Muere a los 110 años el último combatiente de la Primera Guerra Mundial
- Claude Choules escribió hace 2 años su autobiografía
- Fue testigo de la rendición de la flota alemana en 1918
Sus ojos tuvieron que dar crédito a uno de los episodios más sangrientos de la historia: la Primera Guerra Mundial. Hoy, 97 años después de que comenzara aquella barbarie, se han cerrado dejando atrás un tiempo que, en vida, no fue capaz de olvidar.
Claude Stanley Choules, el último combatiente vivo de la Gran Guerra, ingresó con tan solo 14 en la Marina del Reino Unido, para lo que tuvo que ponerse algunos años de más.
Su mentira le permitió empezar a trabajar muy poco después de que su país declarara la guerra a Alemania, ese país en el que a él le habían contado que vivían muchos monstruos.
“Odiaba la guerra –ha comentado tras su muerte uno de sus hijos–; combatió porque ése era su trabajo”.
También fue testigo de la II Guerra Mundial
En 1926 Claude emigró a Australia, donde trabajó durante cuatro décadas para las fuerzas armadas. En ese país eligió también vivir, entre otras cosas, la Segunda Guerra Mundial, hasta que en 1956 dejó su carrera como militar.
Entre las cosas que vio, está la rendición de la flota alemana en Firth of Fourth, en 1918.
Le llamaban “El risueño”. Le apasionaban el zumo de mango y el chocolate. Y lo más importante: dejó un libro en el que nos cuenta su vida: El último de los últimos.