La acampada en Sol se consolida al congregar más manifestantes pese al veto de la Junta
- Miles de personas reeditan la manifestación del 15 de mayo en Madrid
- Exigen la reforma de la ley electoral y se preparan para otra noche al raso
- Ver también: Minuto a minuto de las concentraciones de 'Democracia real'
Indignación al cubo. Ese era el sentimiento que ha llevado a miles de personas a la acampada de Sol en Madrid, en una convocatoria que había sido prohibida horas antes por la Junta Electoral Provincial al entender que "puede afectar a la campaña electoral y a la libertad de voto de los ciudadanos".
El pulso lo ha ganado la calle, después de que el intenso despliegue policial que desde las 19.00 horas cercaba la plaza no haya intimidado a los manifestantes, que han roto a aplaudir a la hora que comenzaba la concentración con gritos de "No nos vamos, no tenemos miedo".
Pese a que el temor a un desalojo policial se olía en el ambiente -decenas de policías pedían aleatoriamente la documentación en los accesos al metro a muchos de los que se acercaban hasta la concentración-, casi nadie quería perdérselo. No sabían a qué iban, no sabían qué podía pasar, sólo sabían que quería estar.
“He venido con mi cámara de fotos, porque no me quería perder este momento“
"Estoy emocionada, me parece fantástico que los jóvenes tomen la palabra. He venido con mi cámara de fotos, porque no me quería perder este momento", ha explicado a RTVE.es una de las participantes, Patricia, de 48 años, que se ha mostrado exultante por haber participado en una asamblea.
"La clase política está desconectada de lo que está pasando y ya estamos hartos de las promesas que ya no se cumplen. ¡Queremos un cambio real!", exige uno de los portavoces del movimiento 15-M, Bruno Correa.
Con las manos en alto y al grito de "estas son nuestras armas", la muchedumbre ha hecho un ejercicio de pacifismo con constantes llamadas a la calma a pesar de que muchos entendían que la fuerte presencia policial era una "provocación de la Policía".
El orgullo de la reacción
La espontaneidad no ha evitado, sin embargo, que las peticiones de los organizadores para no caer en los insultos a los partidos no dieran frutos. "PSOE y PP, la misma mierda es" y "Banquero el que no bote", son algunas de las alusiones a los políticos y poderes económicos que se han podido escuchar esta tarde en la concentración de Madrid.
“Los jóvenes de ahora tienen menos futuro que nuestra generación“
"Estamos en un momento en el que el poder económico gobierna el poder político", ha argumentado Eshter, una mujer de unos 50 años, que se ha acercado a la manifestación con mucha más gente de su edad. "Los jóvenes de ahora tienen menos futuro que nuestra generación. No podía entender que con cinco millones de parados no estuviera pasando nada. ¡Esto es estupendo", subraya otra madre, Isabel.
En la marcha ha habido, hoy más que nunca, espacio para la ironía, la poesía y hasta el sarcasmo. "Que nos gobiernen las putas, que sus hijos nos han fallado", "Me gustas democracia porque estás como ausente" o "No somos antisistema, el sistema es antinosotros" son sólo tres de los ejemplos de un sin fin de pancartas que día a día se van adueñando del paisaje de Sol.
“No nos pidan un programa, los políticos solo enseñan sus caras“
Ante las críticas de que el movimiento del 15-M no tiene un programa firme, algunos de los manifestantes han explicado a RTVE.es que "en tres días no pueden conseguir lo que muchos partidos no han conseguido en años: un programa electoral".
"Que no nos pidan un programa en tres días, cuando ellos no ponen por delante su programa electoral, sino su cara en los carteles", explica a RTVE.es Juan, decidido a exigir un cambio en la ley electoral.
Caída la noche, lo importante era organizarse para pasar la cuarta noche al raso. "Los que se queden a dormir, que se acerquen al caballo", gritaba uno de los organizadores, al tiempo que iba instalando de nuevo los toldos y los cartones para ir preparando las camas.
"Todo lo que consiguieron nuestros padres y abuelos, nos lo están quitando. Hace cuatro días era una vergüenza este país, pero ahora estamos orgullosos de haber nacido aquí", se podía escuchar por la megafonía.
Ése es el sentimiento con el que se van a dormir, a expensas de que la sombra del desalojo sigue planeando con fuerza de cara a esta madrugada. Los manifestantes lo tienen claro: "No nos importa, si nos desalojan volveremos. Así, hasta que nos hagan caso".