Juan Ramón Lucas visita la escuela de Haití que RNE ha colaborado a reconstruir
- Los oyentes han colaborado en la campaña Un juguete una ilusión
- La escuela acogerá a 600 alumnos
- La AECID financia y varias ONG colaboran en el proyecto
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Desde este jueves, una placa en la escuela salesiana Riobe de Gressier agradece a los oyentes de RNE su colaboración en la reconstrucción del centro. El encargado de descubrirla, sin mucha ceremonia, ha sido Juan Ramón Lucas, director del programa En días como hoy, quien se ha desplazado hasta esta localidad a las afueras de Puerto Principe y a dos kilómetros de Léogane, epicentro del seismo.
Los edificios de secundaria y el internado no resistieron el temblor. Afortunadamente, los alumnos se encontraban en el patio, y no hubo víctimas. Ahora el complejo se está rehabilitando y ampliando con fondos de la cooperación española y con aportaciones de los oyentes de la radio pública recogidas en la campaña Un juguete una ilusión.
Nada más llegar, 150 niños esperaban en el salón de para dar la bienvenida con canciones en español, vistiendo los uniformes inmaculados (la costumbre haitiana). Las clases se dan en el exterior. Cuando esté terminada, el centro constará de un internado mixto para 80 personas, aulas de secundaria, escuela agrícola y salón multiusos.
Dos millones de euros de AECID
En la reconstrucción colaboran varias entidades. La Agencia Española de Cooperación y Desarrollo (AECID) ha aportado casi dos millones de euros, según explica, plano en mano, Carmen Rodríguez Arce, coordinadora general de AECID en Haití, una mujer animosa que lleva 26 años en el país y tiene familia aquí.
Los terrenos son propiedad de los salesianos, algo importante en Haití, donde las disputas sobre propiedad (los títulos se perdieron en el terremoto y el caos subsiguiente) impiden que se pongan en macha muchas obras. Las ONG españolas Jóvenes y Desarrollo y la Fundación Rinaldi están a cargo sobre el terreno.
Olga Regueira, coordinadora de Jóvenes y Desarrollo, explica que el centro educará a 600 chicos y chicas y que la idea es "aprender jugando". Incluso los niños del internado están obligados a mantener la relación con su familia. Si se les pregunta, se da una curiosa coincidencia: todos dicen querer ser doctores.