El fotógrafo Manu Brabo se encuentra ya en España tras haber sido liberado en Libia

• Ha aterrizado en Madrid procedente de Túnez
• Fallecido un fotógrafo surafricano que estaba con él

Fotografía de Manu Brabo tomada hace unos días en la zona oriental libia

El fotógrafo español Manu Brabo está ya en España. Brabo ha llegado al aeropuerto de Barajas procedente de Túnez, tras ser liberado por las autoridades libias después de 43 días detenido.

En el aeropuerto le esperaban sus padres, Manuel Varela y Victoria  Brabo, que se han desplazado desde Gijón, y personal del Ministerio de  Asuntos Exteriores.

Manuel Varela de Seijas Bravo, que firma sus fotografías como Manu Brabo, llegó el jueves a la capital tunecina tras cruzar la frontera entre ambos países por el paso de Ras el Jedir, 160 kilómetros al este de Trípoli.  En el vuelo desde Túnez le acompañaba el embajador de España en el país norteafricano, Antonio Cosano.

Fallecido un fotógrafo que estaba con Brabo

El régimen de Gadafi puso en libertad al fotógrafo asturiano junto a otros  tres periodistas después de haber sido condenados a un año de prisión que ha sido suspendido y a una multa de 100 euros. Sin embargo, las autoridades informaron también de que el reportero gráfico suráfricano Anton Hammerl murió tiroteado el pasado 5 de abril.

Según la página web del diario sudafricano The Star, para el que  trabajaba Hammerl, los reporteros estadounidenses James Folley y Clare  Morgana Gillis, liberados el miércoles junto con el británico Nigel Chandler y a Brabo, comunicaron la muerte del surafricano a su esposa.

Tanto Bravo como Foley y Chandler estaban con Hammerl cuando resultó  herido en el abdomen cerca de la ciudad libia de Brega el 5 de abril  pasado. Según el testimonio  de los reporteros que le acompañaban, sus heridas eran tan graves que no  había esperanza alguna de que sobreviviera sin atención médica  inmediata.

Sin embargo, las autoridades libias transmitieron a Sudáfrica y Austria la información de que Hammerl seguía vivo. La familia del periodista considera "de una crueldad intolerable que los leales a Gadafi conocieran la suerte de Anton todo este tiempo y optaran por encubrirlo".