Ban presenta su candidatura a una reelección casi segura al frente de la ONU por otros cinco años
- El actual secretario general cuenta con el apoyo de las grandes potencias
- Pide el apoyo del Consejo de Seguridad para renovar su mandato
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha anunciado este lunes que optará a la reelección como máximo responsable de esa organización internacional cuando concluya su primer mandato, el próximo 31 de diciembre.
"Ha sido un privilegio enorme liderar esta organización y, si tengo el respaldo de los Estados miembros, estaré profundamente honrado de servir un mandato más", ha declarado el diplomático surcoreano, que se convirtió en el octavo secretario general de la ONU en 2007, cuando sucedió al ghanés Kofi Annan.
"Ahora que se aproxima el fin de mi mandato como secretario general de la ONU, humildemente propongo mi nombre para la consideración de los miembros del Consejo de Seguridad para un segundo mandato", se recoge en una carta de Ban al embajador de Gabón ante la ONU, Nelson Messone, presidente de turno del Consejo de Seguridad este mes.
Apoyo de los grandes
Sin ningún rival declarado para el puesto y sin la oposición de ninguno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, medios diplomáticos dan por hecha la reelección de este exministro de Exteriores surcoreano, que tiene 66 años.
De hecho, las potencias del Consejo -Reino Unido, Francia, Rusia, China y Estados Unidos- quieren que el proceso de selección se resuelva rápidamente.
Así, la aprobación de los quince miembros del Consejo y de los 192 de la Asamblea General debería llevarse a cabo para finales de mes de junio.
"Hay un 100% de posibilidades de que vuelva a tener el puesto otra vez", ha asegurado un enviado de uno de los miembros del Consejo de Seguridad.
Ban ha sido un encendido defensor de la diplomacia tranquila, una filosofía que ha sido criticada por organizaciones proderechos humanos que le reprochan no haber utilizado un lenguaje más duro contra los abusos de superpotencias como China.
De hecho, una de las críticas más duras la recibió por no critica públicamente la detención del premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo el año pasado.
Apoyo a las revueltas
Otro de sus grandes fracasos ha sido la imposibilidad de conseguir un acuerdo para reducir las emisiones de CO2 en la Cumbre de Copenhague, celebrada a finales de 2009.
Sin embargo, su papel ha sido elogiado por las potencias occidentales tanto por su postura firme en el conflicto de Costa de Marfil, donde cascos azules de la ONU fueron atacados por el presidente saliente, Laurent Gbagbo, por defender al presidente electo, Alassane Ouattara, que terminaría haciéndose con el poder.
Además, ha llamado en repetidas ocasiones a Muamar Gadafi, Bachar el Asad y Alí Abdulá Saleh para que dejen de atacar a su propia población en las manifestaciones prodemocrácticas que se han producido en sus respectivos países.
Estas acciones disgustaron a Rusia y China, que consideraron que se trataba de una injerencia en asuntos externos.
Además de su defensa de las revueltas árabes, Ban ha ganado fama internacional por su defensa de los derechos de las mujeres, para lo que ha creado una agencia específica de la ONU dirigida por la expresidenta chilena, Michelle Bachelet.