Royal Society, escuela de genios
- Un grupo de científicos la fundó bajo el lema "No hay que dar nada por sentado"
- Entre sus descubrimientos: la penicilina o la primera transfusión de sangre
- Ver especial Premios Príncipe de Asturias 2011
Todo comenzó una fría tarde de noviembre de 1660, en el Gresham College londinense. Un grupo de científicos se reúne dispuesto a seguir los postulados empíricos del filósofo Francis Bacon, que propugna la fórmula ensayo-error para alcanzar el camino correcto.
Los perfiles de los insignes caballeros, que deciden crear un club para debatir el resultado de sus experimentos, son muy parecidos: descreídos, curiosos sin límite, y un punto excéntricos.
Ellos constituyeron el embrión de la Royal Society, una de las sociedades científicas más antiguas del mundo, que en 2010 cumplió 350 años de historia.
Los fundadores pronto pusieron manos a la obra, abandonaron el latín como lengua de ciencia; Adoptaron el siempre pragmático, sencillo y directo inglés para sus futuros ensayos.
La lengua de Virgilio tan sólo permaneció en el lema que guiaría sus proyectos: “Nulius in verba”; o sea “No hay que dar nada por sentado”.
De Isaac Newton a Stephen Hawking
Una máxima que los doctos miembros de la Sociedad llevaron hasta sus últimas consecuencias. Cuentan que el propio Benjamin Franklin, presidente en 1703, para demostrar que los rayos no eran fuerzas sobrenaturales salió al campo en busca de la tormenta con una cometa atada a un cable. Recibió un rayo y milagrosamente sobrevivió a la descarga. Fruto de este empeño inventó el pararrayos.
“Entre sus filas hay 74 premios Nobel“
La historia de los limones del capitán James Cook (1776) es otra prueba del celo científico de estos emprendedores. Tras su viaje de más de tres años por aguas del Pacífico escribió una misiva a la Royal Society informando de como había salvado a los marineros de la enfermedad del escorbuto, incluyendo en su dieta los cítricos.
Los grandes descubrimientos atribuidos a sus “genios” se cuentan por decenas: desde la penicilina, la fotografía, la primera transfusión de sangre, hasta la pila eléctrica, el champán o la popularísima aspirina.
Academia del saber
En sus filas de sabios polifacéticos han experimentado Isaac Newton, Fleming, Einstein, Volta, Darwin o más recientemente Stephen Hawking, en un largo etc de galardones, reconocimientos y genialidades.
Sus más de 1400 miembros actuales suman 74 premios Nobel, y en sus ricos fondos documentales se pueden consultar más de 60 importantes trabajos científicos publicados desde su fundación.
Con motivo de su 350 cumpleaños la sociedad lanzó una serie de enigmas científicos aún sin respuesta: ¿Qué ocurrió antes del estallido del Big Bang?, o la inquietante, ¿Cómo podemos asegurar la supervivencia y prosperidad futura de la humanidad?, son algunas de las cuestiones en las que la academia centra su atención. El espíritu transgresor y la curiosidad insaciable de aquel primer grupo de empíricos llega intacto hasta nuestros días.