Los perros también emplean la gravedad para beber, igual que los gatos
- Emplean el mismo mecanismo que los felinos para poder beber
- Sin embargo son más descuidados y derraman mucho líquido
- El estudio ha sido recogido en el 'Journal of the Royal Society Biology Letters'
Cada vez que un perro bebe agua de un cuenco, el suelo termina empapado. Pero no lo hacen porque no sepan beber, sino porque son muy descuidados.
Un equipo de la Universidad de Harvard ha empleado imágenes de alta velocidad para demostrar que los perros beben igual que los gatos. Se basan en dos fuerzas físicas, la gravedad y la inercia.
Pero a diferencia de los felinos, según recoge Wired, que beben de una manera delicada y elegante, los perros lo dejan todo encharcado cada vez que se acercan a cuenco.
“Los perros tiran el agua hacia arriba, igual que los gatos, pero son más descuidados“
El estudio, publicado en la revista Journal of the Royal Society Biology Letters, muestra que los perros introducen la lengua en el líquido, la doblan -como si fuera una cuchara, en forma de L-, y crean una columna de agua para poder capturarla al vuelo cerrando la mandíbula.
"Solo se ve como los perros tiran el agua hacia arriba con su lengua para poder beberla. Igual que los gatos, pero más descuidados", señala el biólogo Alfred Crompton, autor del trabajo.
La misma técnica que los gatos
Esta investigación continúa el estudio realizado por científicos del MIT el pasado otoño sobre la sofisticada forma de beber de los gatos y que sugería que los perros beben distinto.
"Nosotros no usamos vídeos de rayos X, pero nada más ver la grabación nos dimos cuenta de que beben del mismo modo" reconoce Pedro Reis, del MIT, responsable del trabajo del año pasado.
“Ambos animales emplean la misma mecánica de elevación de agua“
Los científicos del MIT se basaron en vídeos de alta velocidad para mostrar que cuando la lengua de un gato -en forma de J mayúscula- toca la superficie líquida, el agua forma una columna que crece por inercia. Y antes de que se rompa, el gato cierra la mandíbula para poder beberla.
La única diferencia es el "desastre" que provocan los perros y la elegancia con la que beben los gatos. Emplean la misma mecánica de elevación de agua, pero los perros, al curvar la lengua hacia dentro, derraman todo el agua que recogen con el dorso. Después, "cuando el líquido está en la lengua, la empujan contra el paladar y la tragan", concluye Crompton.