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Turquía se convierte en un destino laboral para los jóvenes españoles

  • Algunas empresas reciben cada semana solicitudes de empleo
  • Los españoles trabajan allí en la construcción o dando clases de español

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Hace una década, una oferta de trabajo en Turquía,  entonces un país más inestable y atrasado,  habría llamado la atención a poquísimas personas en Europa.

Ahora, gracias a su crecimiento sostenido, del 8,9 % en 2010, y a una rápida recuperación de la crisis, la tendencia se ha invertido y Turquía, un país tradicionalmente emisor de emigrantes, está comenzando a recibir a jóvenes de España, Grecia y Portugal,  que tratan de escapar de la crisis económica en sus respectivos países.

En las mesas de HRM Consulting, una empresa dedicada a ayudar a extranjeros a encontrar empleo, se acumulan los currículos.

"Hace unos años, recibíamos 20 o 30 currículos por semana. Ahora el número se ha incrementado a entre 100 y 150", explica Aylin Coskunoglu Nazliaka, representante de la firma en Turquía, al diario Aksam.

En el grupo Arslan, dedicado al negocio textil, también se sorprendieron cuando convocaron un examen público para contratar a seis expertos en comercio internacional y, además de turcos, se postularon 40 jóvenes extranjeros.

Nunca antes habíamos tenido solicitudes de trabajadores extranjeros asegura un directivo de Arslan

"Nunca antes habíamos tenido solicitudes de trabajadores extranjeros", asegura Ahmet Arslan, director ejecutivo del grupo Arslan, en unas declaraciones a la agencia Anadolu, y se muestra entusiasmado por el interés generado, ya que puede ayudar en la internacionalización de su empresa.

Los jóvenes buscan trabajo en Turquía por su estabilidad

"Jóvenes europeos que hablan cuatro lenguas quieren trabajar en Turquía por nuestra estabilidad económica. Los jóvenes españoles consideran a Turquía un puerto en el que resguardarse para escapar de la crisis en España, pues son muy pesimistas sobre el futuro allí", afirma.

El perfil de estos nuevos emigrantes económicos es el de una persona entre 25 y 38 años, con titulación universitaria y dominio de lenguas extranjeras que no encuentra trabajo en su país de origen (sobre todo del sur de Europa) o lo ha perdido a causa de la crisis.

Para jóvenes con ese perfil, el salario puede ir de los 1.000 a los 3.000 euros,  dependiendo de si su empresa es internacional o turca, y de su grado de especialización. El sueldo medio en Turquía es de 600 euros.

Los principales sectores de la economía turca que interesan a los jóvenes sureuropeos son la construcción, la energía, el textil y el turismo y, de hecho, en este último el número de trabajadores extranjeros se ha incrementado un 15 % respecto al año anterior, de acuerdo al diario Aksam.

"En el sector turístico, el personal local no tiene la experiencia o la cualificación suficiente para los actuales planes de expansión. Turquía ha sido siempre un mercado turístico cuya competitividad se basaba en el precio y ahora les falta gente en el ámbito del turismo más sofisticado, hacia el que se está expandiendo", afirma Isaac Martín Barbero, consejero económico de la Embajada de España en Ankara.

Algunos optan por enseñar español

Otros, en cambio, apuestan por la enseñanza del español, ya que la demanda de cursos ha aumentado exponencialmente en los últimos años, tanto en el Instituto Cervantes como en universidades públicas y academias privadas.

Patricia, que había cursado estudios de Comunicación en España, llegó de vacaciones a Turquía en 2004 y, como muchos otros turistas, quedó prendada de Estambul.

Al principio trabajé de camarera dice una joven española que llegó en 2004 a Turquía y se quedó

Decidió probar fortuna: "Al principio trabajé de camarera, porque simplemente quería conocer a la gente y el país. El salario era muy malo. Cuando quise instalarme busqué otro trabajo y la verdad es que no fue difícil", ha contado.

Pasó por una agencia de diseño pero, posteriormente, se decantó por la enseñanza del español, ya que en Turquía se notaba, entonces especialmente, la falta de profesores nativos.

Ahora se muestra satisfecha: "Gano más de lo que podría ganar en España. Y aún podría trabajar más y ganar más. Mi calidad de vida aquí es bastante buena".