Isabel II rompe con los fantasmas del pasado y visita el estadio del "Domingo Sangriento"
- El estadio de Croke Park es un símbolo sagrado del nacionalismo irlandés
- La monarca pronunciará un discurso, pero no se esperan disculpas
La reina Isabel II de Inglaterra ha roto con el pasado de la mano de un gesto histórico: ha visitado el estadio de Croke Park, el escenario del primer "Domingo Sangriento", en el que 14 personas fueron asesinadas por las fuerzas británicas durante un partido de fútbol gaélico hace 91 años.
"Será el momento en el que lo inimaginable se convierta en norma" cuando la reina camine sobre un césped sagrado para los nacionalistas, ha señalado perviamente el corresponsal de casa real británica de la BBC, Peter Hunt.
El nacionalismo irlandés quedó marcado por la tragedia el 21 de noviembre de 1920, un domingo cualquiera en plena guerra de la independencia (1919-1921).
Fuerzas paramilitares del Ejército británico entraron en el campo y abrieron fuego contra el público y los jugadores, que disputaban un encuentro de fútbol gaélico, causando 14 muertos, entre ellos tres niños, y decenas de heridos.
Simbolismo
En el segundo día de su periplo irlandés -el más político de todos- la monarca, que está acompañada por su esposo Felipe, el duque de Edimburgo, ha comenzado la jornada con una visita al museo de la fábrica de la famosa cerveza negra Guinness, una de la atracciones estrella de la capital irlandesa, donde ha protagonizado la anécdota del día.
Tanto ella como el duque de Edimburgo han rechazado probar la "pinta perfecta", como la denominan los irlandeses, a pesar de que fue servida po rel "maestro cervecero" Fergal Murray, una de las pocas personas que conoce la cantidad y tipo exacto de lúpulo, malta de cebaba y levadura contenida en la fórmula secreta de la Guinness.
Desde allí ahí se han trasladado a los edificios gubernamentales para mantener un encuentro con el primer ministro, Enda Kenny, quien la ha acompañado después hasta el Memorial de Guerra Irlandés para depositar una corona de flores en honor de los 49.400 irlandeses muertos en la I Guerra Mundial (1914-1918).
El símbolo sagrado del nacionalismo
Isabel II cerrará la jornada con una cena de Estado que será celebrada en el Castillo de Dublín, sede del Gobierno británico durante la ocupación de la isla de Irlanda, y a la que asistirá, entre otros, el primer ministro británico, David Cameron.
Este será el único acto programado para que la reina se dirija a los irlandeses a través de un discurso con el que no se espera, no obstante, que pida disculpas por las atrocidades cometidas por los británicos en las isla en el pasado.
En cierta manera, la soberana ya representó el cierre de las heridas del pasado cuando, a su llegada este martes a Dublín, depositó una corona de flores y guardó un minuto de silencio ante el monumento que honra a los irlandeses caídos por la causa de la liberación nacional.