El planeta enano Haumea brilla con hielo cristalino
- Hasta ahora el resplandor del quinto planeta enano era un misterio
- Una fuente de energía mantiene el orden de la estructura del cristal
El quinto planeta enano
Haumea es el quinto planeta enano del sistema solar, junto a Plutón, Ceres, Eris y Makemake. Su existencia se comunicó en 2005 y entonces se denominó 2003 EL61 (según el código de nomenclatura internacional: año de la primera observación, quincena y número de orden). Dos equipos de astrónomos se disputaron el descubrimiento. Por una parte, el grupo del investigador español José Luis Ortiz Moreno del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), y por otra, el del astrofísico Michael E. Brown del Instituto Tecnológico de California (Caltech, EE UU). Al final, la Unión Astronómica Internacional optó por aceptar el descubrimiento del equipo español, pero bautizar al extraño planeta enano y sus satélites con los nombres que propuso el grupo estadounidense. En la mitología hawaiana Haumea es la diosa de la fertilidad y los partos, e Hi’iaka y Namaka dos de sus hijas.
Más allá de la órbita de Neptuno se mueve el diminuto y extraño planeta Haumea. Tiene forma de balón de rugby achatado, de unos 2.000 km de largo y tiene una de las velocidades de rotación más rápidas del sistema solar. El hielo cristalino que cubre este planeta y sus dos satélites (Hi’iaka y Namaka) les hace brillar en la oscuridad del espacio.
Un equipo internacional de investigadores ha confirmado que el 75% de Haumea y el 100% de Hi’iaka están cubiertos de agua congelada cristalina (con estructura ordenada), y no, como cabría esperar, por hielo amorfo desorganizado por la acción de la radiación solar.
“Se requieren fuentes de energía que mantengan la estructura organizada“
“Como la radiación solar destruye constantemente la estructura cristalina del hielo en la superficie, se requieren fuentes de energía que lo mantengan organizado", explica a SINC Benoit Carry, coautor del trabajo e investigador del centro ESAC de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Madrid.
Los científicos barajan la existencia de dos fuentes de energía para mantener en orden esa estructura cristalina:
1) Energía surgida del interior generada por los elementos radiactivos (potasio, torio y uranio) del cuerpo rocoso del planeta.
2) Energía producida por las mareas entre Haumea y sus satélites, el mismo efecto que ocurre entre la Tierra y la luna, es lo que mantendría cristalizado el hielo.
Otras peculiaridades del extraño planeta
El investigador también destaca otras particularidades de Haumea: “Su plano orbital está inclinado 28º respecto al habitual de los planetas del sistema solar, las órbitas de sus satélites tampoco están en el mismo plano –lo que es muy poco frecuente–, y todo el sistema pertenece a una familia única dentro de los objetos helados del Cinturón de Kuiper (a una distancia de entre 4,5 y más de 15 mil millones de kilómetros del Sol)”.
Según los científicos, el impacto de otro objeto sobre Haumea pudo originar los dos satélites y activar la rápida rotación del planeta enano (3,9 horas), además de moldearle con la forma de balón de rugby.
Otro de los misterios de Haumea es la presencia de una mancha oscura y rojiza, que contrasta con su color blanquecino del planeta. “Mi interpretación de la fotometría de infrarrojos es que esa zona podría ser más rica en agua helada cristalina que el resto de la superficie”, comenta a SINC Pedro Lacerda, codescubridor de la mancha y astrónomo en la Universidad de Queen en Belfast (Reino Unido). El investigador tampoco descarta que algún tipo de mineral o materia orgánica irradiada pueda generar esta coloración.