, renunció al poder tras semanas de manifestaciones, y con él se marchó un obstáculo para la reconciliación palestina, según algunos analistas.
"Este acuerdo es posible porque el régimen egipcio ha cambiado. La nueva administración está tomando una posición de equilibrio", ha manifestado a Retuers Hany El-Masri, un comentarista político que ha participado en las conversaciones durante las últimas dos semanas.
"El expresidente de Egipto no estaba interesado en que Fatah y Hamás llegaran a un acuerdo porque ese entendimiento no era del interés de sus patronos, Estados Unidos e Israel", ha comentado el profesor de historia de la Universidad de Columbia, Rashid Jalidi, a la BBC.
La clave siria
La otra gran fuente inestabilidad se encuentra en Siria, donde tiene su residencia parte importante de la cúpula de de Hamás, incluido, Jaled Meshal. Las revueltas en el país árabe, con la mirada puesta en experiencias pasadas en Egipto o Túnez, hacen temer una posible caída del régimen, lo que podría tener consecuencias sobre la dirección del movimiento integrista.
Además, las conversaciones de paz entre Israel y Abbas, promocionadas por EE.UU., se rompieron el año pasado y desde entonces, el presidente palestino Mahmud Abás ha estado presionando para lograr el respaldo de la ONU para la creación de un estado palestino.
La separación entre Gaza y Cisjornadia era y sigue siendo un obstáculo importante en ese objetivo, según otros comentaristas.
Precaución ante el acuerdo
Sin embargo, expertos palestinos han hecho un llamamiento a la prudencia sobre el acuerdo alcanzado."La experiencia previa nos ha enseñado a no apresurarse a la hora emitir un juicio", ha dicho a Reuters el analista Hani Habib.
No en vano, Al Fatah y Hamás, plantean modelos a priori irreconciliables o difíciles de compaginar: uno nacionalista y laico y otro islamista.
Tras la victoria electoral del movimiento integrista y el fracaso del gobierno de unidad en Gaza, el enfrentamiento entre ambos alcanzó su máximo nivel en junio de 2007, cuando Hamás tomó el control de la Franja expulsando a Al Fatah tras días de combates. Aquello generó una bicefalia en el poder palestino, con un Gobierno en Gaza, el de Hamás, y otro en Cisjornadia, de la ANP controlado por Al Fatah.