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Lavoisier: la materia ni se crea ni se destruye

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Antoine Lavoisier fue el padre de la química moderna porque introdujo en esta ciencia el método cuantitativo. Al químico francés se le debe la ley de la conservación de la materia. Insistía en pesarlo y medirlo todo, como hacían los físicos desde hacía tiempo.

En uno de sus primeros experimentos introdujo cierta cantidad de agua en un gran matraz de vidrio, lo cerró herméticamente y lo hizo hervir sin interrupción durante más de cien días.

El agua se convertía en vapor, que se enfriaba de nuevo en la parte alta del recipiente, se condensaba y caía al fondo para hervir otra vez. Cuando finalmente lo dejó enfriar, el líquido quedó en reposo y en el fondo apareció un polvo sólido terroso.

Los alquimistas decían que el elemento agua se había convertido en el elemento tierra. Lavoisier separó el líquido del poso y lo pesó todo cuidadosamente.

La cantidad de agua del matraz seguía siendo la misma que al comienzo del experimento. En cambio, el peso del recipiente había disminuido en una cantidad igual al peso del polvo obtenido. La conclusión era clara: el agua hirviendo había disuelto parte del vidrio, que había precipitado cuando el agua volvió a enfriarse.

La materia no se crea ni se destruye

La suma total de los pesos, antes y después del experimento, era la misma. De esta forma, Lavoisier demostró que la materia no se crea ni se destruye. Y que el agua no puede convertirse en tierra mediante sucesivas destilaciones.

La especulación sobre la naturaleza de los cuatro elementos tradicionales (aire, agua, tierra y fuego) llevó a Lavoisier a emprender una serie de investigaciones sobre el papel del aire en las reacciones de combustión.

Comprobó que cuando se queman el azufre o el fósforo, éstos ganan peso por absorber aire, mientras que el plomo metálico formado tras calentar el plomo mineral pierde peso por haber perdido aire.

Sus resultados se oponían a la teoría del flogisto

Sus resultados se oponían a la teoría del flogisto, según la cual una sustancia hipotética –el flogisto– era la que se liberaba o se adquiría en los procesos de combustión de las sustancias.

A partir de los trabajos de Priestley, Lavoisier distinguió entre un aire que no se combina tras la combustión (el nitrógeno) y otro que sí lo hace, al que denominó oxígeno, (del griego oxys, ácido, y genea, origen), pues creyó –erróneamente—que este elemento forma parte de todos los ácidos.

El agua, un compuesto de oxígeno e hidrógeno

Afirmó que los cuerpos denominados tierras metálicas no son simples, sino óxidos, lo que demostró más tarde Humphry Davy, y que el agua es un compuesto de oxígeno y de hidrógeno, otro de los gases que Lavoisier bautizó.

También efectuó investigaciones sobre la fermentación y sobre la respiración animal. Después de una serie de experimentos pioneros en el campo de la bioquímica, dedujo que la respiración es un tipo de reacción de oxidación similar a la combustión del carbón, con la producción de CO2 y agua. Estableció la composición del gas carbónico y confirmó la idea de Newton de que el diamante es carbono puro.

Junto a Laplace formuló la ley de la termoquímica, que afirma que el calor de descomposición de un compuesto es igual a su calor de formación, y si en un caso se desprende en el otro se absorbe.

En 1789 fundó con otros científicos la revista Annales de Chimie, publicación monográfica dedicada a la nueva química.

Lavoisier estaba al tanto de los principales descubrimientos del momento y se apresuraba a reproducirlos en su laboratorio. Sin embargo, no siempre fue ágil a la hora de reconocer la autoría o la contribución de otros científicos, lo condujo a amargas disputas con sus colegas que se quejaban de la falta de reconocimiento.

La república no necesita sabios

Lavoisier colaboró con otros científicos franceses en la elaboración de un sistema lógico de nomenclatura química basado en la idea de elemento químico.

En 1787 triunfó la Revolución Francesa, que apoyó en parte. Sin embargo, siete años después fue detenido por haber ejercido el cargo de recaudador de impuestos.

Durante el juicio, destacados personajes hicieron todo lo posible para salvarlo, pero se dice que el presidente del tribunal pronunció la famosa frase: "La república no necesita sabios".

Lavoisier fue guillotinado el 8 de mayo de 1794, cuando tenía 50 años, y enterrado en una fosa común. Lagrange dijo al día siguiente: "Ha bastado un instante para segar su cabeza; habrán de pasar cien años antes de que nazca otra igual".

El primer texto moderno de química

Entre las obras de Lavoisier destacan 'Tratado elemental de química', que puede considerarse el primer texto moderno de Química.

Recoge todos los elementos químicos conocidos hasta entonces y definió el concepto de elemento como una sustancia simple que no se puede dividir mediante ningún método de análisis químico conocido.

En 'Memoria sobre el calor' recoge procedimientos calorimétricos para determinar calores específicos. También escribió 'Sobre la combustión' y 'Consideraciones sobre la naturaleza de los ácidos'.

Su 'Método de nomenclatura química', realizado conjuntamente con otros autores, era tan claro y lógico que los químicos lo adoptaron al instante y aun constituye la base de la nomenclatura actual.