Enlaces accesibilidad

Mamá, quiero ser mago

  • Madrid alberga la próxima semana el XXXI Congreso Nacional de Magia
  • La Biblioteca Nacional inaugura una muestra inédita sobre prestidigitación

Por
BENVENUTI, F.HipnotizadorFotografía, 1910
'Hipnotizador' (1910)

“La mano es más rápida que el ojo, siempre”. Palabra de Henry Evans, Campeón Mundial de Magia con Cartas (2000), y a la postre uno de los mejores ilusionistas del mundo; Evans es veloz. Muy veloz.

En menos de diez segundos hace aparecer monedas de la nada, corta- reconstruye-corta una cuerda sin aparente esfuerzo, y bromea por el camino con su atónito y entregado público.

Observación. Quizás aquí resida la clave de su habilidad, y la de todo buen mago que se precie: “La psicología en la magia es fundamental”, afirma con seguridad el campeón formado en la Escuela de Magia de Fumanchú, que ejecuta sin miramientos la técnica de la misdirection (llamar la atención sobre un punto para hacer el truco en otro lado).

Magnetismo, hipnotismo, espiritismo

Atravesar el otro lado del espejo parece un poco más fácil estos días. Un pelotón de magos, de toda índole y condición, ha invadido Madrid, convertida por momentos en ciudad-epicentro del ilusionismo.

La capital alberga el XXXI Congreso Nacional de Magia, y la Biblioteca Nacional ha querido sumarse a este aluvión con una muestra inédita en la que ha desempolvado parte de sus ricos fondos documentales relacionados con la prestidigitación, (manuscritos, cartelería, manuales de juegos, hipnosis, y hasta libros que desenmascaran trucos).

La psicología en la magia es fundamental

Rafael Amieva es el comisario de la exposición y la otra mitad responsable de este tándem mágico. Amieva, mago infantil en ejercicio, es uno de los mayores coleccionistas de literatura mágica de nuestro país, y la mitad de las 150 piezas que forman la muestra pertenecen a su colección.

Materiales curiosísimos recopilados en Ferias Internacionales y en librerías de viejo que nos sumergen en un universo apasionante documentado en abundancia.

Un paseo por la historia de la magia

“En el Siglo XVII había muchas leyes que prohibían los juegos de cartas, porque las cartas las fabricaba el Estado y sino no podían hacer negocio”, cuenta el comisario señalando un curioso manual de ganado que también advertía sobre los peligros del juego.

Toda novedad siempre es un acicate para los artistas de la ilusión. Desde el principio de los tiempos los magos han incorporado los avances científicos para enriquecer sus espectáculos.

Tintas invisibles y enrevesados ingenios mecánicos impulsados por la llegada de la electricidad, llenaban las actuaciones en los escenarios europeos de principios del siglo XIX.

Engañar al ojo nos encanta

El ilusionismo también bebe directamente de la hipnosis. “Por el cambio de ritmo en las pulsaciones de una persona puedes incluso adivinar cuál es la carta elegida”, desvela el mago Amieva deslizando la sutilidad de algunos de los trucos.

Capítulo aparte en la historia de la magia española es el manual “Engaños a ojos vistas, y diversión de trabajos mundanos” (1733) de Pablo Minguet, polifacético hombre de negocios que escribió libros de danza, óptica o geografía.

Su creación está considerada como la primera obra de juegos de manos en castellano. En realidad, es una recopilación de textos anteriores publicados en Francia; su éxito fue arrollador, se convirtió en un verdadero best seller de la época y se realizaron cinco ediciones.

El manuscrito fue alabado por el mismísimo Lope de Vega que lo definió como “libro entre los libros”. Tanta era la atracción que generaba que impulsó una incipiente piratería, y el propio Minguet tuvo que retirar del mercado hasta 500 ejemplares falsos; algunas de estas primeras ediciones- valoradas en más de 20.000 euros- han sido rescatadas por la Biblioteca Nacional.

España, cuna de magos

La mayor parte de las veces “el gusanillo” atrapa al mago desde niño, cuando accede a una caja de juegos de iniciación; a partir de ahí se abre todo un mundo por descubrir, no exento de cierta fascinación por el engaño.

“Engañar al ojo nos encanta”- asegura el mago Amieva- que se muestra totalmente contrario a que se revelen los trucos de los que “comen muchos profesionales” porque “la magia es pura y simplemente ilusión”.

El escapismo de Houdini marcó un antes y un después

A los que empiezan les regala un consejo: “Cuanto más lean mejores magos serán”, en una profesión en la que el aprendizaje continúo marca todos los pasos futuros.

En España la tradición mágica goza de buena salud a través del tiempo. Los naipes españoles son invento patrio, y nuestro país ha dado verdaderos maestros en “cartomagia”, “micromagia” o "magia de cerca", muy en boga en la actualidad, capitaneada por el popularísimo Juan Tamariz. Al otro lado del Atlántico, las tendencias se inclinan más por “grandes espectáculos de desapariciones”.

En lo que todos los ilusionistas coinciden es en señalar un claro referente:”El escapismo de Houdini marcó un antes y un después en el mundo de la magia”.