¿Por qué duele tanto cuando nos damos un golpe en el codo?

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Un golpe seco en el codo es uno de los más dolorosos

PREGUNTA: ¿Por qué nos duelen tanto los golpes en los codos? JOSÉ RAMÓN.

Está en casa. Llega tarde. Tiene prisa y sus movimientos son rápidos y bruscos. Está en el recibidor, coge las llaves de la encimera y cuando está a punto de salir por la puerta se da cuenta de que ha olvidado el teléfono móvil. Se gira con decisión, pero mide mal las distancias y se golpea en el codo. Es un impacto seco y contundente.

Entonces, un calambre intenso, como un latigazo, le recorre el antebrazo y llega hasta la mano. A continuación le sobreviene un dolor intenso en el codo y un hormigueo en la mano. Los golpes accidentales en el codo son sin duda de los más fastidiosos.

Este efecto tan exagerado de un golpe relativamente débil se debe al "aplastamiento anormal del nervio cubital o ulnar que está situado precisamente en la articulación del codo", explica a RTVE.es Javier Cudeiro, catedrático en fisiología de la Universidad de A Coruña.

Un intenso calambre

El nervio nace en la parte cervical del cuello, recorre el brazo, pasa por el codo y el antebrazo y llega a la mano, en concreto al dedo meñique.

Cuando pasa por el codo discurre por un canal compuesto de músculo, ligamento y hueso, ubicado entre los huesos húmero y cúbito.

“Se encuentra entre una 'bolita' de hueso que sobresale y la parte más puntiaguda de la articulación“

"Es fácil localizar el canal palpando con los dedos la cara interna del codo", comenta. Se encuentra entre una 'bolita' de hueso que sobresale y la parte más puntiaguda de la articulación.

La función de este nervio es mover los músculos flexores de la mano, los que nos permiten abrir y cerrar el puño y mover los dedos hacia arriba y hacia abajo. También tiene una función sensorial. Gracias a él sentimos, por ejemplo, cosquillas en la palma de la mano o el interior del brazo.

"El nervio está situado en una posición muy superficial, tan solo lo cubre un poco de tejido conjuntivo y la piel", asegura Cudeiro. Al estar tan expuesto, un golpe seco en ese lugar concreto de nuestra anatomía tiene las consecuencias exageradas descritas.