'Mola tener 5 años', un viaje ilustrado y gamberro al mundo de los peques
- Es una obra que refleja el carácter desinhibido de los más pequeños
- Sus autores son Iván Solbes y José María Mayorga
Dirigido a un público infantil, pero apreciable por cualquier adulto con un mínimo de sensibilidad, Mola tener 5 años (Ilarión ediciones) es el primer libro del ilustrador Iván Solbes y el guionista José María Mayorga, responsables de una obra que refleja el carácter desinhibido de los más pequeños.
"Hice el libro en mis ratos libres, y para mí era como la hora del recreo, un espacio en el que me lo pasaba muy bien. Quería un estilo fresco, inmediato, ingenuo, que lograra un gran impacto visual a través de la máxima sencillez posible", explica Solbes (Madrid, 1974).
Los orígenes del proyecto se remontan a 2008, cuando el dibujante recibió un encargo que no pintaba muy atractivo. "Era un regalo para los empleados de una compañía que acababa de cumplir cinco años, pero el resultado me pareció tan bueno que pedí permiso para publicarlo con una editorial", recuerda.
Un repaso gamberro a la vida de los pequeños
Tras un año y medio de búsqueda, el libro encontró acomodo en Ilarión Ediciones. "Había recibido otras ofertas, pero me exigían que eliminara los tacos. Aquí me permitieron que lo publicara tal cual. Se agradece mucho encontrar personas que respetan tu trabajo", afirma Solbes.
Tierno y minimalista, el libro es un repaso gamberro a la vida de los infantes. "Mucha literatura infantil trata a los niños como bobos. A un niño le gusta decir 'caca', 'teta' o 'pis', y no la cursilería que se lee en la gran mayoría de los libros actuales", señala el ilustrador.
"Los niños tienen más cerebro del que solemos pensar, además de una imaginación desbordante. Por eso la nuestra es una literatura infantil muy sincera, irónica, que va a lo que va: lo que le gusta a un niño pequeño. Pero siempre sin caer en lo chabacano", asevera.
Envidian la imaginación de los peques
Las palabras funcionan como hilo conductor, pero la atención del lector se centra en los dibujos de Solbes, infantiles solo en apariencia. "Tienen esa doble cara: les pueden gustar a los niños porque despiertan su imaginación, y también a los mayores que disfruten con el diseño o unas ilustraciones bonitas", advierte.
"El libro tiene un formato cuadrado porque me permitía hacer imágenes infantiles. Muchas páginas están divididas con una 'X', y un triángulo puede ser un tigre, una serpiente o un tiburón. Además, a cualquier cosa que le pongas manos se convierte en una persona", detalla el autor, que envidia la imaginación de los 'peques'.
"Ven lo que nosotros no somos capaces de ver. A nivel visual, tienen una magia que la gente mayor ha perdido. A un niño le das una botella y él la convierte en un cohete espacial, y se puede pasar horas jugando con eso. Con los dibujos del libro ocurre algo parecido".
Seguidor de ilustradores como Enrique Flores, Raúl Fernández o Agustín Sciammarella, Solbes aprendió a dibujar con los cómics de Astérix y Tintín. "Fueron mis grandes referentes cuando era pequeño, y en la adolescencia me enganché a Robert Crumb, Gilbert Shelton, Moebius o Gérard Lauzier", enumera.
Entre sus nuevos proyectos, el autor se muestra entusiasmado con la iniciativa Dibujo a Domicilio. "Somos cinco amigos que vamos a casas de personas, por lo general desconocidas, y los dibujamos haciendo su vida cotidiana. Lo hacemos los martes y ya tenemos el cupo completo hasta final de año", anuncia.