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Verano de paisajes noruegos y suizos en la National Gallery de Londres

  • La muestra está abierta del 22 de junio al 18 de septiembre
  • El paisaje es el género de moda en los grandes museos europeos

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'Estocolmo a la luz de la luna', de Peder Balke, uno de las obras de la muestra de la National Gallery.
'Estocolmo a la luz de la luna', de Peder Balke, uno de las obras de la muestra de la National Gallery.

Bosques frondosos, prados verdes, picos nevados, cascadas... La National Gallery se ha propuesto alegrar el verano a sus visitantes con refrescantes imágenes paisajísticas, el género de moda esta temporada entre los grandes museos -el Museo del Prado acoge paralelamente, del 5 de julio al 25 de septiembre, la exposición de paisajes romanos que ya ha mostrado el Grand Palais de París-. En Londres serán paisajes noruegos y suizos del siglo XIX de la colección de Asbjørn Lunde, la colección privada más importante de esta temática.

Del 22 de junio al 18 de septiembre, la exposición "Forest, Rocks, Torrents" (Bosques, rocas, torrentes) mostrará por primera vez en Reino Unido 51 pinturas que se han exhibido en público en escasas ocasiones y que mostrarán las mejores obras de los pintores más representativos del paisaje noruego y suizo, como Johan Christian Dahl, Thomas Fearnley, Peder Balke, Caspar Wolf y Alexander Calame, entre otros. Las obras se encuadran entre los bocetos de paisajes al óleo a pequeña escala y pinturas acabadas, algunas de gran formato.

La muestra pretende las similitudes de las tradiciones paisajísticas noruega y sueca y cómo llegaron prácticamente de forma simultánea a la comprensión colectiva de que la pintura de paisajes era una herramienta que les permitía pensar sobre sí mismos y sus respectivas posiciones en el mundo, pese a las diferencias que imponen al arte el clima, el carácter nacional y los regímenes políticos, tan distantes entre los dos países.

Así, mientras que Noruega estaba anclada en la pobreza, dependía de la exportación de sus recursos naturales, no tenía instituciones culturales desarrolladas y estaba sometida políticamente a sus vecinos escandinavos, Suiza era un país muy próspero, cosmopolita, en vías de una rápida industralización y desde hacía siglos independiente políticamente -la Antigua Confederación Suiza se constituyó a finales del siglo XIII y en el XV consiguió la independencia de facto del Sacro Imperio Romano Germánico, oficializada en 1648-.

Además, la exposición pretende abrir la mente del público británico, gran conocedor de la tradición paisajista de sus compatriotas John Constable y Joseph William Turner, al introducir a los maestros del género del mismo periodo pero procedentes de otros países.

La tradición nórdica

En el apartado de tradición paisajista noruega, el principal nombre propio es el de Johan Christian Dahl (1788-1857), considerado el padre del género en Noruega y maestro de muchos paisajistas posteriores. Amante de Noruega con apasionamiento patriótico, se dedicó a pintar su país desde los inicios de su carrera de forma romántica pero naturalista.

En 1818 se instala en Dresde (Alemania) y se haría famoso en Noruega como el apreciado maestro en el exilio, con lo que el paso por la ciudad alemana se hizo obligado para todos los artistas noruegos que viajaban a Italia para formarse. Allí impartiría clases a Fearnley y Balke.

De hecho, Thomas Fearnley (1802-1842) se convertiría en su alumno más aventajado, hasta el punto de ser considerado junto a su maestro como el padre de la pintura moderna en Noruega. Además, su estancia en Suiza en 1835 tras volver de Italia hizo que en su obra convergieran las escuelas paisajistas noruega y sueca. La Nationall Gallery expone tres obras maestras de ese periodo: Cerca de Meiringen, del 10 de junio de 1835; La montaña Wetterhorn, del 18 de julio; y El valle de Lauterbrunnen, del 26 de agosto.

En 1837 viajó a Inglaterra, de donde procedía su abuelo, para inmortalizar el bello e inspirador Distrito de los Lagos, de donde surgieron estudios de la naturaleza que aún sorprenden por su originalidad, como Pescador en Derwentwater, del 2 de agosto de 1837.

Por su parte, la obra de Peder Balke (1804-1887) fue una de las más innovadoras del siglo XIX y la vendió en vida a las familias reales sueca y francesa, aunque es ahora cuando se le empieza a reconocer como maestro del paisaje noruego. Especialista en paisajes marinos tormentosos, la exposición recoge su Vista de Estocolmo a la luz de la luna, que retrata las siluetas de las torres de la ciudad sobre un fondo nocturno de tormenta y que es una clara influencia de las vistas de Dresde que pintó su maestro Dahl. Paisaje marítimo es ejemplo de las pequeñas improvisaciones en blanco y negro pintadas sobre tablilla cubierta por un fondo liso blanco de las escenas de tormentas marítimas y naufragios en costas rocosas que gustaba captar.

El paisaje suizo

Paralelamente, los artistas suizos, desde principios del siglo XVIII, analizaron lo que significaba ser suizo y lo plasmaron en forma de paisaje. El primero de ellos, Caspar Wolf (1735-1783), conocido por sus dramáticas pinturas de los Alpes e interesado en plasmar rocas, cuevas y formas de agua, ya fueran glaciares o cascadas heladas, como Cascada de Geltenbach en el valle de Lauenen con puente de hielo.

Pero el gran maestro del paisaje suizo es Alexandre Calame (1810-1864), que bebe mucho de la escuela paisajística holandesa del XVII representada por Jacob van Ruisdael y sus pinturas de montañas, bosques frondosos de abetos y torrentes embravecidos. Una de las principales fuentes de inspiración de Calame fue el lago Lucerna, con cuadros como Acantilados de Seelisberg y Lago Lucerna, en los que se muestra la grandeza de la naturaleza sin que haya sufrido aún la huella del hombre.

No obstante, el motivo más reiterado en sus obras son los torrentes, de los que podrá verse en la National Gallery Torrente montañoso antes de la tormenta, el cuadro de más formato de la exposición (98x138 centímetros), que retrata el río Aar, el más largo de Suiza, y que compró el príncipe Yusúpov de Rusia.

Precisamente si este último cuadro de Calame se compara con Cascadas inferiores de Labrofoss, de Dahl, saltan a la vista las semejanzas entre los paisajes suizos y noruegos que la exposición "Forrest, Rocks, Torrents" quiere poner de manifiesto: cumbres nevadas, valles glaciares y bosques frondosos son comunes a ambos. Y es que, antes y después de 1800, ambos países generaron tradiciones pictóricas que trataban el paisaje de un modo pastoral y sublime.

La colección Lunde, estadounidense hijo de emigrantes noruegos, es el mejor modo de comparar ambas tradiciones y la National Gallery el sitio para hacerlo durante este verano.