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El Gobierno sirio acusa a cientos de personas de difamar al régimen

  • Los cargos se han presentado este miércoles
  • Las penas pueden llegar a los 3 años de cárcel
  • En Rastan, los tanques salen a las calles para apagar la sed de democracia

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Pintada que se ve hoy en la fachada de la Embajada de Siria en París que dice: "Esta es la tinta que debe correr, no la sangre"
Pintada que se ve hoy en la fachada de la Embajada de Siria en París que dice: "Esta es la tinta que debe correr, no la sangre".

Cientos de sirios han sido acusados de difamar al Estado, según denuncia este miércoles una organización de Derechos Humanos. Los cargos -que pueden conllevar penas de cárcel de 3 años- han sido presentados este martes contra los detenidos de esta última semana.

"Los arrestos masivos continúan en todo el país como ejemplo de otra violación de los Derechos Humanos y de las convenciones internacionales", ha afirmado uno de los miembros del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Pero no es la única medida que ha provocado miedo entre la población. En la ciudad de Rastan, los tanques han comenzado este miércoles a desfilar -según algunos testigos- apagando las ganas de manifestarse de los ciudadanos. 

"Nuestra ciudad es tribal. No dejaremos que el Ejército nos pisotee", ha dicho a Reuters un vecino.

Amnistía Internacional, por su parte, ha recibido también informaciones de primera mano sobre torturas y malos tratos en Siria, donde, según un comunicado de la organización, cientos de personas fueron detenidas arbitrariamente durante las movilizaciones antigubernamentales 

542 muertos en las 6 semanas de protestas

Además, la organización ha obtenido los nombres de 54 personas muertas el pasado viernes 29 de abril, lo cual eleva a 542 el balance provisional de víctimas mortales, entre manifestantes y viandantes, en las seis semanas transcurridas desde que comenzaron las manifestaciones en favor de la democracia. "El numero exacto es, muy probablemente, más elevado", agregó.

Este alto número de asesinatos, según AI, se debe "a las tácticas brutales de las fuerzas de seguridad", que "han disparado con fuego real directamente a los manifestantes y durante los cortejos fúnebres y han utilizado carros de combate para destruir inmuebles residenciales".

Varios detenidos recientemente liberados informaron de que habían sido sometidos a torturas y malos tratos y a unas condiciones de reclusión muy duras, lo cual "hace temer por la seguridad de cientos de personas que siguen encarceladas, entre ellas las 499 que fueron detenidas el domingo 1 de mayo en el curso de una redada efectuada casa por casa en Deraa", en el sur. El Ejército asedió la semana pasada esta ciudad, donde cortó el agua y la electricidad.

"Estas inquietantes declaraciones sobre torturas durante el cautiverio muestran, una vez más, la necesidad de que el presidente Bashar al Assad ponga fin a la actual ofensiva contra su pueblo", declaró el subdirector de Amnistía Internacional para Oriente Próximo y el norte de Africa, Philip Luther.

Casi 500 detenidos solo en Deraa

El Ejército sirio anunció el domingo que había detenido a 499 personas solo en Deraa, principal foco de las manifestaciones. Aparte, según AI, se han registrado detenciones arbitrarias en los últimos días en otras ciudades del país, como El Qamishli (noreste), Zabadani y Madaya (al oeste de Damasco), Duma (cerca de Damasco) y la ciudad costera de Latakia.

Entre los numerosos detenidos figuran militantes políticos y defensores de los derechos sociales, como Omar Qashash, un antiguo preso político de 85 años de edad, y el abogado Hassan Abdel Azim, del Partido Democrático Socialista Arabe, de 77 años.

Otro caso es el de Abd al Rahman Hamada, un estudiante de 20 años de edad detenido cerca de su casa el pasado 30 de abril por miembros de las fuerzas de seguridad que buscaban a su hermano Wael. Wael Hamada y su esposa, Razan Zaituneh, abogados ambos especializados en Derechos Humanos, han pasado a la clandestinidad.

Encarcelados en lugares secretos

Casi todos estos detenidos, según Amnistía, han sido encarcelados en lugares secretos en los que no pueden recibir visitas de sus familiares o abogados, lo cual "hace temer por su seguridad".

Dos hombres detenidos el pasado mes de abril en la ciudad costera de Banias declararon a Amnistía Internacional que las fuerzas de seguridad les habían golpeado -al igual que a otras personas- con la culata del fusil en el cuello y las clavículas.

Otros detenidos denunciaron que fueron desnudados y sometidos a bajas temperaturas, obligados a lamer su propia sangre en el suelo, golpeados con palos, cables, patadas y puñetazos o encarcelados sin alimentos durante tres días en centros de detención superpoblados.