Brasil niega a Italia la extradición del histórico terrorista Battisti y lo libera
- El Supremo del país americano avala la última decisión que tomó Lula
- Italia lo condenó a cadena perpetua por cuatro asesinatos en los 60
- Brasil, un país con larga tradición de asilo: desde dictadores a deportistas
El Tribunal Supremo de Brasil ha rechazado la extradición del terrorista italiano Cesare Battisti a su país de origen y ha ordenado su puesta en libertad respaldando así la última decisión que tomó Lula da Silva como presidente en diciembre. El Gobierno de Roma ya ha protestado.
De los 10 miembros que forman el pleno del máximo órgano judicial brasileño, seis han votado contra la petición de Italia porque no se puede poner en tela de juicio el dictamen del presidente de Brasil.
Lula da Silva negó el 31 de diciembre de 2010 la extradición de Battisti, en el que fue su último acto de gobierno antes de la toma de posesión de la actual presidenta del país, Dilma Rousseff.
Previamente, el Tribunal Supremo de Brasil había concedido la extradición del italiano, pero dejando la última palabra al presidente Lula.
El caso llegó a los tribunales hace casi cuatro años, cuando Battisti fue detenido en Río de Janeiro a petición de Italia, donde fue condenado a cadena perpetua por cuatro asesinatos cometidos en la década de los 70 atribuidos al grupo Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), ligado a las Brigadas Rojas.
Durante la vista de este miércoles, el abogado que representa a Italia, Antonio Nabor Bulhoes, pidió a los jueces la "inmediata" entrega de Battisti a ese país. El abogado consideró "inadmisible que haya dudas sobre la justicia italiana" y advirtió de que la decisión tomada por Lula el último día de su mandato,"contradijo" la opinión de la propia corte.
Según el fallo adoptado por mayoría, Lula tenía derecho a rechazar la extradición, pues esa posibilidad la dejó abierta la propia corte cuando le entregó la decisión final.
Se reaviva la polémica
Lejos de poner punto y final al litigio, la actual decisión del Tribunal Supremo de Brasil no hace más que reavivar la polémica que han mantenido los dos países en los últimos años.
De hecho, la reacción de Italia no se ha hecho esperar. El ministro italiano de la Juventud, Giorgia Meloni, ha denunciado que se trata de la "enésima humillacion" para las familias de las víctimas de Battisti.
En diciembre de 2010, tras la negación de Lula a extraditar al italiano, Italia llamó a consultas a su embajador en Brasil y el presidente italiano, Silvio Berlusconi, se comprometía a continuar la "batalla" para su extraditación.
Battisti se fugó de una cárcel italiana en 1981 y desde 1990 hasta 2004 residió en Francia bajo el estatus de refugiado político concedido por el entonces presidente François Mitterrand. En 2004 el Gobierno de Chirac, presionado por Italia, le retiró esa condición. Fue entonces cuando huyó a Brasil, donde en enero de 2009 el ministro de Justicia brasileño, Tarso Genro, le concedió el refugio político.
Tradición de acogida. Desde disidentes a dictadores
La concesión de asilo y refugio político es una tradición enraizada en Brasil. Unas 4.000 personas tienen ese estatuto, concedido habitualmente por el Comité Nacional para los Refugiados (Conare), desde políticos europeos a dictadores latinoamericanos, desde exguerrilleros hasta deportistas cubanos.
La Constitución brasileña impide la extradición de extranjeros por delitos políticos o de opinión, sin distinción de ideología. Antes de Battisti, el más polémico caso en la última década fue el del colombiano Francisco Antonio Cadena Collazos, conocido como el Cura Camilo, que es considerado el contacto de la guerrilla de las FARC en Brasil y recibió refugio en 2006. Colombia lo acusa de homicidio y secuestro.
Otros casos fueron los de los atletas cubanos Rafael Costa Capote (balonmano) y Michel Fernández García (ciclista), que obtuvieron refugio tras abandonar los Juegos Panamericanos en 2007, y el de tres músicos del mismo país que abandonaron su gira brasileña en 2008. Asilados conocidos en Brasil fueron el exdictador paraguayo Alfredo Stroessner, fallecido en 2006, que pasó allí los últimos 17 años de su vida, y los expresidentes del mismo país Lino Oviedo y Raul Cubas, ambos ya retornados.
En la lista también figuran el portugués Marcelo Caetano, que sucedió a Antonio Salazar en el gobierno de Portugal (1968-74); y el exprimer ministro francés George Bidault, que se exilió en Brasil en los años 60 acusado de conspirar contra el Estado por su política en Argelia. Brasil también acogió a otros exactivistas italianos de los años 70, como es el caso de Pietro Mancini, refugiado desde final de esa década.
Información: Agence France Presse