Enlaces accesibilidad

Los animales salvajes también se hacen viejos

  • La vejez no es exclusiva de los humanos ni de los animales domésticos
  • Los hijos de individuos adultos tienen más riesgo de enfermedades genéticas
  • Las hembras salvajes seleccionan a los machos por su condición física

Por

La vejez no es exclusiva de los humanos ni de los animales domésticos, sino que también corresponde a los animales salvajes, según recoge un estudio realizado por un equipo de científicos españoles.

"Siempre se había pensado que la senescencia era exclusiva porque vivimos más tiempo del que nos tocaría vivir" explica Alberto Velando, responsable del trabajo e investigador del departamento de Ecología y Biología Animal de la Universidad de Vigo.

No mueren solo por depredadores ni enfermedades del medio natural, también envejecen

Los animales salvajes también envejecen, y la idea de que mueren únicamente por el ataque de sus depredadores o por las enfermedades del medio natural ha "cambiado totalmente" en los últimos años. "Hay senescencia en la reproducción y en la capacidad de vivir de estos animales", confirma el científico.

Durante la investigación, publicada en Journal of Evolutionary Biology, se ha analizado una base de datos de más de 30 años de una población de piqueros de patas azules (Sula nebouxii), unas aves longevas que viven en las costas del Pacífico, para determinar su patrón de envejecimiento.

'Daños' genéticos

Los resultados han demostrado que "el ADN del esperma de invidivuos viejos tiene daños". Por tanto, advierte Velando, "sus hijos pueden tener más probabilidades de enfermedades congénitas".

Los hijos de inidividuos viejos tienen más posibilidades de tener enfermedades congénitas

En humanos se había comprobado que los hijos de hombres mayores de 50 ó 60 años tienen más posibilidades de tener enfermedades genéticas; "se pensaba que en la naturaleza no importaba y que era un defecto de nuestra civilización por vivir más, pero resulta que en el medio natural también ocurre", asegura el biólogo.

En el caso de las aves, el color de sus patas "se apaga" y refleja el daño oxidativo del esperma. Por ello, según recoge SINClas hembras eligen a los machos por su color y se sienten menos atraídas por los especímenes adultos con patas de colores más tenues.

"El trabajo abre un nuevo campo de perspectiva sobre lo que está detrás de las señales sexuales y sugiere la importancia de la selección sexual para purgar mutaciones genéticas", concluye el científico.