La pasión por el dibujo del escultor Henry Moore
- Valladolid expone parte de sus grabados y aguafuertes
- Moore es uno de lo escultores más relevantes de la segunda mitad del Siglo XX
Cuentan que durante la Segunda Guerra Mundial, Henry Moore (1898-1986), se vio sorprendido por un bombardeo y se resguardó en el metro de Londres; el artista quedó seriamente impactado por la visión de los refugiados, miles de mujeres, hombres y niños tapados con mantas, que en vano intentaban huir impotentes del horror de las bombas.
La imagen fuertemente grabada en su retina inspiró una de sus series de dibujos más importantes: Los Shelter Drawings o Dibujos del Refugio. “La guerra resaltó y fomentó el lado humanista de mi obra”, aseguró Moore, consciente de las secuelas del encontronazo bélico en su memoria, marcada ya para siempre con la fijación por la figura humana, que ya nunca le abandonaría.
Referente artístico mundial
El británico ha pasado a la historia como uno de los escultores más relevantes de la segunda mitad del siglo XX, y llegó a ser definido como “la voz oficial de la escultura inglesa y la cara aceptable de la modernidad”.
Fue precursor de la escultura pública monumental, y sus grandes obras en mármol y bronce que nadan en el universo de lo abstracto, le hicieron multimillonario.
Su viaje desde un primigenio esquematismo a la abstracción, hasta desembocar en su más conocida vertiente surrealista, le reportaron fama mundial.
“Su primera obra gráfica recuerda a los grabados de Goya, Rembrandt o Durero“
La búsqueda de un nuevo lenguaje le impulsó a introducir innovaciones decisivas: son célebres sus esculturas con espacios vacíos y ondulaciones, inspiradas según algunos críticos, en los paisajes de la campiña inglesa; creaciones en las que explora de lleno las formas cóncavas y convexas.
Moore siempre consideró el dibujo como la piedra angular de su trabajo escultórico. Una pasión por la pintura y el grabado, heredera de sus frecuentes visitas en su juventud al British Museum; esenciales en su formación futura, y en las que quedó fascinado por la tradición escultórica griega y por las líneas sinuosas del arte precolombino (maya o azteca).
Humanismo abstracto
La mayor parte de sus obras muestran el cuerpo femenino, una de sus obsesiones; destaca su serie de obras Madre e Hijo que realizó influido por el nacimiento de su única hija, Mary- después de varios abortos de su mujer- y por la muerte de su madre, que falleció pocos años antes.
Hoy en día, sus obras más conocidas son esas grandes figuras de mujeres recostadas, y sus escenas familiares, agradables y tranquilizadoras que pueblan parques y plazas de todo el mundo.
Parte de su obra gráfica llega por primera vez a Valladolid- la última gran exposición escultórica de Moore en nuestro país fue en Barcelona, en 2006- en la muestra de la Fundación Municipal de la Cultura (hasta el 28 de agosto).
En total, son medio centenar de dibujos- procedentes de la Fundación Henry Moore- que repasan su trayectoria vital y artística: son litografías, aguafuertes y aguatintas fechadas entre 1951 y 1983.
La mayor parte reflejan tiernas escenas de maternidad, en la intimidad de la vida cotidiana; además, Moore también representó sus manos, símbolo de su trabajo.
Su talento natural era inagotable: “Su primera obra gráfica recuerda a los grabados clásicos de pintores como Goya, Rembrandt o Durero”, ha concluido José Fermín Serrano, el comisario de la muestra, sobre la genialidad del británico.