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Cuatro meses de reuniones terminan en la ruptura de la negociación colectiva

  • El plazo para el acuerdo se ha ampliado varias veces desde el 19 de marzo
  • Es uno de los acuerdos pendientes desde que se aprobó la reforma laboral

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Patronal y sindicatos han dado este jueves por concluidas sin acuerdo las  conversaciones para la reforma de la negociación colectiva tras  alrededor de cuatro meses de reuniones más o menos continuadas y más de  un año después desde que se comprometieran a revisar todo el sistema de  convenios colectivos.

El 9 de febrero de 2010 las patronales CEOE y  CEPYME y los sindicatos CCOO y UGT pactaron tres años de moderación  salarial con la firma del Acuerdo para el Empleo y la Negociación  Colectiva 2010-2012, al tiempo que se comprometieron a modernizar el  marco de las relaciones laborales.

No obstante, el inicio de la  negociación se fue retrasando durante meses, ya que en paralelo se  estaba discutiendo la reforma del mercado laboral y poco después -12 de  mayo- el Gobierno anunció una serie de medidas para atajar el déficit y  cumplir con los objetivos de estabilidad de la Unión Europea.

Recorte salarial y congelación de las pensiones

Las medidas incluían el recorte salarial del 5% para los empleados  públicos y la congelación de las pensiones contributivas, y provocaron  la convocatoria de una huelga de funcionarios para el 8 de junio.

Dos días después de la huelga, el 10 de junio, fracasó el intento por  alcanzar un acuerdo tripartito de Gobierno, patronal y sindicatos para  reformar el mercado laboral.

El 16 de junio el Ejecutivo aprobó por decreto dicha reforma y los  sindicatos convocaron una huelga general para el 29 de septiembre.

La propia reforma laboral establecía el plazo en el que se debía  acordar la reforma de la negociación colectiva, que expiraba el 19 de  marzo.

Sin embargo, las conversaciones entre empresarios y  sindicatos para este asunto no comenzaron hasta febrero, una vez firmado  con el Gobierno a inicios de ese mes el Acuerdo Social y Económico, que  incluía el pacto para la reforma del sistema público de pensiones.

El 3 de marzo CCOO y UGT manifestaron que era posible llegar a un  acuerdo a mediados de abril tras afirmar que las diferencias con la  patronal eran "superables", razón por la que el Gobierno consideró que  no había problema para ampliar el periodo de negociación.

Flexibilidad interna, el primer punto de fricción

Los principales puntos de fricción estaban en los cambios que se podían  acometer en las condiciones laborales de los trabajadores en tiempos de  crisis en lo que respecta a jornada, movilidad y funciones, en la  prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa o viceversa y en  la conveniencia o no de prorrogar automáticamente los convenios  expirados.

Las negociaciones se fueron alargando sin que se fijara una fecha  concreta para su fin, aunque la partes dejaron entrever que tras las  elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo esta cuestión se  despejaría.

Tras los comicios, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, dijo que el  10 de junio era la fecha tope que se daba el Gobierno para aprobar la  reforma tanto si había acuerdo como si no.

Antes de las elecciones, el 17 de mayo, el Comité Directivo de la CEOE  reclamó a su presidente, Juan Rosell, una postura más firme frente a los  sindicatos para que la reforma no terminara siendo un texto vacío de  contenido.

Con este mandato Rosell llevó a la reunión del 30 de mayo con los  secretarios generales de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, y de UGT, Cándido  Méndez, un nuevo documento con una posición de máximos de la patronal  que los sindicatos consideraron inasumible.

Los sindicatos entendieron que la actitud de la CEOE suponía la ruptura  de las negociaciones, aunque ambas partes se reunieron todavía dos veces  más (ayer y hoy) para tratar de desbloquear la situación, lo que  finalmente no ha sido posible.

Últimas reformas del acuerdo global

La reforma de la negociación colectiva es una de las últimas grandes reformas estructurales que se había propuesto el Gobierno, junto a las del sistema financiero, la de las pensiones y la del mercado laboral, aunque siempre había señalado que era preferible un consenso entre los agentes sociales para que la nueva norma fuera más eficaz.

Por ello, y aunque la ley de la reforma laboral fijaba como fecha límite el 19 de marzo para alcanzar un acuerdo, el Gobierno fue ampliando ese plazo con la confianza en que habría pacto. Hasta este mismo jueves, todos los implicados mantenían que era posible salvar el preacuerdo alcanzado a primeros de mes.

Sin embargo, los sindicatos ya acusaban en los últimos días a la patronal de volver a posturas maximalistas en aspectos ya superados, especialmente por la presión de la CEIM, la patronal madrileña que preside Alberto Fernández.

Tanto en el último Comité Ejecutivo como en la última Junta Directiva de la CEOE se filtró la oposición de algunas de las organizaciones que componen la patronal a los acuerdos alcanzados hasta entonces por Rosell , y su reclamación de una postura más exigente.

Finalmente, el acuerdo se ha roto definitivamente y será el Gobierno quien tenga que legislar sobre aspectos como la ultraactividad de los convenios, es decir, su prórroga automática cuando caduquen, o la flexibilidad en el seno de las empresas, al margen de los convenios sectoriales.