Los portugueses acuden a las urnas bajo la sombra de los recortes y el empobrecimiento
- El rescate financiero de la UE y el FMI supondrá menos gasto y privatizaciones
- El candidato conservador, favorito en los comicios, afirma que irá "más allá"
Los portugueses acuden este domingo a votar para elegir su nuevo Gobierno bajo la sombra de los recortes y del empobrecimiento del país, lastrado por la crisis de deuda y obligado a reducir el gasto para recuperar la confianza de los inversores, aún a costa de frenar el crecimiento económico.
La inevitabilidad de esos recortes se aprecia en la falta de alternativas se les ofrece a los votantes en el terreno de la economía, que ha sido el eje central de la campaña: solo la izquierda antiliberal se opone a las reformas, ya que tanto el Partido Socialista de José Sócrates, que saldrá del Gobierno, como la derecha del CDS-PP y del Partido Socialdemócrata (PSD), respaldan el rescate financiero.
De hecho, el candidato socialdemócrata y principal favorito para ser el nuevo primer ministro, Pedro Passos Coelho, ha prometido durante la campaña ir "bastante más allá" de las exigencias planteadas por la troika (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) para "no encontrarnos en la misma situación que Grecia".
Por el momento, los portugueses ya saben que el plan de rescate les obligará, entre otras cosas, a reducir las prestaciones por desempleo de tres años a 18 meses, además de que el paro que se cobre será menor a partir de los seis meses, hasta un mínimo del 10% de la prestación.
Menos cobertura de paro y despido más fácil
También será más fácil despedir, puesto que la indemnización se reducirá a 10 días por año trabajado, tanto para fijos como para temporales, además de ampliar los supuestos para el despido objetivo.
El rescate también obliga a reducir las pensiones de más de 1.500 euros y, a lo largo del próximo año y en 2013, se congelarán todas las pensiones, excepto las más bajas. Igual que los sueldos de los funcionarios, que no aumentarán en los próximos dos años.
Asimismo, se reducirá el gasto en sanidad y en educación, se subirán el IVA, los impuestos a los vehículos y al tabaco, y se privatizarán empresas publicas emblemáticas, como la aerolínea TAP o la petrolera Galp.
Todo ello a cambio de recibir 78.000 millones que permitan hacer frente a los pagos y para intentar reducir a una tercera parte el déficit -hasta el 5,9% del PIB este año, a un 4,5% en 2012 y un 3% en 2013-, aunque por el camino el crecimiento quedará amputado: el Gobierno ya ha reconocido que el PIB se contraerá un 2% este año y el próximo, y que la recuperación económica no empezará hasta 2013.
Escrutinio de los mercados financieros
Si no se crece, no se crea empleo, y el paro alcanza niveles récord en Portugal, ya que la tasa de desempleo se encuentra en el 12,4%. Eso significa menos demanda, menos ingresos y más dificultades para pagar las deudas, un círculo vicioso.
A eso se añade que los mercados siguen presionando a las finanzas portuguesas, aun después del rescate. En su última subasta, el Tesoro portugués tuvo que ofrecer un interés del 4,96% para que le compraran sus letras a tres meses, una denominación por la que España, por ejemplo, paga un interés que ronda el 1,4%.
En el mercado secundario, el diferencial entre el bono portugués a diez años y el alemán se situaba este viernes en 652 puntos básicos: no es tanto como Grecia (1.268 puntos), ni como Irlanda (752 puntos), pero está lejos del de España, que cotiza en 217 puntos.
Las agencias de riesgo, además, califican la deuda portuguesa en estos momentos como BBB-, a un paso del bono basura, y lo que es peor, con perspectiva negativa, es decir, que planean volver a degradar esa nota.
Un callejón sin salida
Con todo, aunque los recortes anunciados son mucho más acusados que los proponía el plan presentado por Sócrates y que fue tumbado en el Parlamento por el PSD, el candidato de centro derecha promete profundizar en ellos para reflotar al país y acusa al Gobierno socialista de llevar al país "a la bancarrota".
Sócrates se defiende y critica la deriva "ultraliberal" de su rival, al que acusa de "destruir el Estado del Bienestar", pero tampoco detalla como pretende "defender la justicia social y la igualdad de oportunidades".
Así, los portugueses tendrán que elegir entre el menor de los males el domingo, puesto que todos dan por seguro que al país le espera, gane quien gane, un período de empobrecimiento que costará superar.