Un año después de la tragedia ferroviaria de Castelldefels, las familias esperan nueva investigación
- Las víctimas atravesaron las vías, tras las fiestas de San Juan
- Las familias creen que se debe demostrar la falta de seguridad
- Un juez archivó la causa con la sentencia de "imprudencia"
Un años después del atropello ferroviario en Barcelona en el que murieron doce personas, las familias de las víctimas espera que la nueva juez reactive la investigación y aclare si hubo fallos de seguridad.
Un inédito dispositivo de vigilancia custodiará este jueves la estación de Castelldefels- Platja (Barcelona), cuando se cumple el aniversario del atropello, para que no vuelva a ocurrir.
El cónsul de Ecuador, Freddy Arellano, y representantes de la comunidad latinoamericana recordarán el próximo viernes día 24 a las víctimas del accidente en los andenes donde ocurrió la tragedia, la noche del 23 de junio del pasado año.
En el año transcurrido desde el atropello, nunca ha faltado en el apeadero de Castelldefels algún ramo de flores en recuerdo de la trágica verbena de San Juan de 2010, cuando siete jóvenes ecuatorianos, dos colombianos, dos bolivianos y un rumano murieron arrollados por un tren cuando cruzaban la vía, sin utilizar los pasos subterráneos reglamentarios, para acudir a una fiesta en la playa.
Se reabre la investigación
Los familiares de los fallecidos, que ejercen la acusación particular en la investigación judicial abierta, esperan que la nueva titular del juzgado de instrucción número 1 de Gavà (Barcelona) dé un nuevo impulso a las pesquisas para determinar si, más allá de la imprudencia de las víctimas, en el apeadero de Castelldefels había un "riesgo evidente" de atropello.
De demostrarse deficiencias en la seguridad de la estación, las familias de los fallecidos y heridos en el atropello mortal podrían exigir las correspondientes indemnizaciones a las empresas responsables de las instalaciones ferroviarias.
"A un año vista, hemos de empezar a discutir de otra manera", ha explicado a Efe el letrado de la acusación particular, Andreu Van Den Eynde, que considera que el accidente no sólo era previsible, por la falta de personal y la confusión en los elementos de evacuación de la estación, sino además fácilmente evitable, con un simple vigilante que disuadiera a los pasajeros de cruzar las vías.
El anterior titular del juzgado encargado del caso archivó al cabo de un mes la causa por considerar que el accidente se debió a una actitud "imprudente y temeraria de las víctimas", pero en enero pasado la Audiencia de Barcelona lo reabrió para dar oportunidad a todas las partes a solicitar las diligencias que crean oportunas.
La nueva juez tiene ahora sobre la mesa dos informes periciales, uno del Ministerio de Fomento y otro de Renfe, recibido hace unos días, que coinciden en culpar del accidente a la invasión de las vías por parte de las víctimas, aunque el primero recomienda también la instalación de muros entre las vías a efectos disuasorios.
El próximo mes está prevista la declaración de 12 testigos del accidente a propuesta de la acusación particular, entre ellos el maquinista del tren que arrolló a los pasajeros cuya imputación fue solicitada por las familias de los fallecidos, así como dos policías locales, un vecino y dos pasajeros.
Dispositivo para evitar accidentes
Para evitar que pueda repetirse otro dramático accidente en la noche de San Juan, en que son habituales las fiestas espontáneas en la playa además de las verbenas organizadas oficialmente, se ha preparado un amplio dispositivo de seguridad integrado por cerca de 40 efectivos, entre Mossos, Policía Local y vigilantes de Renfe.
Los efectivos policiales movilizados son similares a los que estaban previstos el año pasado en Castelldefels, con la diferencia de que este jueves por la noche se encargarán también de conducir a los pasajeros que lleguen en los trenes hacia el paso subterráneo que conduce a la salida hacia la playa.
El dispositivo especial tratará de impedir que los pasajeros que lleguen en el tren crucen las vías para evitar colas y llegar antes a la playa, como sucedió la noche de San Juan de 2010, sin que en la estación hubiera vigilantes que impidieran esa conducta imprudente, según la versión que mantienen las víctimas.