La plaza de Chueca se puede quedar en silencio el Día del Orgullo Gay
- Una ordenanza de 2011 impide los conciertos en las cercanías de residencias
- Los organizadores del Orgullo piensan que peligra el "símbolo" fuera de Chueca
- Algunos vecinos no son partidarios de que la fiesta se de en el barrio
El pasado 25 de febrero se aprobó una ordenanza municipal contra ruidos que posiblemente escriba el final del protagonismo de la plaza de Chueca como epicentro del Día del Orgullo Gay en Madrid (MADO), que este año se celebrará entre los días 29 de junio y 3 de julio.
El Ayuntamiento, de momento, ha desautorizado los conciertos en la plaza y eso ha motivado la protesta de miembros de los colectivos de defensa de los derechos de los homosexuales y de vecinos que apoyan el valor simbólico de Chueca en el Día del Orgullo.
Un malestar que el pasado lunes por la noche acabó con una cacerolada frente a la casa del alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, que fue perseguido e insultado mientras paseaba a su perro por un centenar de personas hasta que fue 'rescatado por un coche'
La nueva Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica y Térmica establece que no se podrán desarrollar espectáculos públicos con música "en un radio de 150 metros" de residencias de mayores, centros sanitarios de hospitalización y urgencias o centros docentes.
En ese radio, desde la plaza de Chueca, se encuentra¡ una residencia de ancianos, en la calle Gravina, y en otro de los puntos de concierto, en la plaza de Vázquez de Mella, hay otra, que motivan una resolución en la que se desautoriza el calendario de conciertos previstos por el comité organizador del MADO, según fuentes de la Concejalía de Medio Ambiente.
De nada ha servido, de momento, que la directora de la residencia de Gravina haya apoyado las fiestas por carta, según asegura el coordinador general del MADO, Juan Carlos Alonso.
La Asociación de Vecinos de Chueca también está en contra de que se excedan los límites acústicos en la plaza. El presidente de la asociación Esteban Benito insiste a RTVE.es en que " no es una oposición a las fiestas, sino al ruido y el botelleo".
Ya presentaron una denuncia el año pasado porque según sus mediciones" se alcanzaron los 110 y 115 decibilios durante al menos cinco horas", cuando el límite está fijado en un máximo de 90.
También manifiestan su preopucupación por las dificultades de una evacuación de emergencia, en un lugar en el que "en tan poco espacio se reúne tanta gente", dice Benito, asegura, citando al Servicio de Asistencia Municipal de Urgencia y Rescate (SAMUR).
"Chueca, símbolo irrenunciable"
Los organizadores del MADO - los colectivos FELGTB, Cogam y Aegal- aseguran que "nunca" renunciarán a la plaza de Chueca, porque es "el símbolo de una reivindicación social, en la que tanta gente ha luchado tanto".
El coordinador del MADO y secretario general de Aegal, Juan Carlos Alonso, critica también que "nadie se plantea que los encierros de San Fermin se saquen a las afueras de Pamplona o que las fallas se quemen en un polígono" y cuestiona "por qué se va contra el Orgullo Gay, cuando son, entre otras cosas, las fiestas del barrio de Chueca".
Desde FELGTB y Aegal se lamenta la discriminación con respecto a otras fiestas tradicionales como las del barrio de Moratalaz, cuyo escenario, aseguran, se encuentra "a 87 metros de un centro de salud con servicio de urgencias". Antonio Poveda, presidente de la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bixesuales (FELGTB), apunta que "no solo están autorizadas sino también subvencionadas con 90.000 euros, lo cual nos parece perfecto".
Esperan que sus argumentos sean escuchados por el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, que les recibe este lunes. El coordinador de MADO acude a la reunión "con esperanza, porque el alcalde ha sido ya comprensivo otras veces".
Negocio, para bien o para mal
Pero no es el argumento de la fiesta popular el que más puede pesar. Como señala Juan Carlos Alonso, el MADO es una auténtica inyección económica para la ciudad, en la que se espera ingresar "110 millones" de euros. Y esos ingresos, dice, tienen que ver con el mantenimiento de los patrocinadores, que no coloborarán si la fiesta no es en un lugar simbólico como Chueca.
Para Alonso es también muy importante para la imagen de la ciudad una fiesta como la del Día del Orgullo Gay, que ha sido destacada en los dos últimos años "como la mejor del mundo" y cuyo concierto central de la pasada edición, el de Kilye Minogue en Plaza de España, "fue portada en todos los medios de comunicación".
Antonio Poveda también incide en la repercusión económica del evento y en la proyección de la ciudad que, con este evento, "puede destacar el valor de la capital del reconocimiento de los derechos civiles".
Sin embargo, para la Asociación de Vecinos, aunque "no cabe duda de la repercusión económica" de la fiesta, más de un centenar de establecimientos les han hecho llegar la denuncia de la imposibilidad de trabajar en los días de la fiesta. Esteban Benito valora que el empeño en hacer de Chueca el corazón del Orgullo es "sobre todo, económico, porque la mayoría de los negocios están en el barrio".
En la reunión del lunes, los colectivos organizadores del MADO rechazarán la oferta que este martes hizo el alcalde de hacer el pregón el miércoles 27 de junio en Chueca y los conciertos en la plazas de Callao, España o Luna.
Quieren Chueca y que se reconozca el esfuerzo de adaptación que han venido haciendo desde que, a finales de los 80, la plaza empezáse a generar el símbolo que es hoy. "Orgullo sostenible" es la iniciativa que presentaron el año pasado para reducir "hasta un 70%", según Juan Carlos Alonso, el impacto que sobre el barrio pueden tener los días de fiesta.
Años de encuentros y desencuentros
Fue en el año 77 cuando los colectivos de gays y lesbianas empezaron en España a tomar la calle en torno al 28 de junio para reivindicar sus derechos. Al principio, eran más los que observaban que los que participaban, pero desde finales de los 90 el Día del Orgullo tiene un apoyo masivo, en el que se reúnen cientos de miles de personas.
Antes la plaza de Chueca se había en el centro del movimiento en España y un icono reconocible internacionalmente, al que llamaron el "village" español, y que había experimentado una revitalización evidente. Pero los desencuentros con el ayuntamiento y algunos vecinos han ido salpicando esa historia de vecindad.
En 1998, Mili Hernández, dueña de una librería en el barrio y activista militante en la equiparación de derechos ya denunció que el consitorio les impidiese contar con algunas calles para las fiestas, que si estaban a disposición de otros festejos, como el del día de San Antón. Concretamente, en ese momento, la calle en cuestión era Pelayo, una vía en la que el año pasado se celebró la Carrera de Tacones.
Aunque el mayor desecuentro se produjo en 2009, cuando por sorpresa el Ayuntamiento anunció que los organizadores tendrían que buscarse otro sitio para la fiesta. 24 horas después llegó la rectificación con el argumento de que había sido un "malentendido". En ese corto espacio de tiempo, la Asociación de gays, lesbianas y transexuales de Madrid (Cogam) alzó la voz para decir que de eso nada.
Ya en ese día, Miguel Ángel González, presidente de Cogam, dijo: "Podemos suavizar la música, incluso estudiar la ubicación de los escenarios de Vázquez de Mella, pero no vamos a salir de Chueca". La noticia había partido de la Concejalía que dirige y dirigía Ana Botella, Medio Ambiente, y la rectificación llegó de manos del que era alcalde y en este momento ha vuelto a ser reelegido, Alberto Ruiz Gallardón.
La historia parece que se repite aunque esta vez por el camino existe una nueva ordenanza municipal sobre ruidos y un ambiente de crispación, del que los organizadores se han desmarcado y rechazado, pero que se tradujo en el acoso al alcalde en su domicilio, días después de que se conociese la desautorización municipal.