Los grupos inspirados por Al Qaeda mantendrán su actividad, según los analistas internacionales
- Los analistas se preguntan por el futuro de la organización terrorista
- Bin Laden era el principal líder e ideólogo del yihadismo
- Al Qaeda del Magreb Islámico y otros grupos locales pueden tomar el relevo
Los analistas y expertos en terrorismo islamista de todo el mundo intentan prever qué pasará ahora con Al Qaeda, con los grupos afines y con la ideología de fundamentalismo violento suní, de la que Bin Laden era el máximo ideólogo y símbolo. La mayoría coinciden en que la organización como tal ya estaba muy debilitada, mientras que se han reproducido grupos locales cuya inspiración bebe, directa o indirectamente, de los ataques del 11-S.
En la web en lengua inglesa de Al Yazira, Gregg Carlstrom se hace eco de las reacciones en los blogs y webs islamistas, que califican la muerte de su máximo ideólogo de "catástrofe", aunque se consuelan con que, al menos, no haya podido ser capturado con vida.
Carlstrom sostiene que el fin de Bin Laden no significa el fin de Al Qaeda, y se pregunta sobre las repercusiones que la operación de captura va a tener en la relación entre EE.UU. y Pakistán y en la guerra en Afganistán.
En este último país, subraya Carlstrom, "la guerra, iniciada para castigar a los responsables de los ataques del 11-S, puede sobrevivir al arquitecto de esos ataques".
El periodista y escritor Ahmed Rashid, uno de los que más saben sobre los talibanes afganos y su relación con Pakistán, advierte en la BBC que Al Qaeda se ha convertido en una "franquicia". "Su filosofía hoy: 'un hombre, una bomba'. No necesita otro 11-S para dejar su marca".
'Bueno para la reputación de EE.UU.'
En The New York Times, Nicholas Kristof reconoce que la muerte del saudí "es buena para la reputación de los Estados Unidos, para su poder e influencia, ya que la incapacidad para capturar a un solo hombre hacía aparecer a la primera potencia mundial como un "tigre de papel".
Sin embargo, la repercusión hubiera sido mayor de producirse hace diez o nueve años, cuando la figura de Bin Laden era admirada en Afganistán, Pakistán y muchos países árabes. "Al Qaeda ya está atravesando momentos difíciles porque las protestas de la primavera árabe la han dejado de lado", añade.
Jason Burke, en el británico The Guardian, añade otra razón para que el efecto sobre el terrorismo islamista sea limitada: la aparición de grupos terroristas en Yemen, Argelia, Somalia o el Norte de África (Al Qaeda del Magreb Islámico) cuya relación con la vanguardia original es meramente nominal.
"Aunque la muerte de Bin Laden cambiará fundamentalmente el panorama de la militancia contemporánea, no tendrá un efecto inmediato en los grupos afiliados más allá de desanimar a sus líderes al mostrarles que, aunque pasen 10 años, los fugitivos serán capturados y asesinados", escribe Burke.
En una entrevista con la página web de la cadena estadounidense CNN, Paul Cruickshan teme que haya "un repunte de la actividad" terrorista a corto plazo, aunque la muerte del líder carismático, quien sabía elaborar y difundir las consignas que unían y ayudaban a reclutar yihadistas, hará que Al Qaeda pierda su unidad ideológica.