Erdogan afirma que buscará el consenso para modificar la constitución de Turquía
- El primer ministro gobernará un tercer mandato con mayoría absoluta
- Incidentes en Diyarbakir, en la región kurda
- Habrá cuatro partidos en el Parlamento
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha revalidado su mayoría absoluta por tercera vez en las elecciones parlamentarias celebradas el domingo. Sin embargo, Erdogan no contará con los dos tercios de los escaños necesarios para modificar la constitución del país, por lo que deberá contar con apoyos de otras fuerzas políticas.
El islamista Justicia y Desarrollo (AK) ha obtenido el 50,3% de los votos con el 96,5% del escrutinio realizado, por encima de los resultados obtenidos en 2007 cuando ganó con el 46,5% de los votos. Con estos resultados, el partido de Erdogan obtendría 326 escaño, cuatro por debajo de los 330 que necesitaría para redactar una nueva carta magna que se aleje de la redactada por los militares en los años 80 del siglo XX.
“Buscaremos el máximo consenso“
"No renunciaremos (a una nueva Constitución) porque hayamos conseguido menos de 330 escaños. Iremos a los partidos de oposición, a los partidos fuera del parlamento, a todos los sectores de la sociedad y buscaremos el máximo consenso", ha declarado Erdogan en su discurso triunfal.
Según diversos analistas, estos consensos podrían cambiar la tendencia autoritaria que Erdogan ha tenido en los últimos años y abandonar su proyecto de establecer un sistema presidencialista.
Desde la sede de su partido en Ankara, Erdogan ha calificado su victoria como una contribución "a la paz, la justicia y la estabilidad en su región y el mundo". "El vencedor es, sin duda, Turquía, tanto si votaron por el AKP o no. Turquía y la democracia vencieron de nuevo", ha añadido.
Al partido del AK le seguirían el Partido Republicano del Pueblo (CHP) con un 25,96% y 135 escaños,el Partido de Acción Nacionalista (MHP) con casi un 13,1% de los votos y 54 escaños y el Partido de la Paz y la Democracia (BDP, nacionalista kurdo) con el 6,35% de los votos y 36 escaños.
Incidentes en el Kurdistán
Las elecciones generales de Turquía han transcurrido en un ambiente general de calma a excepción de contadas irregularidades. En el distrito de Keçioren de la provincia de Ankara, la policía tuvo que utilizar gases lacrimógenos para ahuyentar a un grupo que trataba de linchar a cinco militantes del AK, acusados de votar con documentación falsa. 27 personas han sido detenidas por este motivo.
En la zona de mayoría kurda (sureste del país), sin embargo, decenas de jóvenes que celebraban la victoria del BDP han arrojado piedras a la Policía, que ha respondido usando cañones de agua y gas lacrimógeno. En la mañana del lunes, una bomba de percusión ha explotado en la ciudad, hiriendo a 11 personas que han sido trasladados al hospital.
El respeto de la minoría kurda (20% de la población) es uno de los asuntos pendientes de Erdogan y uno de los obstáculos en sus esfuerzos por entrar en la Unión Europea. Los kurdos exigen autonomía y el derecho a educar en su propia lengua. Grupos armados independentistas operan en la frontera sur desde hace 27 años, con enfrentamientos abiertos y ataques terroristas que han dejado miles de víctimas. Una eventual reforma constitucional debe responder también a sus demandas.
Una potencia emergente
Sin duda, el "milagro económico" que Turquía ha experimentado en la última década ha movilizado a muchos votantes. En 2010, el país creció un 8,9%. Ahora queda pendiente el reparto del bienestar. Ni campesinos ni trabajadores de la Industria se han beneficiado de este crecimiento.
Los electores también han sabido reconocer la neutralización de la influyente clase militar, que ha intervenido frecuentemente mediante golpes de Estado en la historia reciente del país. El 20% de la cúpula castrense está entre rejas por intentos frustrados de asonadas.
Las relaciones internacionales han estado en un segundo plano. Aunque el ciudadano de a pie ve con buenos ojos el alejamiento "del dictado de Estados Unidos", la postura de Erdogan respecto a las revueltas árabes ha sido ambivalente. Hasta la semana pasada, el primer ministro no elevó el nivel de sus críticas al régimen sirio. La represión en Siria puede causar un grave problema en Turquía, a donde han llegado miles de refugiados.