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El sirio al que le salvó el amor en tiempos de revueltas

  • Un joven sirio fue detenido y torturado en una cárcel secreta un mes
  • Asegura que fue el recuerdo de su novia el que le mantuvo con vida

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Su cuerpo fue golpeado, azotado, electrocutado y sometido a las peores torturas con las que se puede castigar a alguien que ha sido apresado y encerrado en una cárcel secreta. Pero, pese a que sentía que cada vez perdía más vida, su mente estaba en otra parte, junto a la persona a la que amaba. Y eso, le salvó.

Es la historia personal de una de las miles de personas que se echaron a las calles sirias en los primeros días de protestas y que fueron apresadas por las fuerzas de seguridad del régimen.

"Ella siempre estaba en mi mente en los momentos más duros de la tortura. La única cosa que aliviaba mi dolor era el pensamiento de que ella, en ese momento, estaría en su cama descansando", cuenta a Al Yazira.

Torturas diarias

La pesadilla comenzó en el mismo momento en el que fue apresado. En el autobús policial recibió los primeros golpes.

"¡Tu madre es una puta!" gritó uno de los policías, mientras le apuntaba a la cara e incrementaba sus insultos: "Vamos a violarla a ella y a tu hermana!".

Pero el joven no estaba escuchando.

"En los primeros cinco minutos estaba solo pensando en ella. Tenía tanto miedo por ella. Pero cuando el autobús se alejó vi que estaba intentando llamar por teléfono a alguien, por eso estaba tranquilo y feliz porque ella no había sido detenida. Lo que no sabía es que eso cambió pocos minutos después".

Podía sentir pefectamente como la sangre me caía por los dedos

"Nos recibieron en la prisión con nuevos golpes. Nos ataron las manos por detrás de la espalda y nos taparon los ojos. Entonces nos hicieron arrodillarnos y, durante cerca de una hora, no dejaron de pegarnos mientras nos insultaron. Podía sentir pefectamente como mi sangre me caía por los dedos".

"Lo siguiente fue hacernos tumbarnos con el estómago en el suelo y cinco o seis miembros de las fuerzas de seguridad empezaron a correr y a saltar sobre nuestras espaldas insultándonos".

Pesadilla sin fin

Después de esto, le tumbaron en una habitación, todavía con los ojos tapados, para someterle al primero de los interrogatorios.

"Había tres personas para preguntarnos cosas y una cuarta escribiendo todo lo que yo decía. Querían saber el motivo por el quehabía ido a las manifestaciones, a las que me había sumado con pancartas y gritos contra el presidente. Después de eso, otra vez sentado de rodilas durante, por lo menos, dos horas".

La primera noche en prisión tuvieron que pasarla completamente desnudos pese al frío y mientras que los guardas hacían chistes sobre sus genitales. Los prisioneros solo pedían agua y comida pero se la negaban una y otra vez.

"Pese a todo eso, yo no dejaba de sonreir. ¿Cómo iba a sentir frío sabiendo que ella estaba disfrutando del calor? ¿Desde cuándo el frío nos afecta cuando el amor nos llena?".

Fue la primera noche de torturas y de interrogatorios. A partir de ahí, las palizas y maltratos se repitieron a diario y cada vez con más intensidad. Fue acusado de colaborar con Israel y Estados Unidos, motivo suficiente para apalearle aún más. Hasta que el sexto día ya no podía andar.

Entonces fue trasladado hasta un pequeño cuarto, de no más de cuatro metros, donde debía compartir espacio con otros dos prisioneros. Uno de ellos había sido detenido con él y el otro le contó que había sido acusado de posesión de drogas.

Trampas

"Al día siguiente los interrogatorios se centraron en preguntarme las cosas que habíamos hablado los tres. Entonces me di cuenta de que el tercer prisionero no era más que un espía que habían metido".

Entonces los días siguieron pasando y, con ellos, los prisioneros iban y venían. Al menos compartió su espacio con nueve personas diferentes. Una de ellas un abogado que fue quien le contó que su novia sí había sido arrestada y liberada tras una semana en la que la habían pegado.

"Lloré durante una semana. No hacía más que aferrarme a un papel en el que ella había dibujado algo. Todo el rato recordaba su mano dibujándolo".

Más tarde, el joven descubrió que sus padres habían ido preguntando por él por todas las cárceles de Siria. Pero en todas les negaron que estivieran reteniéndole.

Solo pudieron saber dónde estaba cuando el abogado que había compartido la celda con él fue puesto en libertad. Esto fue solo dos días antes de su propia liberación.

Ahora, aunque estuvo un mes torturado, no tiene planes de huir de Siria y, aunque toma calmantes y pastillas para dormir, asegura que es capaz de conciliar el sueño.

Su futuro está, como siempre, con su novia, con la que se quiere casar. Después de todo, fue ella la que le salvó.