El díficil equilibrio de Humala entre el crecimiento económico y la lucha contra la desigualdad
- El presidente electo de Perú ha moderado su discurso económico
- Promete aumentar el papel del Estado y acabar con la pobreza
- La bolsa y los inversores extranjeros desconfían
La victoria de Ollanta Humala en las elecciones de Perú puede abrir paso a políticas sociales que acaben con las fuertes desigualdades sociales en el país andino. La riqueza de las élites limeñas y blancas contrasta con un 60% de pobreza entre los indios de las zonas andinas, los principales seguidores de Humala.
Sin embargo, el nuevo presidente tendrá dificultades para compaginar sus promesas de políticas sociales y mayor presencia del Estado con el mantenimiento del crecimiento económico (8,7% en 2010) basado en las políticas neo-liberales de las últimas dos décadas, que han asegurado en los últimos años baja inflación, equilibrio presupuestario y un banco central ajeno al control político.
Humala ha moderado su discurso y ha dado garantías a la clase empresarial y a los inversores extranjeros de que sus reformas no serán radicales. Pese a sus promesas de regular sectores clave como el petróleo y la minería, en los últimos meses ha intentado mostrarse más cercano al modelo de Lula da Silva en Brasil que al de Hugo Chávez en Venezuela.
"Desde el principio de las elecciones, Humala ha intentado identificarse con esa opción, la de compatibilizar políticas de mercado y políticas sociales" dice Anna Ayuso, investigadora del Centro de Estudios e Investigación Internacionales de Barcelona (CIDOB). "Con Lula pasó igual: al principio los mercados se asustaron. Humala tiene un pasado dogmático, pero no se comporta como tal porque ha hecho un viraje hacia el centro", añade.
Aún así, tras el resultado de la primera vuelta la inestabilidad de la bolsa aumentó, el valor de los bonos soberanos cayó y la moneda nacional, el sol, se ha depreciado. Tanto los inversores extranjeros como los empresarios peruanos preferían a Keiko Fujimori. Pensaban que la candidata derrotada habría continuado con la política económica liberal iniciada por su padre, el expresidente Alberto Fujimori, condenado por corrupción.
"Humala cuenta con un apoyo importante en el sector rural - explica Ayuso - pero en Lima tiene una oposición importante de la derecha". Para poder iniciar políticas sociales, "esa oligarquía tiene que ceder algo, como hizo la oligarquía brasileña. El coste de luchar contra la pobreza es muy bajo: implica que paguen algo de impuestos y que los recursos se destinen a esos sectores. Otras políticas como la mejora de la sanidad y la educación, que también prometía Keiko Fujimori, requieren un pacto mayor entre clases políticas".
El nuevo presidente tampoco dispone de mayoría en el Congreso, donde tendrá que pactar, posiblemente con el partido del expresidente Alejandro Toledo, aunque los fujimoristas son la segunda fuerza en la cámara. Entre la primera y la segunda vuelta, Humala unió a su equipo a dos excolaboradores de Toledo, el ex ministro Fernando Zavalla y el economista Kurt Burneo.
"Lo más difícil va a ser luchar contra la corrupción, un problema fundamental en Perú, porque hay un sector muy enquistado que ya existía pero que se reforzó con Alberto Fujimori y no ha desaparecido", añade la investigadora del CIDOB.
Política exterior
Mientras Humala mantiene una relación cordial con los diplomáticos de EE.UU., es probable que busque reforzar los lazos con Brasil. Las empresas brasileñas tienen importantes intereses en Perú, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha seguido una trayectoria política similar a Humala.
Humala desea posicionar a Perú como un importante intermediario en el Océano Pacífico para el comercio entre Brasil y China. Además, el presidente electo ha declarado a menudo su apuesta por "la unidad latinoamericana", sin concretar a qué se refiere.
Según Anna Ayuso, la elección de Humala "puede ayudar a reducir las tensiones en la Comunidad Andina, que estaba dividida entre dos países que apostaban por el libre comercio y la apertura comercial, Colombia y Perú, y otros dos que no, Ecuador y Bolivia. Por ejemplo, Juan Manuel Santos, en Colombia, ha hecho un giro hacia la región y ha llegado a acuerdos con Hugo Chávez. El triunfo de Humala puede contribuir a mejorar las relaciones en la región siempre que se mantenga la moderación".