El juicio contra Mubarak y sus dos hijos comenzará el próximo 3 de agosto
- Están acusados de asesinato premeditado de manifestantes, entre otros cargos
- Los delitos por los que se les acusa podrían conllevar pena de muerte
El juicio contra el expresidente egipcio Hosni Mubarak y sus dos hijos, Alaa y Gamal, comenzará el próximo 3 de agosto por los cargos de asesinato premeditado, intento de homicidio de manifestantes durante la revolución, presunto tráfico de influencias, daño premeditado a los fondos del Estado y enriquecimiento ilícito, delitos por los que pueden ser castigados con la pena de muerte.
La agencia de noticias estatal Mena, que cita al presidente del tribunal de apelación de El Cairo, Abdelaziz Omar, ha señalado que junto a ellos será juzgado el empresario Husein Salem en el tribunal penal del norte de la capital egipcia.
La Fiscalía acusa a Mubarak, en colaboración con el exministro del Interior Habib al Adli y algunos exaltos cargos de la policía, del asesinato "premeditado y con alevosía" de manifestantes durante las protestas pacíficas en distintas provincias del país, iniciadas el 25 de enero pasado, y que se saldaron con 840 muertos.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha sido la primera en reaccionar ante la noticia y ha declarado que esperaba que Egipto garantice un proceso justo.
"Queremos ver cómo funciona el Estado de derecho, que los procedimientos y el proceso sea el apropiado como en el juicio de cualquiera, y particularmente en un juicio con tal cantidad de cargos como este", ha afirmado Clinton.
Según Mena, Mubarak y algunos exresponsables gubernamentales instigaron a algunos oficiales y agentes a disparar contra las víctimas y de atropellarlas con vehículos policiales con la intención de matarlos y amedrentar al resto para dispersarlos y hacerlos desistir de sus demandas y poder continuar en el poder.
Hospitalizado en Sharm el Sheij
Asimismo, la Fiscalía apunta que el expresidente aceptó para él y para sus hijos "beneficios" como un palacio con una gran superficie y cuatro mansiones en la ciudad turística de Sharm el Sheij a un precio menor del real a cambio de tráfico de influencias.
Supuestamente Salem regaló esas propiedades al mandatario a cambio de terrenos del Estado en la provincia del sur del Sinaí en zonas muy exclusivas de Sharm el Sheij.
También Mubarak es sospechoso junto al exministro de Petróleo Sameh Fahmi y algunos directivos de su ministerio de haber facilitado que Salem obtuviera ganancias ilícitas que superan los 2.000 millones de dólares con la compra de gas egipcio.
Además, la firma de Salem supuestamente exportó gas a Israel a precios menores de los del mercado, con lo que el Estado egipcio perdió 714 millones de dólares.
En la actualidad, Mubarak se encuentra en un hospital de Sharm el Sheij, adonde se trasladó junto a su familia poco después de renunciar a su cargo, el 11 de febrero pasado, al culminar una rebelión popular contra su régimen.
Condenado por cortar las telecomunicaciones
El exgobernante está hospitalizado en ese centro médico desde el pasado 12 de abril, cuando sufrió un ataque al corazón durante un interrogatorio judicial. Al día siguiente, la Fiscalía general ordenó el arresto de Mubarak y de sus vástagos.
Ya el pasado día 28, el expresidente egipcio fue condenado a pagar una indemnización de 23 millones de euros por ordenar el corte de los servicios de telefonía móvil e internet durante las protestas de enero y febrero que forzaron su renuncia.
En la cárcel de Tora están detenidos Alaa y Gamal, así como varios exministros y dirigentes del Partido Nacional Democrático, que estuvo encabezado por Mubarak.