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Bruselas propone un aumento del 5% en el presupuesto de la UE para el período 2014-2020

  • También propone la introducción de una tasa sobre transacciones financieras
  • Reino Unido, Francia y Alemania piden la congelación del presupuesto
  • Las negociaciones del presupuesto de la UE seguirán hasta finales de 2012

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El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso (al centro) posa con sus colegas comisarios de la Unión Europea durante la reunión del presupuesto de la UE en la sede del organismo en Bruselas
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso (al centro) posa con sus colegas comisarios de la Unión Europea durante la reunión del presupuesto de la UE en la sede del organismo en Bruselas.

La Comisión Europea (CE) ha decidido proponer un aumento del 5% en el presupuesto de la UE para el período 2014-2020, mientras que Gran Bretaña, Francia y Alemania piden una congelación.

Los tres mayores contribuyenteal presupuesto de la Unión Europea, Alemania, Francia y Gran Bretaña han llamado a un efecto de congelación para el período 2014-20, con el argumento del contexto de austeridad generalizada en Europa.

Además, Bruselas sugiere la introducción de una tasa sobre las transacciones financieras para alimentar el presupuesto europeo a partir de 2013 y reducir así la dependencia de las aportaciones que hacen los estados miembros de la UE, según confirmaron fuentes comunitarias.

Reducir la dependencia de las aportaciones de los países

La Comisión Europea realizará esta propuesta con motivo de la publicación, esta noche, de su borrador de perspectivas plurianuales, el documento que servirá de base para iniciar las negociaciones entre los países de la UE y las instituciones europeas con el objetivo de fijar las prioridades y el techo del gasto europeo hasta 2020.

Desde el estallido de la crisis financiera, la idea de imponer una tasa sobre las transacciones financieras para reducir la especulación y fomentar un reparto más justo de las cargas de la crisis, ha estado sobre la mesa en distintos foros internacionales como el G-20, pero no ha logrado reunir apoyo suficiente.

Se espera que el impuesto sobre las transacciones financieras suponga unas ganancias de alrededor de 50 millones de euros al año, reponer el presupuesto de la  Unión como un nuevo recurso propio, de acuerdo con una fuente  diplomática.

A cambio, las contribuciones de los Estados, que representan  el 76% del presupuesto total, se verían reducidas.

Temor a la huida de capitales

Ante esa falta de consenso internacional, varios países europeos han advertido de que un avance unilateral de la UE en este sentido podría fomentar una huida de capitales, lo que no impidió que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, adelantara recientemente su intención de presentar una propuesta en este sentido.

Bruselas quiere destinar lo recaudado a las arcas del presupuesto europeo, para reducir la dependencia de las aportaciones de los estados miembros, que actualmente se elevan al 75% del total, lo que convierte en una dura batalla la aprobación de las cuentas europeas, especialmente en tiempos de consolidación fiscal y recortes en todos los países.

Cualquier decisión en materia fiscal requiere la unanimidad de los Veintisiete, lo que hará complicada su aprobación en el Consejo -órgano donde están representados los estados miembros-, ante la oposición de países como el Reino Unido a cualquier tipo de impuesto que sea considerado europeo.

Los gobiernos y el Parlamento Europeo tendrán la última palabra

La Comisión adoptó sus propuestas el miércoles como parte del futuro de varios años el presupuesto de la UE. En la actualidad, se presentará a los gobiernos y el Parlamento Europeo tendrá la última palabra. Las negociaciones, que se espera que dure hasta finales de 2012, por delante muy duro.

En sus propuestas, Bruselas propone estabilizar los fondos destinados a la agricultura, alrededor de 371.000 millones en ayuda directa a los agricultores y apoyo a la industria.

Francia, que es el principal beneficiario de la Política Agrícola Común (PAC), exige una continuidad sin cambios del presupuesto agrícola.